La edificación en altura despierta pasiones, opiniones encontradas y visiones muchas veces opuestas. Para Yves Besançon, Socio de Alemparte, Barreda & Asociados, es curioso lo que sucede con las construcciones altas. "En el mundo hay ciudades como Chicago, con los edificios más lindos del orbe y en términos urbanísticos muy bien resueltos, al igual que en Nueva York, y allí existe verdadera admiración por los autores de cada uno de los edificios, tanto, que los tours arquitectónicos que ofrecen forman parte de sus principales atractivos", indica.

Pero al contrario, en otros lugares la edificación a gran altura es considerada una invasión inadmisible, como por ejemplo en París, donde es impensable la construcción de edificios altos en plena ciudad. "De hecho, cuando se levantó la torre Montparnasse, de 196 m, generó una gran polémica. Y lo mismo ocurrió antes con la torre Eiffel, de 330 m de altura, para la exposición mundial del año 1889. Fue tal la conmoción, que las autoridades parisinas se comprometieron a demolerla una vez terminada la exposición. Sin embargo, podemos comprobar que las cosas que en un principio son rechazadas se transforman luego en emblemas de un lugar, porque, en el fondo, los íconos de los seres humanos siempre han tenido que ver con la altura", explica.

A concentrar los edificios en altura

Definitivamente, como señala Yves Besançon, las ciudades no pueden expandir su radio de manera infinita. A su juicio, es necesario definir un límite urbanizable, que establezca claramente las zonas urbanas de las rurales, porque de no ser así y de expandirse demasiado, se encarece el costo de la vida dentro de la ciudad, disminuyendo notablemente su calidad, con un alto impacto ambiental y vial. "La concentración por densificación en algunas áreas de la ciudad, en la que se hagan edificios en altura bien planificados en términos urbanísticos, constituye una solución bastante amable con el resto de los sectores, que no deberían ser intervenidos", afirma.

Los edificios altos son la especialidad de Alemparte, Barreda & Asociados. Son los autores de obras como la torre Santa María, que fue el rascacielos más alto durante mucho tiempo en nuestro país; el edificio Plaza del Mar, En Viña del Mar (también el más alto de esa ciudad, por varios años) y en cualquier momento retomarán la construcción de la torre Costanera Center, que será la más alta de Sudamérica y que se encuentra detenida temporalmente producto de la crisis. Pero no por eso son partidarios que toda la ciudad deba tener edificación en altura, al contrario.

A juicio de Yves Besançon, hay sectores de la ciudad en que sí se justifica la edificación de altura, especialmente en áreas que se han transformado en centros financieros, económicos o corporativos, como el sector aledaño a la Costanera Norte, llamado por muchos ‘Sanhattan’, que ya son parte de nuestra identidad o de parte de ella. "Querámoslo o no, aparecen en muchas de las postales de Santiago; ¿por qué en todas las fotos salen estos edificios, en todas las postales, en las imágenes de Pro Chile, por ejemplo?, porque muchos chilenos quieren mostrar que somos un país moderno, un país de vanguardia y capaz de construir edificios -no como los de Chicago probablemente- pero sí de un alto nivel de diseño y de punta en nuevas tecnologías", dice.

Altura media en la zona residencial

El desafío de la edificación en altura es que ésta tiene que ir acompañada de una buena planificación en cuanto al impacto vial que produce, porque cada departamento tiene dos autos o más y eso provoca cambios en la circulación vial de las zonas contiguas a las edificaciones.

A juicio del arquitecto, en el Gran Santiago se permite edificación en altura en lugares que no corresponden, como en barrios tradicionales. "Bien podrían levantarse edificios, pero de baja altura, de manera de no aplastar el paisaje de cada lugar.y dependiendo de la escala urbana, tomando en cuenta el ancho de las calles y la altura de los árboles. Creo que como ciudad, en las zonas residenciales deberíamos apostar a una altura promedio, en vez de tener zonas con edificios de tanta altura", aclara. Asimismo, destaca la necesidad de revisar la negativa de algunos sectores que descartan de plano la construcción de mediana altura, sin considerar que de no haber normas para que los barrios se renueven, simplemente los barrios se mueren. Necesariamente, indica el experto, se debe aprender a cuidar y respetar nuestros barrios, sin perjuicio que tenga que haber normativa para que haya renovación, porque sólo el crecimiento vegetativo de la población exige de mayores cantidades de viviendas.

Un ejemplo de eso es el barrio de Pedro de Valdivia Norte, que producto del crecimiento de la ciudad quedó rodeado de autopistas y vías de acceso espectaculares. Para Yves Besançon, en estas condiciones, tarde o temprano se hará necesario cambiar la ordenanza para construir edificios de oficina y vivienda, transformando este sector en un nuevo centro. "Ahora, claramente no con edificación en altura. Lo que corresponde es una altura promedio de siete pisos como máximo, de fachada continua ojalá, para dar paso a una imagen urbana mucho más vivible y menos deteriorable", afirma.

Arquitectura y ciudad sustentable

El ser un país sísmico otorga una característica especial a todas las construcciones en altura, lo que obliga a estar a un muy alto nivel desde el punto de vista de la ingeniería y de la calidad de las construcciones en términos estructurales. Y lo mismo en cuanto a materiales, equipos y sistemas.

En Chile todo está dado para construir edificaciones del más alto nivel, aunque no todos los proyectos lo financian. Asimismo, existen grandes avances en la sustentabilidad de las obras que se proyectan. Como indica Yves Besançon, ya se acabó el país en el que podíamos construir y proyectar de cualquier manera y con cualquier material. Ahora el cliente, el comprador o el arrendatario, están exigiendo cada vez más que el edificio tenga certificación, porque hay conciencia en los ahorros energéticos en cuanto a consumo, lo que trae muchos beneficios económicos en la operación. "Cada vez se crea mayor conciencia de la necesidad de vivir en una ciudad sustentable", explica.

En nuestro país se utilizan cada vez más materiales activos -dispositivos de bajo consumo energético y que funcionen con energéticos no contaminantes- y pasivos -cristales especiales, tipos de orientación respecto del sol y materiales reciclados y reciclables- que contribuyen a mejorar la eficiencia energética y la sustentabilidad de las construcciones.

Yves Besançon asegura que la sustentabilidad está tomando mucha fuerza, especialmente en las generaciones jóvenes; un concepto que tiene mucho que ver con los edificios en altura. "En el mundo se está imponiendo el neourbanismo, definido como mini-centros en los que una persona pueda vivir, trabajar y hacer sus compras y trámites sin tener que usar medios de transporte. Esa tendencia se parece mucho al lema de la próxima Exposición de Shangai, ‘Mejor ciudad, mejor vida’. Y es a eso a lo que debemos apuntar cuando como arquitectos construimos un edificio y cuando las personas escogen un lugar para vivir".