Adelchi Colombo.

Para que las viviendas tengan una adecuada eficiencia energética, se debe tener en cuenta su arquitectura y orientación, aislamiento, cerramientos, ventilación y calefacción, entre otras consideraciones.

Arquitectura y orientación: El sol es una fuente de energía térmica gratuita que hay que tratar de aprovechar, para lo cual la arquitectura, en función de la ubicación y orientación, es un elemento de ayuda para facilitar el ahorro de energía. La radiación solar directa y reflejada, e incluso difusa, puede lograr una ganancia de energía térmica significativa.

Aislamiento: El aislamiento térmico de la envolvente de muros, ventanas, puertas, cubierta y pisos puede generar ahorros que ayudan al confort térmico con poco gasto de energía; permite conservar el calor de la calefacción y reducir el consumo energético, aun sin un buen aporte de radiación.

Cerramientos: Las puertas y ventanas juegan un rol significativo en el consumo de energía térmica. Además de contar con vidrios termo paneles (o doble vidrio), es importante la hermeticidad del cierre que se logre con estos elementos para reducir las renovaciones no controladas de aire y la pérdida de energía. La instalación de burletes autoadhesivos ayuda a la hermeticidad de puertas.

Ventilación: Las buenas prácticas de ventilación son necesarias para renovar el aire y reducir la concentración de humedad y los riesgos de condensación asociados. El nivel de hermeticidad de una vivienda tiene que ver con la solución constructiva y el cuidado que se ponga en el remate de singularidades como sellos, revoques, burletes, etc. Las principales ventilaciones deberían efectuarse en los horarios más benignos, sin embargo, existen sistemas automáticos de renovación de aire con recuperación de energía térmica, donde se extrae el aire húmedo y viciado pero se recupera su energía térmica, que se le transfiere al aire fresco y seco que se inyecta.

Calefacción: En las cuentas de energía los sistemas de calefacción y su correcta administración juegan un rol significativo. Hay una gran variedad de sistemas de calefacción y cada uno requiere una administración ad-hoc para sacarle el máximo partido. Por ejemplo, en un sistema de calefacción sobre la base de agua caliente por losa es conveniente probar regulando el aquastato (temperatura del agua) a baja temperatura (45°C), con lo que la vivienda se demorará más en llegar a una temperatura de confort. Si se desea una temperatura ambiente de 20°C (termostato), se puede lograr con temperatura del agua de calefacción a 45°C o a 65°C. Con el aquastato a 45°C se demorará más en lograr los 20°C de temperatura ambiente, pero una vez que el sistema esté en régimen, el consumo de energía será menor. Igual es bueno hacer pruebas.

Balanceo del sistema de calefacción: También es conveniente balancear el sistema de calefacción regulando los caudales de cada circuito. Esta regulación se ha tornado mucho más fácil mediante la incorporación de medidores de flujo que se instalan en cada uno de los circuitos en cada uno de los manifold, son fáciles de operar y muy didácticos en su lectura, permitiendo ajustar el flujo en recintos con mejor orientación.

Energía térmica distrital: Los sistemas de calefacción más eficientes son los distritales, donde la energía térmica se genera en forma industrial en una central distrital de alta eficiencia y se distribuye a cada vivienda mediante una red distrital de fluido térmico altamente aislada. Cada vivienda extrae de la red distrital la energía que requiere para su calefacción y también para el agua caliente sanitaria mediante intercambiadores de calor. Los residentes se benefician con un sistema de energía térmica eficiente y económica, con ahorros que pueden superar el 60% respecto de un sistema tradicional individual. Esta tecnología incorpora medidores de energía térmica que permiten que cada residente solo pague la energía térmica que usa.