Luego de los múltiples accidentes domésticos ocurridos hace ya varios años por explosiones o emanaciones de gas, Inmobiliaria Delsa comenzó a preocuparse por el tema de la construcción de edificios utilizando esta fuente de energía. "Aunque las obras de construcción se ejecutaban de acuerdo a la normativa exigida, los edificios constituían de todas formas una verdadera bomba de tiempo en materia de seguridad", asegura Sáenz. "El problema era que, por un lado, muchas normas resultaban francamente absurdas y, por otro lado, su regulación quedaba sujeta a la voluntad de cada propietario", agrega.

Por tal motivo, los socios de la firma decidieron tomar medidas drásticas: a partir de esa fecha, no construirían nunca más un edificio que operase con sistemas de gas. Buscando una nueva alternativa que estuviera inserta en su concepto de desarrollo de proyectos de vanguardia, denominado "Neohaus", llegaron a la conclusión que el sistema eléctrico constituía la mejor opción, de acuerdo a múltiples variables que analizaron, especialmente de diseño, ya que los sistemas de energía tradicionales no permitían llevarlos a cabo.

"Sin embargo, en un principio debimos luchar contra innumerables negativas e, incluso, resistencia de muchos colegas, que me tildaron hasta de loco", recuerda el ejecutivo. "Además, la Superintendencia de Electricidad y Combustibles, no deseaba aprobar nuestro sistema, ya que nos exigían proporcionarle al cliente una alternativa que fuera mixta, combinando gas con electricidad, como medio de seguridad en caso de apagones, por ejemplo", recuerda.

A su vez, uno de los grandes desafíos fue contar con tecnologías adecuadas, pero también tarifas eléctricas que hicieran atractivas estas nuevas viviendas para los compradores. "Teníamos que luchar contra el prejuicio de que el sistema eléctrico era más caro que el gas, por eso nos acercamos a Chilectra a fin de solicitar un valor especial y poner en marcha este proyecto. De esta forma logramos obtener la hoy muy famosa tarifa THR".

La tarifa especial THR (Tarifa Horaria Residencial), elimina el cargo adicional por límite de invierno, al establecer un valor diferenciado de KW/h consumido, con descuentos durante ciertas horas del día, especialmente de noche.

Ahorro sustancial

El primer edificio Neohaus con sistema completamente eléctrico, fue inaugurado por la compañía en el año 2002. A la fecha, Delsa ha construido cinco edificios de este tipo y actualmente lleva adelante un proyecto en la comuna de Ñuñoa y otros dos en La Serena.

Para satisfacer las necesidades de calefacción, la inmobiliaria optó por usar equipos acumuladores de calor en cada departamento, cuyo principal atributo es que temperan los ambientes las 24 horas, consumiendo energía eléctrica sólo durante siete horas. Respecto al agua caliente, emplearon termos que consumen energía sólo por seis horas y soluciones centralizadas que utilizan calderas eléctricas. Para la cocina, se instalaron encimeras y hornos eléctricos.

"La comparación de un edificio eléctrico con uno tradicional es que siempre el primero ofrece un ahorro del orden de entre 10% y 20% como mínimo", afirma el Gerente General de Delsa. "Además, tiene un ventaja adicional importante: es mucho más ecológico y no contamina".

Al parecer, este significativo ahorro económico ha sido comprendido y aceptado por los usuarios en términos generales, ya que Sáenz asegura que la demanda ha crecido rápidamente, especialmente en la capital. "Cerca del 20% de los edificios que se construyen hoy en Santiago, especialmente en el centro de la ciudad, utiliza este sistema".

El ejecutivo, agrega, que esta modalidad también es perfectamente aplicable en viviendas y que además entrega los mismos tipos de beneficios. "Hoy la gente se da cuenta que el concepto Full Electric aporta ventajas comparativas importantes y comprende que en términos de consumo la electricidad es mucho más conveniente".

Otras ventajas

Como parte de los beneficios intrínsecos asociados a esta solución, Sáenz afirma que el sistema genera ventajas importantes en materia arquitectónica y de diseño. "Las construcciones que funcionan con aplicaciones de gas, deben preocuparse, entre otras cosas, de contar con conductos colectivos o shaft, rejillas de ventilación o las famosas llaves de paso amarillas con cañería de cobre, que se ubican en la cocina, lo cual no sólo es abiertamente antiestético, sino que además es poco funcional, porque lleva a perder espacio útil".

Si bien sostiene que la inversión en un edificio con sistema eléctrico es mayor para la empresa inmobiliaria, generalmente el valor es asumido por las propias compañías, por lo cual esto no se traduce necesariamente en un costo mayor para el propietario. A su vez, añade, "esta variable ofrece un valor agregado importante, porque permite entregar un servicio más seguro".

Respecto al tema de la eficiencia energética, el profesional afirma que en las obras han utilizado centrales de agua caliente, que operan por inducción, las cuales son mucho más eficientes que las calderas a gas, por ejemplo. "Prácticamente no hay pérdida de energía y casi en su totalidad se transforma en energía calórica para calentar el agua. Además, cuentan con sistemas acumuladores que permiten utilizarlas en la noche cuando resulta más económico", indica.

Sáenz afirma que tanto en EE.UU. como en Europa este tipo de soluciones lleva muchos años operando, y sus habitantes prácticamente no conocen los sistemas a gas. En ese sentido, afirma, aún falta mucho a nivel local para alcanzar dichos estándares, pero ello implica a la vez que exista un enorme potencial a nivel local, ya que por el momento ofrecer este tipo de alternativas a extranjeros resulta una ventaja competitiva importante. "En el largo plazo, esperamos que la relación entre sistemas eléctricos y gas llegue a ser de 80% a 20%, respectivamente", concluye.