Por José Miguel Guzmán, Gerente General de Inmobiliaria Lo Campino.
José Miguel Guzmán.
Las casas mediterráneas están formando parte de la nueva oferta residencial, incluso en segmentos medios, aportando al desarrollo armónico de la ciudad. Pero ¿qué condiciones deben darse para que sea más que un cambio estético?
Masificación
Hace más de 10 años, algunos de los primeros modelos se comenzaron a ver en exclusivos sectores de Chicureo y se replicaron paulatinamente en nuevos desarrollos de alto valor. Hoy se puede acceder a ellos no solo en barrios exclusivos. Claramente este tipo de viviendas se están masificando y están llegando a otras zonas de la capital. Incluso es posible encontrarlas en comunas como Quilicura, hasta donde ha comenzado a desplazarse progresivamente el segmento ABC1, según arrojó el estudio “Chile 3D Cambios: Marcas y Consumo” de GFK Adimark.
Los desarrolladores hemos advertido que hay un aumento en la preferencia de estas casas modernas, conocidas como mediterráneas, y gran parte de la oferta inmobiliaria del mercado se ha ido ajustando a ese requerimiento, que está en línea también con las especificaciones técnicas y líneas minimalistas, que están presentes en el diseño al interior de las viviendas.
Diseños actuales
La evolución de estas casas tiende ahora hacia un estilo con cortes más rectos, donde se les da mucha más importancia a los volúmenes, dando opciones de flexibilidad que faciliten la ampliación de la vivienda, según las necesidades futuras de sus dueños. El público que las prefiere es transversal, depende más que nada de las preferencias personales, aunque puede estar influenciado por la moda o por el interés de acceder a cierto estatus que podría significar una fachada de tipo mediterráneo. Más allá de eso, sus fortalezas se relacionan con la capacidad de utilizar cualquier sistema constructivo, como albañilería, hormigón y construcción liviana.
Además, su gracia está en combinar esa modernidad exterior con distribuciones interiores vanguardistas, como cocinas integradas, zonas nobles de gran espacio y luminosidad, pudiendo ser casas más sustentables energéticamente, generando incluso bajas necesidades de iluminación artificial. Se presenta entonces el desafío de responder a la demanda por este tipo de viviendas con productos que estén bien pensados, con un diseño integral de calidad, y que se preocupe de favorecer las áreas verdes a su alrededor, permitiendo otorgar mayor calidez al entorno, y volver a imprimir la identidad de barrio que entregaban las tradicionales casas chilenas, pero ahora en línea con un diseño sofisticado, que generalmente se encuentra en este tipo de modelos.
Finalmente, deben pensarse no solo como solución estética, sino contemplar una buena distribución, para que se cuente con espacios interiores confortables que permitan mejorar la calidad de vida de sus residentes, más allá de la moda que está dejando atrás a las casas chilenas.