La construcción industrializada en Chile vive un interesante momento. El reconocimiento que ha logrado la metodología confirma que hay avances importantes, aunque todavía el camino es largo.

Muestra de ello son las variadas obras que hoy se construyen bajo la modalidad de construcción industrializada. Un ejemplo es el sistema robotizado en San Pedro, Concepción; las obras ejecutadas por constructora Manquehue; también la población de vivienda social que se está ejecutando en Casablanca.

“Son diversas las obras donde se aprecia que se está tomando, no solamente la inclusión de elementos prefabricados, sino también cómo se gestionan las obras y cómo se programan desde el diseño”, comenta Marcos Brito, Gerente de Construye2025, programa impulsado por Corfo.

El uso de prefabricados en edificación ha tenido un importante aumento en los últimos años. “Un avance significativo ha sido el uso de losas alveolares en el Hospital de Quillota-Petorca, posible de utilizar en más proyectos futuros de hospitales en Chile, lo que implicaría un importante aumento en velocidad de construcción de estos edificios”, comenta Ian Watt, Director de la Asociación de Ingenieros Civiles Estructurales (AICE).

Otro avance ha sido el uso de edificios prefabricados con tecnología robotizada en proyectos de viviendas y que ahora busca expandirse a estructuras de mayor altura. En ambos casos, la aplicación de modelos BIM ha permitido un aumento en el diseño y gestión de estos proyectos.

El mercado de las viviendas unifamiliares ha experimentado un importante aumento del uso de prefabricados. Actualmente se ha expandido a las viviendas de hasta cinco pisos, especialmente en zonas donde el acceso a mano de obra capacitada es limitado.

En tanto, la introducción del BIM ha sido general, no solo en construcción industrializada. El impulso de iniciativas como Planbim o BIM Forum debiese masificar los modelos de información BIM en la construcción nacional.

De acuerdo a Marcos Brito, “hay que seguir avanzando, mirar hasta dónde han llegado países que se dicen industrializados. No pretendemos que llegue a ser un porcentaje más allá de un 30% del mercado total en obras que se hagan completamente industrializadas, sin embargo, estando todavía bajo un 1% tal vez, es bastante lo que queda por avanzar y para esto hay varios factores que tienen que conjugarse”. Uno es la incorporación de BIM, otros la interacción temprana de actores y la implementación de sistemas de excelencia operacional en la gestión de las obras de construcción. Luego de lo anterior será factible pensar en la integración de partidas u obras por completo industrializadas, vale decir incorporar el sistema prefabricado, que ya vengan con los elementos incorporados en las partes y piezas.

Para Marcos Brito es clave cómo la industria se está preparando para recibir soluciones que representen mayor rapidez o eficiencia en sus procesos. En este sentido, “es tanto o más importante la gestión que hay detrás de estos proyectos, cómo se organizan, cómo se gestionan y cómo se programan las actividades y se combinan los elementos que tengan que ver con proveedores y entre las distintas especialidades”. La coordinación temprana de actores, por tanto, sigue siendo el principal factor a resolver de todos los que intervienen en cada obra de construcción.

Desde el punto de vista de la ingeniería estructural, “por el momento no hay una metodología integrada ni estandarizada que permita a los ingenieros estructurales introducir a sus diseños la incorporación de sistemas prefabricados. Sin benchmark de costos o soluciones y sin claridad de los desafíos involucrados, muchos diseñadores prefieren no optar por introducir estas nuevas tecnologías en sus estructuras”, comenta Ian Watt de la AICE.

El avance tecnológico e informático ha dotado a la prefabricación de mayores posibilidades de diseño, construcción personalizada, flexibilidad, integración de especialistas y proyectistas para desarrollarse en un ambiente colaborativo y que aborda toda la vida útil del edificio, evaluación de pre y factibilidad, diseño, construcción, operación y abandono, por lo que pasa a ser una alternativa altamente productiva, flexible, eficiente y sostenible.

Por otro lado, el incremento de los costos constructivos, la escasez de la mano de obra especializada, su aumento en costos y la alta variabilidad de los procesos artesanales, han generado cada vez más interés por la necesidad de buscar certezas en los proyectos de construcción a través de la industrialización y prefabricación.

Es así como en la actualidad existen más actores articulándose en función de esta necesidad de industrialización, como por ejemplo, el programa estratégico nacional “Construye 2025”, que convoca a los distintos stakeholders del sector de la construcción como Corfo, empresas, universidades, organismos sectoriales, profesionales y del Estado en esta materia. Junto con ello ha tomado fuerza el Consejo de Construcción Industrializada (CCI), los Centros de Innovación, como el CIPYCS, los Centros de Extensión como el de DECON UC, entre otros, para hacer sólido y sostenible el proyecto de aumento de productividad.

Esto ha generado la urgente necesidad de tener procesos constructivos certeros en plazo, calidad, costo y amabilidad con el medio ambiente, creando el ecosistema necesario para que la industrialización y la prefabricación comiencen a ser la forma de construir en la industria nacional.