El encargo del mandante era el de una vivienda de dos pisos emplazada en La Reina, con una vista insuperable a la ciudad de Santiago. En el nivel inferior se privilegió el hormigón armado en sus vigas, pilares y losa, y los muros en base a albañilería de bloques de hormigón celular, muy efectivos para el mejoramiento térmico.

“El segundo piso está construido con Metalcom, y revestido con muros ventilados con madera para mejorar su resistencia térmica. El techo también es de Metalcom, el que sostiene una cubierta de planchas de pv4 con poliuretano que resiste la alta radiación que cae sobre la cubierta”, detalla Manuel Novoa, arquitecto socio de Biourban, empresa desarrolladora del proyecto.

Las fachadas del segundo piso son revestidas con madera de pino barnizadas con Cerestain color roble, y el piso de abajo queda con el hormigón a la vista, lo que genera un interesante contraste de texturas en la imagen del proyecto.

La vivienda contiene estrategias bioclimáticas para las distintas fachadas y orientaciones del proyecto. “La fachada principal es la poniente, que mira hacia la ciudad, la cual trabaja en el segundo piso con una fachada móvil con protectores solares que generan una doble piel ventilada. Además hay un patio interior de doble altura que potencia el efecto venturi y la ventilación cruzada, produciendo movimientos del aire que mejoran la calidad ambiental de la vivienda. Estos flujos de aire se pueden controlar fácilmente al abrir o agrupar los protectores solares”, comenta Manuel Novoa.

En las fachadas norte, sur y oriente, donde los espacios habitables tienen contacto con el perímetro de la vivienda, se construyeron muros ventilados en el segundo piso, y muros con bloques de hormigón celular en el primer nivel. “Los muros ventilados dejan un espacio de 5 cm para el flujo de aire, que actúa como un gran aislante térmico. Los muros de hormigón celular contienen micro partículas de aire en su materialidad, las que también son muy efectivas para el rendimiento energético de la vivienda”, detalla el arquitecto de Biourban.

En la cubierta del segundo piso se considera un triple sistema de aislación. Sobre las cerchas en el cielo lleva lana mineral de 10 cm. Luego hay una cámara de aire de 40 cm aproximados, y sobre las cerchas un panel pv4 de zinc con aislante de poliuretano incorporado.

“Esto asegura una alta resistencia térmica en la cubierta de la vivienda, que es donde se recibe más del 50% de la radiación solar, y por donde existen las mayores pérdidas de calor en invierno. También se consideran termopaneles en todos los ventanales de la casa”, complementa Novoa.

La casa considera una forma curva en la fachada poniente, que sobresale en todo el perímetro respecto al piso inferior. Esto genera que la losa armada considerase alzaprimas variables en toda su área, lo que dificultó el sistema de enfierradura de la losa, entre otros desafíos de ejecutar una losa con una geometría muy particular.

En la cubierta lleva la misma geometría, “lo que generó que todas las cerchas también tuvieran un largo variable dependiendo del sector de la curva que correspondía. Esto fue lo más complejo para la construcción, pues los sistemas bioclimáticos de muros ventilados y cubierta con alta aislación fueron más simples de construir ya teniendo la estructura de la casa para ser revestida”, recalca el arquitecto.

Otro desafío fueron los protectores solares. Tenían que ser móviles a lo largo de la fachada curva, es decir, la poniente. Debían proteger del sol, pero a la vez poder agruparse y abrirse pues la mejor vista a Santiago desde el interior de la casa es justamente la fachada poniente. “Estudiamos distintos protectores móviles para poder construir nuestro propio sistema, que finalmente va sobre un riel metálico superior e inferior, con placas de terciado estructural enmarcados en perfiles metálicos, agrupados de a dos con una bisagra simple que las pueda mover en diferentes ángulos hasta quedar rectas y paralelas a la fachada”, concluye el profesional de Biourban.