Durante el lanzamiento del nuevo "Manual de Reacondicionamiento Térmico de Viviendas en Uso", en abril de este año, la Subsecretaria de Energía, Jimena Bronfman, señaló que el reacondicionamiento térmico de las viviendas, además de reducir los consumos en calefacción, "es una oportunidad para mejorar la calidad de vida de las familias, aumentar la vida útil de las construcciones y descontaminar el entorno ambiental, tanto interior como exterior de la vivienda". Desafíos concretos para un país que busca avanzar en este ámbito.
A modo de ejemplo, los países más desarrollados, en especial los de climas fríos, desde hace más de tres décadas están preocupados de utilizar soluciones sustentables, como es el caso de Alemania, que ya tiene reglamentaciones térmicas desde los años setenta. ¿Y qué pasa concretamente en Chile?

Desde el año 2000 se exige por norma la aislación en las techumbres de los hogares, según la zona geográfica donde se construyan. La segunda etapa, implementada en 2007, contempló el aislamiento de muros, pisos y ventanas. En tanto, la tercera fase, que aún no se aprueba, involucra a las anteriores, ya que tiene relación con la certificación energética del comportamiento global de la vivienda. Así, establece la demanda de energía máxima, que a grandes rasgos es el requerimiento de energía anual teórico bajo ciertos parámetros de cálculo.

"Hoy en día existe una creciente oferta de productos y alternativas constructivas que permiten satisfacer la actual reglamentación térmica en las diferentes zonas en que está dividido el país", afirma Campos. "Incluso en muchos de estos lugares, se sobrepasa la exigencia planteada por la reglamentación, lo cual se condice con uno de los objetivos centrales de esta norma: poder estimular soluciones dentro de un mercado más completo y variado", agrega.

El ejecutivo sostiene que existen aspectos relevantes, como en el caso de las ventanas, donde hay alternativas interesantes en materia tecnológica, tal es el caso del termo panel o doble vidriado hermético. "Es más, este sistema se promueve incluso en zonas del país donde no hay una exigencia normativa", ejemplifica. "En materia de muros, si bien la exigencia normativa es menor, también hay alternativas variadas, tanto en el plano interior como exterior; a su vez, en el tema de la techumbre, las exigencias se igualan incluso a la de países desarrollados", agrega.

Claramente, a juicio del Director Ejecutivo del Instituto de la Construcción, hoy en día existe en Chile un nivel de conciencia mucho más alto entre autoridades y empresarios respecto a la necesidad de mayor confort y eficiencia térmica en una vivienda. "Los estándares son mucho más elevados y por eso todas las viviendas, de estratos altos o bajos, cumplen con la exigencia normativa".

Campos sostiene que los cambios normativos son positivos y que pese a que hay muchas cosas por mejorar aún, las condiciones constructivas son muy superiores a lo que existía antes, cuando prácticamente no había reglamentación. "Nos queda mucho camino por recorrer. Las leyes europeas contemplan, por ejemplo, el ítem relacionado con la demanda energética por metro cuadrado al año. Esa es la propuesta de la tercera etapa, que está pensada desde el año 1994".

En ese sentido, a su juicio, el problema más grave pasa por buscar una solución más efectiva al problema de la calefacción y, por ende, generar una mayor preocupación por las malas condiciones ambientales en viviendas de menores ingresos. "La mayoría de los sistemas de calefacción a nivel local son absolutamente arcaicos".

La implementación de las soluciones busca principalmente mejorar la calidad de vida, pero también optimizar el uso del consumo energético. "Resulta fundamental contar con buenos sistemas aislantes, ya que ello permite reducir las horas de calefacción, lo cual es muy importante, ya que sabemos que en Chile ésta es tremendamente contaminante. Al disminuir el uso de la parafina y gas licuado, por lejos los productos más utilizados, estamos disminuyendo la contaminación y las patologías intradomiciliarias".

El Director Ejecutivo del Instituto, afirma que, afortunadamente, poco a poco los usuarios van tomando más conciencia de la importancia de la aislación térmica y lo perjudicial que resultan ciertos tipos de calefacción. "En cifras duras, y según datos de CNE, el uso del kerosene había disminuido drásticamente entre 1999 y 2008. Pero con el alza de los precios del combustible y la irrupción de las estufas a parafina, en estos dos últimos años ha vuelto a subir", aclara.

Mayor conciencia

Respecto al tema de la fiscalización, el ejecutivo recuerda que hace largo tiempo el control estatal en esta materia fue dejado en manos de los propios participantes de este mercado, los cuales ejercen un sistema de responsabilidad privada. "Hoy existe una empresa constructora que actúa como primer vendedor responsable por el aspecto de la calidad y, segundo, hay un arquitecto cuya obligación es cumplir con la reglamentación vigente, motivo por el cual, los municipios no tienen ingerencia o responsabilidades en este punto".

En ese sentido, Campos es enfático en defender el rol de los actores del mercado en esta materia: "El Estado no tiene por qué subsidiar el desconocimiento de los privados, que son los responsables de diseñar según los reglamentos". Sin embargo, aclara que en la eventualidad de incumplimientos hay sanciones claras y contundentes.

Eso sí, aclara, aún hay una tarea pendiente en términos de profesionalizar la mano de obra en este campo. "Afortunadamente, pronto se va a poner en marcha la ley de certificación de competencias laborales en el sector de la construcción".

Por otra parte, sostiene, hay una obligación del propio consumidor o cliente, de saber qué es lo que está comprando. "Hay muchas personas que aún se preocupan más de informarse respecto a las prestaciones de un televisor que de obtener detalles sobre su casa. Eso marca una gran diferencia con los países desarrollados. Lamentablemente, el color de la casa todavía importa más que la aislación térmica", sostiene.

Campos señala que hace rato el Instituto busca colaborar también en temas como la certificación energética y de materiales; y la certificación de calidad ambiental en edificios públicos. Agrega, además, que le parece muy positivo las múltiples medidas adoptadas por el Estado en materias como el subsidio de reacondicionamiento térmico, implementado por el MINVU en algunas regiones del país; el reglamento sobre beneficios tributarios en la instalación de colectores solares; y la certificación energética voluntaria, próxima a implementarse. "La preocupación estatal se ve reflejada en que Chile fue premiado recientemente en un evento mundial realizado en EE.UU. por sus políticas de eficiencia energética en el sector residencial", concluye.