El consumo de agua de un chileno en general va entre los 125 a 200 litros diarios, correspondiendo aproximadamente entre 60 y 120 litros a una ducha, 24 litros a lavarse las manos y 60 litros al lavado de loza. El lavado de ropa, en tanto, implica usar unos 300 litros. Lo anterior hace que “las cantidades de agua que usamos sean excesivas, sin considerar cuando utilizamos energía para calentar el agua, donde, como referencia, para 200 litros que se calientan en dos horas, se consumen cerca de 3 kilowatts de energía”, comenta Claudio Olguín, profesor del Departamento de Mecánica de la Universidad Santa María (USM).

Dicha realidad de gasto excesivo del recurso hídrico y energético ha movilizado a las autoridades a liderar políticas más sustentables y eficientes. “Es así como en el sector residencial proliferan las soluciones con energías renovables como las solares térmicas y por biomasa. Por otro lado, también en los sectores industriales se ha logrado más eficiencia gracias al control electrónico para calderas y la disminución del tamaño de los acumuladores”, adelanta Marcelo Lucero, Director de la Escuela de Construcción e Ingeniería de AIEP.

En general, la industria ha ido desarrollándose de acuerdo a las nuevas tecnologías, al hacer cada vez más eficiente el uso de estos equipos. “Se ha incorporado la tecnología de la domó- tica al uso eficiente de los artefactos; la combinación de energías renovables con las convencionales; las bombas de calor, que son artefactos que tienen un gran ahorro de energía pero un costo alto; y los calefones de condensación, que utilizan los gases de la combustión para precalentar el agua. En general los materiales de los artefactos han evolucionado con las nuevas tecnologías, con el objetivo de hacer más eficiente su uso”, comenta Liliana García, académica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central.

En cuanto a la demanda de los equipos respecto de la calefacción de agua potable, esta se ha masificado “por las razones de una renovación de los equipos por mayor eficiencia, por requerimientos de mayor consumo, y también dado que hay factores del buen uso de la energía térmica, sistemas de regeneración o cogeneración térmica”, comenta Claudio Olguín.

La innovación de esta industria, de acuerdo a los expertos consultados, se ha enfocado principalmente en la aplicación de la eficiencia energética y energías limpias en los equipos. Destaca la utilización de energías amigables con el medio ambiente, como los sistemas termosolares, que permiten generar agua caliente sanitaria para cubrir las necesidades de una vivienda. “Estos se basan en una placa solar que contiene un líquido caloportador que recorre permanentemente el sistema y transmite el calor al acumulador. Evita el congelamiento y las acumulaciones de sarro con lo cual asegura su óptimo funcionamiento y prolonga la vida útil del equipo, los que además permiten complementarse en invierno en forma automática con el calefón o caldera para entregar durante todo el año una temperatura constante, brindando comodidad, seguridad y ahorro energético al usuario”, destaca Marcelo Lucero de AIEP.

Por otro lado, y en la misma línea medio ambiental, están las calderas a pellets y otras biomasas. Las calderas a pellets tienen las mismas ventajas que las termoestufas a pellets, pero el calor es transferido en un 100% al agua y la caldera se instala en una zona de servicio. Las calderas trabajan a máxima potencia hasta llegar a una temperatura de agua objetivo, momento en que entran en la fase de modulación de la potencia, para mantener el agua a una temperatura estable. Todo en función del termostato ubicado al interior de la casa, comenta el académico de AIEP. Por otra parte, los paneles termosolares han entrado en la competencia de calefacción del agua, por un mayor auge de las energías renovables y por evitar el uso de combustibles fósiles, siendo instalados gracias a proyectos del Serviu en algunos proyectos habitacionales, destaca Claudio Olguín de la USM.

En la misma línea, para Liliana García, de la Universidad Central, la innovación en tecnologías para el calentamiento de aguas sanitarias, se ha concentrado en general en la energía solar, que a través de celdas fotovoltaicas transforman la luz del sol en calor. “Esta tecnología quizás parezca sencilla, pero la calidad de los colectores solares y su instalación influyen notablemente en el funcionamiento, ya que, si el sistema no trabaja normalmente, ocasionará en muchos casos el abandono de las instalaciones y una percepción negativa de esta tecnología”, indica.

Junto con ello, Marcelo Lucero explica que con la incorporación de calderas de alto rendimiento basadas en el aprovechamiento del calor de condensación de los humos de combustión, “se ha logrado obtener ahorros cercanos al 20%, debido a que se disminuyen las pérdidas de calor latente (vapor), además de las pérdidas por radiación y convección (eficiencia promedio de combustión 110% y 35% de ahorro energético por recuperación de calor, mientras que la pérdida de calor latente es de 1,2%). Adicionalmente, el auge de la domo tecnología como unidades independientes de control, el aumento de la eficiencia en calderas con la incorporación de centrales de control (ahorros de un 10%) y el uso de termostatos digitales y de control por zona, definiendo horarios y temperaturas por zonas en el uso de agua caliente de calderas en calefacción, son parte de los nuevos desarrollos.

Otra línea de avance ha sido el uso de tecnologías de control, existiendo en el mercado calefones que se pueden controlar a distancia, vía Bluetooth o con un smartphone o tablet, mostrando datos de funcionamiento del equipo, histórico de consumo y control de temperatura.

Cabe destacar que este mercado es sumamente dinámico; si bien en el segmento residencial se encuentran consolidados los calefones, seguidos de las calderas, termos y bombas de calor que han ido aumentado su uso, la industria en general no se ha quedado atrás, ya que constantemente está evolucionando, utilizando nuevas tecnologías cada vez más eficientes.