El proyecto Centro Cultural Arauco surgió tras el terremoto del 27 de febrero de 2010, que afectó al antiguo Teatro “Luis Jury Jury” y la Biblioteca Municipal “Luis Aguirre Mercado”. Autoridades municipales, vecinos, la empresa Arauco y algunos clientes en el extranjero de esta última, decidieron trabajar en conjunto para la construcción de un edificio emblemático que acogiera las actividades artísticas de la zona.
El teatro y la biblioteca se plantearon para uso público y de integración a la comunidad, el que se complementa con un espacio techado que se convierte en una plaza pública, donde se pueden hacer diversas actividades. Acá la madera destaca por su amabilidad y calidez, que en un clima sureño le da mucho más vida a lo largo del año.
Desafíos técnicos
La ciudad de Arauco se encuentra casi al mismo nivel del mar, por lo que uno de los requerimientos fue que el primer nivel fuese de hormigón. El segundo, por el contrario, es más liviano y casi totalmente vidriado, armando la esquina. En su interior se colocaron celosías de madera laminada Hilam, las cuales quedaron direccionadas hacia el cerro Colo Colo, simbólicamente importante para la comunidad mapuche local. Según Mauricio Léniz, arquitecto de Elton y Léniz, “en vez de desarrollar la piel de madera por fuera, la pusimos por dentro, para protegerla y que siempre tuviera la orientación que nosotros queríamos”.
La madera también está presente en la celosía que da a la circulación del segundo piso, hacia el patio interior. En ella se utilizaron escuadrías tradicionales de madera. “Esta vez el formato fue de secciones, casi de barracas. La tercera aplicación fue la techumbre del patio interior, donde diseñamos una estructura de madera laminada, que sigue las geometrías del resto del edificio y que nos permitió armar un techo translúcido”, agrega Mauricio Léniz.
En la primera planta, la madera se utilizó en dos oportunidades: la primera, como revestimiento interno del teatro; la segunda, como aplicaciones que en el exterior colaboran con la acústica del recinto.
Entre otros espacios, las nuevas dependencias cuentan con un teatro con butacas retráctiles para 250 personas, una biblioteca completamente equipada, tres salas multiuso y una cafetería. “El edificio es parte del espacio público, por eso su centro es un área abierta, como si fuese una plaza, pero techada. Se cruza caminando si no se quiere entrar a algún evento cultural que se esté desarrollando allí”, comenta Léniz.
A este respecto, el arquitecto destaca el desafío de construir un teatro de última generación. “El objetivo no era construir una sala de teatro convencional, con butacas fijas, sino proyectar un recinto que pudiese transformarse en un estudio de televisión, un área más flexible. Por lo mismo, todo lo que no se ve en el teatro, como pisos técnicos, revestimientos acústicos, entre otros elementos, fueron un gran reto de arquitectura y construcción”.
Entre otras tecnologías, el teatro cuenta con un sistema de ventilación natural bastante complejo. “Se encuentra en lo más alto del edificio, y actúa como un sistema de recirculación de aire interior y exterior. Lo más complejo fue trabajarlo a nivel del teatro debido a la acústica del recinto”, recuerda Léniz.
