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Alejandro Aravena, arquitecto nacional y Pritzker 2016:
Arquitectura Elemental

Trabajando a partir de la escasez, sus viviendas sociales y diseños urbanos son una revolución humanística de la arquitectura contemporánea. Estas y otras temáticas son parte de una charla que compartió el connotado arquitecto nacional, en el marco del centenario de la Asociación Gremial de Empresas Eléctricas.
Foto de Cristóbal Palma. Gentileza ELEMENTAL.

¿Cómo enfrentar la escasez de recursos y la migración campo ciudad?
Al 2030, habrá alrededdor de 5.000 millones de personas viviendo en ciudades y 2.000 millones bajo la línea de la pobreza. El fenómeno de migración del campo a la ciudad va a ocurrir en los países con menos recursos y, en general, la evidencia demuestra que una política pública debiese aportar del orden de 10 mil dólares por familia, para responder al proceso de construir una ciudad de un millón de habitantes por semana. Esto va a ocurrir a una escala y a una escasez de recursos que no tiene precedentes en la historia de la humanidad, por lo tanto, vamos a tener que generar conocimiento nuevo y mucha innovación para hacerle frente.

¿Se puede lograr esto que parece imposible?
Lo que está claro es que para esa escala no vamos a llegar jamás solo con la acción del Estado ni con la del mercado. Si no somos capaces de canalizar la energía de las propias personas, no resolvemos la ecuación. En las ciudades, el costo más alto y lo que hace más difícil generar calidad de vida, es la coordinación de actores muy distintos, no solo la del Estado, que de por sí funciona por sectores, mientras que las ciudades son transversales.

Hacerlo mal no es el tema, la pregunta es cómo hacerlo bien ante la escasez de recursos. ¿Cómo usamos a las ciudades como vehículos eficientes de mejoramiento de calidad de vida? La sensación ambiente hace que todo se concentre en la periferia.

En el caso de Santiago, si bien no estamos tan mal, la distancia entre los que tienen y no tienen, es brutal y se experimenta la inequidad.

Ubicadas en Macul, las Torres Siamesas, frontalmente se leen como un único volumen bicéfalo, pero en escorzo, dada la diferencia cromática de los perfiles, se pueden leer como dos torres efectivamente verticales, que comparten gran parte de su cuerpo, como si se tratara de estructuras siamesas.

Foto de Cristóbal Palma. Gentileza ELEMENTAL.

¿Cómo mejorar nuestras ciudades y elevar la belleza como un valor en la arquitectura?
En la belleza entramos en problemas, porque es subjetivo, entonces lo que puede ser bello para unos, puede que no lo sea para otros. Ahora bien, la arquitectura le da forma a los lugares donde la gente vive. En este contexto, es importante cubrir desde las necesidades básicas y tangibles hasta las más intangibles de la condición humana. Si solo se satisfacen las necesidades básicas ello no es suficiente. Un ejemplo se observa en la periferia de Santiago: hay agua potable, alcantarillado, un sentido de propiedad, pero el nivel de resentimiento y la sensación de que la vida es mala es muy real. En cuanto a la ciudad, esta se mide por lo que se puede hacer en ella de manera gratuita. Es la calle el lugar donde se podría mejorar la calidad de vida.

¿Cómo observa el crecimiento de una ciudad como Santiago?
Primero tenemos que entender que una ciudad no es una acumulación de casas, sino una concentración de oportunidades, que atrae a la gente a vivir en ella. El problema de las políticas públicas en Chile es que en esas periferias donde el suelo costaba poco para acomodar gente, no había ninguna otra cosa que hacer que solo vivir, existiendo problemas en términos de los desplazamientos, la contaminación, los entornos, etc. Este tipo de cuestiones debería verse resuelto por un plan o masterplan de ciudad. Se debe considerar que en la ciudad debe haber usos mezclados, mixtos. Que yo pueda trabajar cerca de donde vivo, idealmente que alguien pueda tener el negocio y la casa arriba, algo tan básico, pero que hoy en día no es posible de concretar.

A escala macro tenemos que tener estas visiones de ciudad. La política pública generó enormes cantidades de periferias y esa misma política tendrá que refundarlas, que las personas que en ellas viven tengan algo que hacer.

A esto yo lo llamo “intensidad urbana”, que haya más que hacer por metro cuadrado.

En el Centro de Innovación UC Anacleto Angelini, ubicado en el Campus San Joaquín, el uso de hormigón armado, además de temperar de manera natural el interior gracias a su gran inercia térmica, sugiere otra de las ambiciones del edificio: soportar con dignidad la prueba del tiempo.

Foto de Nina Vidic. Gentileza ELEMENTAL.

¿Cómo generar una política arquitectónica profunda para resolver la vivienda social?
La crítica histórica de la vivienda social es la incapacidad de reaccionar a la diversidad de las familias, de distinto tipo o preferencias, y que, por hacer economía de escala, se terminabanhaciendo todas igual. En Chile, como no había recursos suficientes para hacer esas viviendas sociales de 80 o 90 m2, como en Europa o incluso Estados Unidos, hubo que hacer apenas una parte de las viviendas. Dada la escasez de recursos, la incrementalidad fue una manera de no solamente hacerse cargo de recursos que no alcanzaban, sino que además terminó por resolver el problema de la monotonía, de que todo fuera igual. Un sistema de viviendas que se completaban con el tiempo fue una manera de poder adaptar a una realidad específica una vivienda que hubiera sido genérica.

De ahí nace lo que se conoce como vivienda incremental…
En el proyecto de vivienda social Quinta Monroy, implementamos por primera vez una de las ideas de la firma: el concepto de “Vivienda Incremental”. Dado un minúsculo presupuesto, en lugar de diseñar una hilera de casas o pequeñas casas individuales se propone la construcción de la mitad de una buena casa por el mismo costo.

ELEMENTAL proporcionó una casa básica con el equipo sanitario necesario y dos habitaciones en un espacio de 40 m². Con este marco, las familias se hicieron cargo de la construcción del resto de la casa después de ahorrar suficiente dinero y así, cambiar progresivamente sus casas de una vivienda social básica a una unidad más deseable. La vivienda social requiere calidad más que caridad profesional.


A partir de 1994, Alejandro Aravena ha ejercido su profesión de manera independiente hasta que en 2001, de la necesidad urgente de generar alojamiento digno en las ciudades a una población creciente, nació ELEMENTAL (colectivo de arquitectos formado por Gonzalo Arteaga, Juan Cerda, Victor Oddó, Diego Torres y el propio Aravena). De 2010 a 2015 fue miembro del jurado del Premio Pritzker, tras lo cual le fue otorgado este galardón en 2016. Más recientemente, Aravena fue curador de la Bienal de Venecia de este año, con el slogan “Reporting from the Front”, donde solicitó que los profesionales informaran de proyectos con nuevos campos de acción, tales como la escasez de viviendas, la migración, los barrios pobres urbanos, los residuos y los desastres naturales, entre otros. Justamente es lo que define el trabajo de Aravena y ELEMENTAL, que en un paso más allá de este “hacer algo” recientemente liberó el uso de cuatro de sus diseños de vivienda social. Vale decir, cualquier arquitecto, institución pública o privada podrá utilizar los planos y detalles constructivos de los conjuntos Quinta Monroy de Iquique, Colonia Lo Barnechea en Santiago, Villa Verde en Constitución y las premiadas viviendas expansibles de Monterrey en México.
Agosto 2016
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