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Mitos y verdades del trabajo femenino en Construcción

Según datos del INE, al año 2015 solo el 7,5% de los altos cargos gerenciales en Chile fueron ocupados por mujeres y el ingreso medio mensual entre ambos sexos fue un 31,6% mayor para los hombres. El caso concreto de la Construcción resulta interesante de analizar, ya que es considerada una de las industrias más machistas dentro de la sociedad chilena. En este reportaje, quisimos corroborar algunos mitos y enterrar otros respecto a este tema, además de mostrar los testimonios de dos mujeres que cuentan su experiencia en el sector.

Hace un par de semanas, el Presidente de la Comisión Nacional de Productividad (CNP), Joseph Ramos, aseguró en el seminario “Mujeres en el mundo laboral: un aporte para Chile”, que una mayor participación laboral femenina puede tener un impacto fiscal, de productividad y crecimiento en la economía. De acuerdo a lo que indicó el economista, elevar la participación de las mujeres en el mercado de 48% a 69% traería 900 mil trabajadores más para la economía. Ello haría que el PIB per cápita y la productividad fueran casi 6% mayor y que ingresaran al fisco más aportes tributarios, cercanos al 1,2% del PIB.

Pero, para lograr ese anhelado propósito, hay que romper un muro que se resiste a caer. Cesar Ozzetti, Director en Show me the Money, señala que, en general, a nivel latinoamericano la mujer siempre ha ganado un salario inferior al hombre y en Chile esa cifra se traduce concretamente en un 15% menos. “Paulatinamente, la mujer ha ido entrando a trabajar en cargos que el hombre dominaba. Anualmente, el crecimiento de la empleabilidad femenina en la industria nacional se ubica en torno al 8%”, asegura el analista.

Ozzetti calcula que dichas cifras son aplicables también al rubro de la Construcción. Las mayores oportunidades laborales, a su juicio, se encuentran en cargos como el de Gerente de Contratos e Ingeniero de Planta, que son posiciones más estratégicas que no requieren tanto contacto en obra, como sí es el caso del Jefe de Operaciones. “La relación del día a día de una ejecutiva con los obreros en terreno puede ser un poco más complicada; todavía ahí hay un tema cultural”, señala. “Me parece que a largo plazo podríamos pensar en igualar las labores de hombres y mujeres en la industria nacional, aunque en Construcción y Minería me parece más complejo”, agrega.


¿Dónde se mantienen brechas?

Para Anastasia Samokhvalova, Engineering & Logistics Executive Consultant de Randstad, la cosa no es tan “color de rosa”. La percepción que esta experta tiene del mercado chileno es que aún, lamentablemente, la inserción laboral femenina no es algo definitivo y la mujer no tiene los mismos derechos que los hombres. “Existe no solo una brecha salarial, sino que además hay una brecha en ciertos cargos. Pero, además, aún hay prejuicios y discriminación con mujeres jóvenes en estado fértil; el embarazo sigue siendo un problema para los empleadores”, señala. La analista confirma que efectivamente existen rubros profesionales que son de más difícil acceso para las mujeres como Minería, Manufactura y Construcción, que incluso califica como sectores “machistas”. Eso sí, reconoce que en los últimos años ha habido una evolución interesante, ya que incluso hasta hace poco muchas mujeres ni siquiera podían estudiar ciertas carreras. “Las empresas ya no discriminan tanto, muchas obligadas por ley y otras por políticas de diversidad que sustentan multinacionales”, comenta.

De acuerdo a Luciana Bengardino, Manager División Ingeniería y Supply Chain de DNA Human Capital, la brecha salarial entre hombres y mujeres en Chile llegó a ser del 50% en el año 2010, mientras que hoy ha bajado a cifras que van entre el 20% y el 25%.

En el caso de la Construcción, la analista asegura que paulatinamente la presencia femenina ha aumentado. En concreto, señala que esta ha subido de un 5% hasta un 8% en los últimos seis años. “Hoy resulta un mercado atractivo para las mujeres porque posee trabajos dinámicos. Principalmente se concentran en jefaturas más técnicas, como prevención de riesgo, y también cargos ejecutivos”.

Respecto del perfil de los cargos, Anastasia Samokhvalova asegura que en el sector, hay que hacer una distinción entre los cargos operativos y los ejecutivos, señalando que, a diferencia de lo que la mayoría podría pensar, en el segundo es más difícil el acceso para las mujeres. “En el nivel operario hay diferencias prácticas, en cuanto a infraestructura por ejemplo, pero las relaciones se dan más fluidamente. En cambio, en los mandos medios, muchos hombres tienden a desconfiar o a cuestionar a sus colegas mujeres, sobre todo si son más jóvenes”, explica. Respecto al tema de las habilidades propiamente femeninas, Luciana Bengardino afirma que puede ser un aspecto positivo en la medida que muchas de ellas tienen una facilidad innata para desarrollar las relaciones interpersonales. “Algo que es bastante bueno en rubros duros como la ingeniería y la construcción”, sostiene.

Finalmente, la analista de DNA Human Capital señala que “aunque es difícil hacer carrera en este sector, las mujeres que postulan a diferentes tipos de jefaturas tienen la capacidad de manejar la presión y ambientes ásperos, ya que durante toda su vida han debido validarse permanentemente.


Testimonios femeninos

Romina Lizama.
Paola Lazo.
Romina Lizama es Constructora Civil de la Universidad Central. En 2006 llegó a Brotec- Icafal como alumna en práctica y seis años después se convirtió en Coordinadora de Calidad. “Acepté el cargo feliz. Me di cuenta rápidamente que calidad es un área que me gusta mucho, sobre todo la parte de planificación”, comenta.

Sin embargo, reconoce que al principio no fue fácil, aunque también afirma que en los últimos años ha habido un cambio de actitud. “He tenido que sacar carácter en este cargo. Ser mujer y acercarte a un supervisor a decirle que el trabajo no está bien hecho y que hay que volver a hacerlo no es fácil”, explica.

También ha ayudado a este mayor acercamiento que hoy los focos de preocupación de la construcción están relacionados con la seguridad, medioambiente y calidad, “lo que hace que nuestro rol fiscalizador sea cada vez mejor percibido”, señala. Paola Lazo trabaja hace 11 años en construcción. Actualmente, se desempeña como rematadora de terminaciones en Brotec-Icafal. “Me encanta estar aquí, aprender cosas nuevas y demostrarme que me la puedo”, afirma. Respecto al compañerismo, Paola asegura que no cambiaría su trabajo por ningún otro y que no podría tener mejores compañeros, además de sentirse muy agradecida de las jefaturas. “Nunca he tenido problemas con los jefes, siempre han sido muy comprensivos y de buen trato. Estar en obra no me impide atender adecuadamente a mis hijos, por lo que ni siquiera pienso en qué otra cosa pudiera trabajar. Yo de verdad amo mi trabajo”, concluye.
Octubre 2016
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