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AVANCES EN CÓDIGO DE PRÁCTICAS ESTÁNDAR
Fomentando el uso del acero en la construcción

Un intenso trabajo orientado a actualizar la normativa nacional y entregar un paquete de medidas que fomenten el uso del acero en la industria de la construcción está desarrollando el Instituto Chileno del Acero (ICHA), entidad que reúne a los principales actores del mercado.

El Director Ejecutivo de ICHA, Juan Carlos Gutiérrez, señala que “estamos generando un conjunto de herramientas para que el acero pueda desplegar todos sus atributos y así aumentar la productividad de la construcción en el país”. Para lograrlo, la entidad no solo está trabajando en generar nuevas normas y actualizar las existentes para los distintos productos de acero que se comercializan en el país, sino también elaborando un Código de Prácticas que determine los estándares necesarios para incrementar la efectividad de los proyectos de construcción que usen este material.

“Este documento será una especie de columna vertebral que incluirá a todos los participantes en un proyecto con estructuras de acero. Fijará los requisitos que deben cumplir los materiales, detallamiento y conexiones, los procesos de fabricación, inspección y montaje, entre otros, para luego definir las respectivas certificaciones”, explica Gutiérrez.


Consumo de acero

Cada año se consumen en Chile cerca de 2,7 millones de toneladas de acero. De ellas, el 48% se destina al sector construcción; 43% a la minería y 6% a la industria manufacturera. Asimismo, el consumo nacional per cápita de productos de acero supera los 180 kilos anuales, muy por sobre el promedio de América Latina, pero lejos del mundial que suma 238 kilos y el de otros países como Corea del Sur (1.159), China (508) o Estados Unidos (323).

Todo ello, apunta a que hay potencial para hacer crecer la demanda local, principalmente en el ámbito de la construcción habitacional o de oficinas, donde Chile está al debe. Se estima que solo el 4% de ese tipo de edificaciones usa acero, cifra que nos ubica muy atrás de otros mercados. Por ejemplo, en Inglaterra y Estados Unidos, ese porcentaje alcanza al 70% y en España el 50%.

“Las razones para esta baja utilización del acero son variadas y van desde las culturales, donde se ha privilegiado el hormigón a la hora de realizar estos proyectos; la variable precio, donde erróneamente se indica que el acero es más costoso, sin evaluar los ahorros que puede generar la velocidad de construcción; y el escaso conocimiento de sus atributos”, destaca Juan Carlos Gutiérrez.

El ejecutivo agrega que todo ello explica que este metal sea poco considerado por los arquitectos, salvo para el diseño de estructuras industriales.


Atributos económicos y medioambientales

Los beneficios de este material están en todas las etapas del proceso de construcción. Entre ellos están la flexibilidad que muestra en la etapa del diseño y su rentabilidad económica si se considera la relación entre resistencia y peso. Además, es homogéneo y mantiene uniformidad de las propiedades mecánicas y físicas en el transcurso del tiempo.

“Tiene también el atributo de la prefabricación, lo que incide en la facilidad de transporte, así como en la ligereza, ductilidad, sistemas de resistencia al fuego y a la corrosión”, comenta Gutiérrez.

En el aspecto económico, por su menor peso, se obtiene un ahorro en la cimentación, y por su alta relación resistencia/peso se puede utilizar de manera intensiva en edificios altos y estructuras de grandes claros. Otro aspecto relevante se relaciona con sus atributos ecológicos. El acero es 100% reciclable, se puede desmontar, fundir y volver a fabricar otra pieza, lo que genera mínimo impacto ambiental.


Avanzar en la normativa

Junto con la elaboración del Código de Prácticas Estándar, el ICHA está trabajando, en conjunto con entidades de Gobierno, en una serie de iniciativas tendientes a modificar algunas normativas que estaban quedando obsoletas. Entre ellas destaca la actualización de la NCh 427, “Especificaciones para el cálculo, fabricación y construcción de estructuras de acero”, de 1977, cuyos cambios ya fueron aprobados en diciembre de 2016 por el Instituto Nacional de Normalización (INN), y actualmente se encuentra en proceso de oficialización por el Ministerio de Obras Públicas (MOP).

También están en trámite, en el Comité Técnico del INN, los ajustes a la NCh 428, que data de 1957, y que aborda la “Ejecución de construcciones de acero”. Junto con ello, se están elaborando normas técnicas que definen los requisitos de los perfiles conformados en frío, más conocidos como “perfilería liviana”, y la norma de diseño estructural para estos elementos.

Un tema clave también para la industria es el rotulado de los productos, que tiene por objetivo velar por la calidad de los materiales y proteger los derechos de los consumidores. En esta línea, se encuentra en su última etapa el decreto de rotulado de barras de refuerzo. Se espera próximamente avanzar con el rotulado de otros productos, por ejemplo, los perfiles conformados en frío y las cubiertas metálicas.

“El rotulado tiene dos dimensiones, por un lado, está la trazabilidad que le sirve a todos los actores involucrados, como son diseñadores, arquitectos, ingenieros, constructores e inspectores técnicos de obra, para tener la certeza técnica de que los materiales usados, por ejemplo, en la construcción de un departamento, son los que se indican. Asimismo, las empresas fabricantes, contarán con un mecanismo que los respalda en el cumplimiento de estos requisitos. Nuestro objetivo es que a futuro todos los productos de acero tengan una etiqueta”, señala el Director Ejecutivo de ICHA.

También en el ámbito de asegurar calidad, el Instituto tras realizar monitoreos a las barras de refuerzo para hormigón armado que vienen del exterior, logró que Aduanas solicite una declaración jurada a los importadores que indique que el producto cumple con las exigencias de la normativa chilena.

Finalmente, ICHA está trabajando en el programa de CORFO “Construye 2025” -cuya meta es mejorar la productividad, eficiencia y sustentabilidad en la construcción-, específicamente en los relativo a la “industrialización de la construcción”. En ese ámbito el acero tiene mucho que decir. Hay experiencias, en otros países, de desarrollo de sistemas prefabricados que permiten que las tareas en obra se ensamblen, ahorrando tiempo en la etapa de montaje estructural y mejorar así el proceso productivo de las edificaciones.

“En obras industriales, viales y habitacionales está demostrado que el acero mejora la velocidad de construcción, disminuye los accidentes, mejora el uso eficiente de la energía y optimiza los costos de transporte y aporta en general al ahorro en los proyectos”, enfatiza Gutiérrez.

Agosto 2017
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