¿Cómo nació este proyecto y con qué fin?
Esta iniciativa surgió desde el Instituto Nacional de Normalización, INN, y el Consejo Nacional de Normalización de la Construcción, CNNC, con el objetivo de aportar al mejoramiento de la calidad en la construcción nacional, a través de la actualización de normas técnicas vigentes de carácter obligatorias, además de elaborar nuevas normas.

En este contexto, en el año 2005, el CNNC en conjunto con el INN, preparó el primer catastro de normas técnicas del sector, aplicó una encuesta para recoger los requerimientos e instrumentos que permitieran priorizar las normas a actualizar de acuerdo a las necesidades sectoriales, la obligatoriedad y la antigüedad. Este trabajo permitió priorizar 66 normas a actualizar en áreas tales como acero y aleaciones, aislación térmica, asfalto y alquitrán, diseño estructural, hormigón y mortero, instalaciones de agua potable y alcantarillado, y mecánica de suelo y fundaciones. A su vez, y analizando el grupo de normas a actualizar se detectó la necesidad de realizar un proceso de investigación, como base técnica para respaldar las modificaciones propuestas, en las áreas de hormigón - refrentado de probetas, cálculo de la acción del viento sobre las construcciones, y en mecánica de suelos.

¿En qué consistieron estos estudios?
En primer lugar, un estudio realizado por el DICTUC de la Pontificia Universidad Católica de Chile, permitió establecer los procedimientos para corregir las superficies de carga de las probetas de hormigón destinadas a los ensayos de compresión, tracción por flexión y tracción por hendimiento. Con ello, se actualizaron los procedimientos de refrentado adherido con mortero de azufre y con pasta de cemento, y se incorporó el método de rectificado y el refrentado no adherido con cojines elastoméricos. El estudio de la norma centró su discusión en los requisitos y rangos de aplicación de cada procedimiento propuesto, como también en definir los rangos de calidad del hormigón por resistencia y no por grados de hormigón.

En el segundo estudio, llevado a cabo por la Fundación para la Transferencia Tecnológica, UNTEC, de la Universidad de Chile, "Análisis de velocidades máximas de viento con período de recurrencia de 50 años", se establecieron velocidades máximas probabilísticas para los vientos, asimilando la metodología de cálculo indicada en la norma ASCE7. Cabe destacar que para la generación de la base de datos de velocidades máximas se utilizaron registros de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), del Centro Nacional del Medio Ambiente (CENMA), y de la Comisión Nacional de Energía (CNE).

El tercer estudio, también realizado por UNTEC, tuvo como finalidad establecer recomendaciones generales del uso de expresiones de transformación, formulaciones matemáticas, para correlacionar los resultados de ensayos básicos como el de Proctor Modificado, CBR, Densidad Natural, Densidades Máxima y Mínimas, que permiten cotejar muestras con tamaños máximos de ¾" con suelos con partículas mayores hasta 3", y analizar el comportamiento de materiales locales con estas metodologías.

¿Qué entidades participaron en este proyecto?
Además de la participación activa del INN y las Instituciones que forman parte del CNNC, la Cámara Chilena de la Construcción, Colegio de Arquitectos, Colegio de Ingenieros, Instituto de la Construcción, Ministerio de Obras Públicas, Ministerio de Vivienda y Urbanismo, Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad de Chile, se convocó para el estudio en Comité de Normas a representantes de todas las partes interesadas en cada tema; productores, usuarios, universidades y organismos tecnológicos, además de la participación de los Ministerios.

El listado de instituciones que trabajaron durante estos años es muy extenso, a ellos quisimos agradecerles entregándoles, en las actividades de cierre, un catálogo digital de normas, en el que pueden encontrar todas la normativa chilena aplicable al sector y una descripción de su alcance.

¿Cuál es la importancia de esta iniciativa?
Es clave. Considerando el dinamismo constante que caracteriza a la industria de la construcción y teniendo en cuenta, además, que es uno de los sectores más incidentes en el desempeño y crecimiento de la economía, es fundamental promover la normalización como herramienta de competividad para el sector y los beneficios de la existencia de una normativa técnica nacional, basada en criterios internacionales y adaptada a nuestra realidad.

El trabajo realizado responde además, a la necesidad de incentivar en el sector el sentido de corresponsabilidad en la actualización y adopción de nuevas normas en aquellas áreas donde no existen, y la adecuación de los procesos frente al surgimiento de nuevas tecnologías y métodos constructivos que permitan una evolución escalonada de materiales, diseños y procesos constructivos que son los objetivos de una mejora en la calidad en las construcciones.

¿Con esto se reduce la brecha entre Chile y países más avanzados en el tema?
Ciertamente este tipo de proyectos resulta un gran aporte, pero no es suficiente. Debemos asumir que dadas las características, nivel de crecimiento alcanzado, proyecciones y metas que nuestro país se ha planteado, es una prioridad actualizar las normas de manera sistemática, como se hace en otros países. Sin embargo, existe el desafío de abordar nuevos temas y responder a muchas necesidades que el sector nos transmite.

¿Cuáles son los beneficios de contar con normas?
La normalización ofrece importantes ventajas, tanto para el fabricante de un producto o prestador de un servicio, como para los consumidores o usuarios, principalmente para mejorar la adaptación de los productos, procesos y servicios a los propósitos para los cuales fueron diseñados.

Entre muchos otros beneficios, reduce las barreras técnicas al comercio; optimiza el uso de los recursos productivos en las empresas; se unifican criterios mínimos de calidad; el usuario tiene mayor información para escoger los productos más aptos y seguros; promueve la transferencia en el uso de nuevas tecnologías; disminuye los costos de producción e incrementa la productividad y competitividad de las empresas.

Toda empresa que cumple con las normas establecidas tiene adicionalmente la ventaja de poder certificar sus productos o servicios como un medio para garantizar que éstos están conformes con los requisitos que satisfacen las expectativas del consumidor o usuario.