En la actualidad, existen dos normativas que regulan los niveles de ruido de estas faenas: el D.S. Nº 594/99 del MINSAL y el D.S. Nº 146/97 del MINSEGPRES. La primera establece la "dosis" de ruido que puede recibir un trabajador, es decir, la relación entre el nivel de ruido y la cantidad de horas expuesto a éste en una jornada de trabajo. La segunda establece límites al ruido emitido por las fuentes fijas y estos límites están referenciados a distintas zonas, determinadas por el uso de suelo del lugar del "receptor", y en dos períodos, diurno y nocturno.
Aunque para los trabajadores de las faenas de construcción el ruido puede ser más alto que el que llega a una comunidad vecina a una obra, los trabajadores tienen la posibilidad, incluso en algunos casos la obligatoriedad, de usar protectores auditivos que los resguarden de este contaminante.
Sin embargo, las personas afectadas por ruido al exterior de una obra, no debieran tener que usar estos implementos para recibir menos ruido. En este caso, es la empresa que desarrolla la construcción la que tiene la obligación de controlar sus emisiones.
El ruido emitido hacia el exterior es regulado por el D.S. Nº 146 y hasta la fecha toda obra de construcción está regulada por esta normativa.
Hace algunos años se debatió sobre la validez que tenía este decreto sobre las construcciones, por ser una actividad pasajera, no perdurable en el tiempo. Sin embargo, la autoridad aún mantiene la clasificación de "fuente fija" a las actividades de construcción, dado que es una fuente emisora de ruido que opera en un lugar fijo, tal como se define en este mismo decreto.
Por lo mismo, es aconsejable avanzar en las medidas de mitigación en estas actividades, lo que involucra elementos de control de ruido y una modificación en la forma en que se realizan algunas actividades.
Algunas soluciones
Lo más común es el uso de barreras acústicas, que para la construcción es una de las medidas más usadas, combinando paneles de OSB con lana mineral o de vidrio en su estructura.
Si bien en algunos casos son efectivas, la aparición de aberturas en estas barreras, ya sea por una mala unión de paneles o por defectos de material, reduce considerablemente la atenuación acústica de este método de control. En estos casos se hace recomendable implementar medidas de control de ruido adicionales.
Barreras móviles cercanas a las fuentes es una buena medida que ayuda a apantallar el ruido de maquinaria de uso frecuente. También los encierros, semiencierros acústicos y silenciadores de equipamiento anexo, son útiles para equipos como compresores o grupos electrógenos que siempre existen en las faenas. Estas soluciones constructivas están diseñadas para que los equipos operen de forma normal y con bajo nivel de ruido.
La herramienta más importante para el control de ruido, sin embargo, es la planificación. Realizar una buena organización del ruido de las obras en el tiempo y principalmente en la ubicación de las maquinarias puede ahorrar varios millones de pesos a las constructoras, y por ende, a sus mandantes.
Se puede disminuir los niveles emitidos sólo modificando algunas actividades y/o procedimientos constructivos, modificando emplazamientos de maquinarias y los períodos en que se desarrollan las actividades que emiten mayores niveles de presión sonora.
En la actualidad existen varios software de modelación acústica que permiten predecir los niveles que se propagan hacia el exterior de una faena, y que bien utilizados, entregan valores bastante acertados y concordantes con los valores medidos.
Estos software son usados en los estudios de impacto acústico para los EIA o DIA ingresados al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, entre otros estudios.
Finalmente, y junto a lo anterior, una buena comunicación con la comunidad puede ahorrar bastantes dolores de cabeza a los administradores de obras. El aviso de eventos ruidosos a los receptores cercanos, sumado a la demostración de preocupación de la constructora por la comunidad, puede transformar una queja formal en sólo una molestia puntual.