Javier Hurtado.

¿Cómo ha evolucionado la actividad del sector?
Este año, y tal como era previsible tras un 2018 bastante activo, partió con menor intensidad, creciendo 0,7% en enero, 1% en febrero y 1,6% en marzo. No obstante, estamos en una senda creciente y esperamos que se cumplan las expectativas proyectadas, que apuntan a un crecimiento del orden del 4%.

¿Qué efectos puede tener la desaceleración de permisos de edificación?
Efectivamente, los permisos de edificación han ido cayendo respecto del año pasado, al igual que la oferta inmobiliaria. Esto tiene que ver con la dificultad de concretar los permisos por todo el tema de la certeza jurídica que estamos viviendo, lo cual es preocupante en un escenario en que la demanda de viviendas crece fuertemente. De mantenerse este panorama, la consecuencia es un alza de precios.

¿De qué manera debe enfrentarse el mayor precio del suelo urbano?
Este es un tema complejo, que tiene mucho que ver con la generación de constructibilidad por la vía de los planes reguladores urbanos. Cuando los municipios reducen esta última, al acotar la altura de los edificios, lo que se produce es una mayor escasez de construcción que deriva en un aumento de precios.

La única solución a esto es que exista una política urbana adecuada que valide la constructibilidad en todas las comunas existentes y una densificación en el corto plazo. Claramente, la demanda está más por departamentos que por casas, y por ubicaciones cercanas a los ejes de transporte, siendo justamente estas comunas las que han estado restringiendo los planes reguladores y disminuyendo la capacidad de oferta.

¿Existe falta de consenso en temas de desarrollo urbano y densificación?
Creo que hay cierto consenso a nivel del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano e instituciones de este tipo, en cuanto a que la ciudad está creciendo y requiere más viviendas, lo que hace necesario densificar. Pienso que, probablemente, también se requiere una mejor gobernanza en torno a estos temas. Ahora, cómo traspasar esto al detalle puede ser un proceso más complejo, que motive una discusión larga, y ello llevará a que los precios sigan subiendo.

¿Qué acciones resultan necesarias para mejorar la calidad de vida urbana?
Hay que entender que las ciudades son grandes mercados laborales y que deberían generar movilidades en tiempos “razonables”. Según la literatura internacional, el tiempo destinado a trasladarse desde el hogar hasta el trabajo no debería ser superior a una hora y en Chile hay muchas comunas donde se sobrepasa la hora y media. Entonces, es necesario tener políticas públicas que generen acceso a vivienda y movilidad, además del equipamiento e infraestructura urbana adecuados.

Se ha hablado de la importancia de contar con una nueva regulación urbana…
Así es, y hemos propuesto varias formas. También existe evidencia internacional respecto de que en la actualidad, las ciudades más atractivas son las que tienen procesos de planificación urbana bastante más completos. Estos incluyen un fuerte análisis de la demanda futura de viviendas, trabajo, infraestructura y recreación; con eso se va generando una capacidad de construir que permita responder a estos requerimientos, sin que se produzcan déficits. Ello implica una planificación a largo plazo.

¿Cómo asumen el desafío de mejorar los estándares de la industria inmobiliaria?
Esto implica analizar varios tipos de estándares. Están, por ejemplo los constructivos, donde en Chile, en general, no existen muchos problemas; la calidad sísmica de la vivienda es bastante razonable.

En el caso de otros estándares, de procesos de construcción y de cómo se aborda un desarrollo inmobiliario, son materias donde siempre se puede mejorar, a través de buenas prácticas, de modo de no tener problemas con la comunidad. También este tema se debe abordar por el lado de la regulación. Nuevamente surge la necesidad de integrar los elementos de la ciudad en los planos reguladores, ya que esta funciona como un todo y no como comunas independientes.