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EDIFICACIÓN E INFRAESTRUCTURA RESILIENTE
Operatividad y conectividad

Contar con infraestructura vital que quede operativa tras un desastre natural es la gran deuda que aún como país se tiene. Si bien ha habido avances notables, de acuerdo a los expertos se debe caminar hacia la incorporación de tecnologías y cambios normativos para tener una red resiliente de edificaciones.

El déficit en infraestructura pública en el país es una realidad. La Cámara Chilena de la Construcción (CChC), en su “Informe Infraestructura Crítica para el Desarrollo 2018-2027” (ICD), revela que los requerimientos totales de inversión para el período 2018-2027 ascienden a un total de US$ 174.505 millones. Pero no solo más infraestructura (tanto basal, de uso social y productivo) asoma como la gran deuda, también se debe procurar contar con una red de infraestructura resiliente, para sortear interrupciones por catástrofes naturales.

Al respecto hay cifras reveladoras. De acuerdo a la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISIDR), Chile debió asumir costos por US$ 3.100 millones en 2015 para reconstrucción y prevención de daños mayores por eventos como las inundaciones y aluviones en el norte, las erupciones de los volcanes Villarrica y Calbuco, las marejadas en la V Región y el gran incendio en Valparaíso, se detalla en el informe.

Para Sergio Contreras, Vicepresidente del Colegio de Ingenieros de Chile A.G. , el concepto básico de resiliencia “es el que define la capacidad de una materia, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido”. En ese sentido la ingeniería sísmica ha incorporado este concepto al comportamiento de las construcciones y su estructura para indicar la capacidad que ellas deben tener para poder ser utilizables después de la ocurrencia de un sismo de gran magnitud.

Se han sumado los últimos años el cambio climático y el aumento de los eventos extremos de la naturaleza. Según el Reporte Mundial de Riesgo, Chile es el 4to país con mayor exposición a riesgo de América Latina y el Caribe, “por lo que cobra relevancia contar con infraestructuras resilientes como parte de un desarrollo sostenible”, comenta Suzanne Segeur, académica del Departamento de Planificación y Ordenamiento Territorial de la Universidad Tecnológica Metropolitana .


Avances concretos

De acuerdo a los expertos consultados, ha habido avances significativos en cuanto a dotar de características resilientes a las construcciones en países de alta sismicidad y Chile es uno en los cuales se ha avanzado de manera importante “a través de diseños sismorresistentes modernos que incorporan tanto el conocimiento teórico de última generación como la experiencia cotidiana de los ingenieros chilenos en relación al comportamiento sísmico de las estructuras”, detalla Sergio Contreras. Para Andrés Vito, académico de Ingeniería Civil de la Universidad San Sebastián (USS), en los últimos años se han desarrollado avances en infraestructura, “pero en general no se ha puesto en la palestra el concepto de resiliencia para ellas. Sin embargo, el diseño tradicional considera algunos aspectos que se podrían catalogar como de resilientes, o que tienden a desarrollar este concepto en una infraestructura. Por ejemplo, el puente sobre el canal de Chacao considera doble vía en su diseño original, aun cuando es posible que la demanda de la vía no sea tan grande como para ello”.

Infraestructura MOP, Enlace Quitratúe Km725 Temuco Río Bueno.

Otro ejemplo lo señala Héctor Navarrete, académico de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad Central: “un gran porcentaje si no todos, de los nuevos hospitales estatales que están en construcción, y los que están en fase de diseño en estos últimos cinco años (aproximadamente) traen incorporados dispositivos de aislación sísmica, que sin duda aminoran el efecto del sismo sobre la estructura (hospital), provocando casi nula afectación del servicio que prestan frente a eventos sísmicos importantes.

También en el sector minero se han incorporado dispositivos de aislación sísmica para que, en eventos sísmicos severos, la producción no se detenga o solo lo haga parcialmente”.

Otro avance ha sido el aumento de los proyectos de prefabricación, “aunque en forma muy lenta, especialmente en el caso de la prefabricación en madera, el mejorar el estándar y el uso de la prefabricación permite dar una respuesta más rápida a la reposición de infraestructura dañada como también evitar muchas veces el colapso”, comenta Suzanne Segeur.

Aspectos clave en una estructura resiliente será el uso de materiales resistentes y durables, prácticas constructivas eficientes, la incorporación de elementos y sistemas disipadores de los efectos adversos de los desastres naturales en el diseño y la implementación de metodologías actuales y tecnológicas para evaluar los riesgos y la vulnerabilidad. Un ejemplo es el desarrollo de la tecnología de CLT (Cross Laminated Timber) en madera, “que intenta mejorar el tradicional sistema constructivo de plataformas de vigas, con lo que se logra mejores prestaciones en términos de resistencia, durabilidad y prefabricados en estructuras de madera”, complementa Andrés Vito.

También existen mejoras en el diseño y las exigencias a infraestructuras, como la red vial; en general es una infraestructura vulnerable que es dañada por distintos eventos como lo han sido terremotos, aluviones, marejadas y tsunamis. Un ejemplo de esas mejoras fueron los topes de pilares en el caso de puentes y rutas elevadas.


Normativas

El trabajo normativo en la construcción, en especial después del sismo del 27F, “ha tenido un especial impulso debido a diversos factores que han configurado un panorama más fértil en la producción, no solamente a causa del sismo en sí, sino en respuesta a una serie de inquietudes del sector”, indica Sergio Contreras.

Ha habido una acción conjunta de instituciones como el Instituto de la Construcción, el Instituto Chileno del Acero, el Ministerio de Vivienda, el Ministerio de Obras Públicas que han sumado esfuerzos para entregar proyectos de norma al Instituto Nacional de Normalización INN, entidad encargada de emitir las normas chilenas.

Ampliación aeropuerto, Espigones Poniente.

En el diseño estructural se cuenta con el reestudio de las normas NCh 433 que regula el diseño sísmico de edificios y la NCh 2369 que regula el diseño sísmico de estructuras industriales. Junto a ellas se han elaborado otras normas para que regulen la tecnología de varios materiales en su fabricación o elaboración posterior. También se han editado o están en estudio normas que regulan la restauración de edificios patrimoniales de adobe (NCh 3332) y de otros materiales como la NCh 3389, hoy en estudio. “En relación a los fenómenos marítimos relevantes, se destaca el desarrollo de la ‘Guía para el Diseño, Construcción, Operación y Conservación de Obras Marítimas y Costeras’, concebida para generar un estándar nacional que sirva de soporte para el diseño, construcción, operación y conservación de proyectos marítimo-portuarios públicos y privados”, apunta Vito de la USS.

Según el académico de la Universidad Central, “si bien las normativas de diseño estructural se han enfocado en cuidar la vida humana, se espera que en el futuro se incorporen conceptos de resiliencia de las estructuras, más allá de las buenas prácticas de la ingeniería”.


Obras resilientes

Hoy en Chile se construyen dos obras señeras en el desarrollo de la infraestructura del país y, en general, aplican condicionantes más estrictas las cuales, a su vez, condicionan mejores características de diseño o el uso de materiales de más larga duración. Una de ellas es la Ampliación del Aeropuerto de Santiago (AMB), una de las infraestructuras clave que se están construyendo en la actualidad; aquí se pueden mencionar aspectos relevantes en términos de resiliencia, “como el consideran flujos de personas más fluidos, que repercuten en que se cumplan las solicitaciones o cargas para las cuales las estructuras fueron diseñadas. Para ello, en las nuevas instalaciones el tránsito de pasajeros será más rápido y eficaz, debido a la creación de nuevos puestos de control (SAG, PDI, entre otros) que aumentarán al doble la capacidad de atención en momentos peak”, detalla Vito de la USS.

Asimismo, “en las losas de hasta 20 cm en el aeropuerto se contempla planes de control de fisuras del hormigón en el tiempo, para evitar que por estas ingrese humedad no deseada y que termina da- ñando las armaduras de acero interiores y debilitando a la larga la estructura”, indica Héctor Navarrete de la Universidad Central.

Para el puente Chacao se han desarrollado estudios específicos, que superan los requerimientos de las normativas chilenas vigentes, tendientes a aumentar los factores de seguridad de la infraestructura. Dentro de ellos “están los trabajos de batimetría que contemplan la medición y representación gráfica de las profundidades del mar, a través de ecosondas dirigidas desde una lancha hacia abajo y que miden la profundidad del fondo marino. También, se desarrollará en Corea un estudio de laboratorio de resistencia al viento, donde se simularán todas las condiciones reales del Canal de Chacao, de manera tal de definir los materiales que requiere el puente y los distintos aspectos técnicos relacionados con la fuerza y velocidad del viento”, concluye el académico de la USS.

Puente Chacao.

Proyección a futuro

Son varios los aspectos que deben revisarse a futuro para contar con una red resiliente. “Un aspecto es la planificación urbana de las ciudades, donde los avances han sido fundamentales para alcanzar los estándares actuales; no obstante aún existen infraestructuras que no cuentan con los emplazamientos adecuados. Nuestras zonas de riesgo son diversas y podemos encontrar equipamientos sensibles en bordes costeros, quebradas o cauces de ríos. Para llegar a un desarrollo sostenible en el contexto actual es necesario evaluar la factibilidad de mejorar los criterios de emplazamientos de nuestros planes reguladores”, señala la académica de la UTEM. Existe una gran cantidad de obras que reflejan los avances tecnológicos en cuanto a resiliencia, si hablamos de infraestructuras de transporte, cuya resiliencia es imprescindible para la conectividad del país. Sin embargo estas tecnologías deberían implementarse en otros equipamientos de menor dimensión pero igual importancia para la ciudadanía. Por ejemplo en pavimentos drenantes se utilizan en varios países alrededor del mundo; ellos permiten evitar el colapso por inundaciones especialmente si consideramos que durante el último periodo se han intensificado las lluvias en cortos periodos de tiempo. Otro ítem que está al debe es la incorporación de masa arbórea y reforestación; con una medida como esta se puede mejorar los estándares de habitabilidad de las urbes, evitar los desplazamientos de tierra en zonas degradadas y mejorar la absorción del agua en los periodos de lluvia intensa.

Finalmente, y como lo adelanta Sergio Contreras, no son los detalles aislados los que ennoblecen y mejoran una obra, sino el proceso de su creación y coordinación general. Cuando este falla, el proyecto tiene pocas probabilidades de ser exitoso “y para lograr plenamente la resiliencia debemos integrar todos los pasos de manera que la gestión, en su totalidad, determine un resultado correcto y, por lo tanto, pueda presentarse a la sociedad como una respuesta clara, bien definida y aceptada”.

Julio 2019
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