Horacio Schmidt y Martín Schmidt.

¿Cuál es la filosofía de la oficina?
Es un estudio de arquitectura dedicado a la concepción y desarrollo de edificios corporativos, institucionales, viviendas, diseño de objetos y muebles. Nuestra filosofía de dise- ño se basa en la integración de las ideas del lugar y el tiempo en que se emplaza la obra, el encargo y participación activa del mandante y nuestra convicción de que cada obra es un desafío irrepetible. Esto da como resultado proyectos únicos, contemporáneos, que se relacionan entre sí a partir de ideas profundas que trascienden la forma. Ideas como la preponderancia del espacio y la luz, la relación entre interior y exterior, y la materialidad y su influencia en el diseño.

¿Qué los inspira como arquitectos?
Ponemos un especial interés en el desarrollo meticuloso de cada parte de un edificio, mediante detalles y modelos, de forma que cada una de ellas responda al concepto general del proyecto. Junto con ello, definitivamente creemos en el tema de la sustentabilidad, pero de una forma más pasiva que activa. Un edificio que tenga buena orientación es vital, más que la abundancia de grandes tecnologías. A veces se gasta una fortuna en sistemas de climatización que al final condicionan de sobremanera la arquitectura.

El Campus Creativo Universidad Andrés Bello se emplaza en un terreno donde existía una fábrica abandonada, que se convierte en el motor y centro del proyecto.

¿Cómo abordan los proyectos de casas de alto estándar?
Sentíamos que las casas modernas que se estaban haciendo en la década de los '90 al 2000 eran muy frías, muy desvinculadas de la naturaleza, muy poco acogedoras; y ante esa premisa es que hemos tratado de trabajar bajo el concepto de arquitectura contemporánea, pero vinculándola con sus contextos, con sus lugares de emplazamiento. En ese sentido, somos participativos con el cliente, nos acomodamos a sus requerimientos y no imponemos nuestra postura.

¿Alguna que destacar?
Tenemos varios proyectos de casas de alto estándar. Una de ellas es una casa-taller concebida tanto para descansar como para trabajar; hecha íntegramente con materiales reciclados, que sirve de apoyo a la casa familiar en Zapallar, donde llegan todos los hijos, nietos y amigos. En solo 35 días y con un equipo de cinco maestros carpinteros la edificamos. También hicimos una casa en Lo Curro. El encargo nació de conversaciones con nuestros clientes sobre la rigidez formal y programática del habitar en la ciudad y la libertad de las casas fuera de esta, soltura que ellos no querían perder. También nos dijeron que querían una casa moderna, pero acogedora, mensaje que entendimos como una observación a la arquitectura de hoy, es decir, cajas puestas sobre el terreno que convierten a los habitantes en espectadores de la naturaleza.

El Campus Creativo se emplaza en el barrio “La Chimba”.

También se dedican a la arquitectura institucional…
Hacemos de todo. Proyectos de educación, como por ejemplo el Instituto AIEP de la Universidad Andrés Bello en Bellavista y Viña del Mar, edificios institucionales para Telefó- nica del Sur y las oficinas de Nexans, entre otras. A ellos se suma el Campus Creativo de la Universidad Andrés Bello, emplazado en el barrio “la Chimba” (palabra indígena) o “al otro lado” del Río Mapocho, lo que desde el comienzo nos señaló una condición histórica de barrio de servicio a Santiago, instalándose originalmente comunidades indígenas, artesanos y una incipiente industria. En el terreno existía una fábrica de pastas abandonada hace 30 años llamada “La Africana”, propiedad de una familia italiana que la fundó en 1921. El conjunto constaba del edificio de la fábrica, unas construcciones menores, además de tres casas que pertenecían a los propietarios, separados por un pasaje peatonal. Esta relación entre trabajo y vida, propia de las industrias creativas, donde es muy difícil disociar lo que uno hace de lo que uno es, creíamos que era imprescindible preservar. El resultado creo fue más que satisfactorio.

El nuevo edificio del Campus Creativo que alberga los programas genéricos transversales a todas las carreras es un volumen hermético, revestido por una piel metálica e interiormente desprovisto de todo revestimiento.

¿Cómo observa a los nuevos arquitectos?
Cuando era académico -fue Director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Andrés Bello-, trataba de ponerme del lado de los alumnos y de decirles que la arquitectura es una carrera alucinante, donde todos los proyectos, los materiales y los lugares son distintos. Tiene una diversidad enorme. Hay una serie de leyes de las que se habla en arquitectura, como el 10% de talento y 90% de trabajo, pero hay algo que es mayor que eso, y es que exige corazón. Y eso está por sobre todo.

¿Cómo ve la formación actual de los arquitectos?
El arquitecto tiene que ser un profesional multidisciplinario, desde diseñador hasta ITO; el problema que veo son las expectativas con las que salen los alumnos: la mayoría quiere ser diseñador de proyectos de arquitectura, cuando el arquitecto es mucho más que eso, puede ser ITO, constructor, trabajar en inmobiliarias o en una dirección de obras. Siempre digo que hay que trabajar con paciencia, pasión y mucho entusiasmo. Un arquitecto se puede dedicar a la industria, al diseño, desempeñarse en el campo estructural o incluso dedicarse al arte.