Daniela Orellana K., arquitecto de la Universidad de Chile, Máster en Iluminación Arquitectónica de la Universidad Politécnica de Madrid, España, y Colaboradora en DIAV, comenta que “la iluminación de espacios interiores debe conjugar el aspecto funcional y estético, tomando en cuenta las necesidades particulares de cada espacio para hacerlo confortable y energéticamente eficiente”.

En el hogar, explica, la calidez es un aspecto primordial en que se busca enfatizar por medio de la iluminación adecuada. La elección de la fuente de luz y el estilo de las luminarias juegan un rol importante. En tanto, en espacios como salas de clases, se debe cumplir con niveles mínimos establecidos por normativa, con el fin de garantizar un buen nivel de iluminancia sobre la superficie de trabajo, que también se asocia a la complejidad de la tarea visual efectuada. Mientras más compleja es la tarea, mayor será el nivel de iluminancia requerido; las adecuadas condiciones de iluminación permiten realizar tareas con un mayor confort. La especialista agrega que en la iluminación comercial en cambio, la importancia está enfocada en iluminar para vender, enfatizando las cualidades de los productos.

Por su parte, Pamela Padruno, Socia en DIAV y colaboradora en la empresa HBA de estados Unidos, explica tque en espacios productivos como oficinas, “la tendencia es privilegiar la iluminación dinámica, que pueda cambiar en el color (de frío a cálido durante el día imitando la iluminación natural) y variar la intensidad. Así podemos mantenernos más activos y alertas con tonos más fríos y más intensos, y cuando es hora de relajarse se privilegian los tonos cálidos y de menor intensidad”.

Daniela Orellana señala que hoy existen tres grandes grupos de fuentes de luz (o lámparas): Incandescentes, de Descarga y Electroluminiscente. En Europa, el primer grupo ya ha cesado su producción y extensivamente a nivel mundial tenderán a su desaparición en el próximo tiempo, sin embargo, acá en Chile las seguimos utilizando. La incandescencia tiene su mayor uso interior en espacios residenciales y ligados a hospitality (hoteles por ejemplo). Las lámparas de descarga, por su parte, (entre ellas la fluorescencia) se utilizan bastante en oficinas, industria, retail y salas educacionales. Entre las fuentes de luz electroluminiscentes se encuentra el LED, tecnología en actual desarrollo y que se ha introducido en la iluminación interior de los más diversos usos, como espacios residenciales, comerciales, de oficinas e industriales.

Como sostiene Pamela Padruno, “cuando nos enfrentamos a un proyecto de iluminación lo primero que hacemos es definir un concepto donde se incorporan variables como ubicación, función y actividad que se desarrolla, entre otros, para luego buscar las soluciones”. Añade que con la luz es posible modificar por completo la característica de un lugar: “se puede cambiar el color de un ambiente, destacar objetos o crear una historia, una fantasía o un recorrido. Es importante trabajar en conjunto con el cliente e identificar el objetivo que se quiere lograr, definiendo una iluminación que sirva a las personas, de modo que se sientan cómodas y satisfechas con el espacio creado”.

Daniela Orellana acota que un proyecto de iluminación interior ejecutado desde el comienzo en conjunto con el interiorismo o decoración de un espacio, puede otorgar un valor agregado importante en la ambientación. “La luz puede transmitir emociones, sensaciones, o enfatizar estados de ánimo, por lo que su correcta implementación puede cargar de identidad un lugar, creando una atmósfera determinada, jerarquizando objetos relevantes y destacando detalles de la arquitectura interior”, afirma.

Gracias al desarrollo de nuevas tecnologías de fuentes de iluminación y sistemas de control acorde, se ha podido disminuir los consumos aumentando los niveles necesarios (nunca es bueno sobre iluminar un espacio). Así lo señala Pamela Padruno, quien agrega que “los LEDs han ganado gran espacio en el desarrollo de la iluminación actual, permitiendo una gran gama de soluciones, destacando también el fácil manejo de los sistemas de control, donde se pueden usar sensores para disminuir la cantidad de luz según el aporte de la iluminación natural o apagar la luz cuando el espacio no está siendo ocupado”.

Daniela Orellana añade que, además de aportar la eficiencia energética, la mayor vida útil de los LED contribuye a un ahorro en la mantención y menor reemplazo de equipos, y que las nuevas tecnologías deben ser complementadas con los correctos criterios de diseño de iluminación, que, idealmente, se incorporen desde el comienzo como complemento de la arquitectura o el interiorismo para lograr una solución integral y óptima desde el punto de vista estético y funcional.

Para Daniela Orellana, el hecho de que algún segmento en especial le dé eventualmente más importancia a la iluminación que otros, va a depender mucho del cliente e irá ligado también al presupuesto del proyecto.

Ahondando en este tema, Pamela Padruno comenta que “los estudios de iluminación más avanzados están en el área de oficinas, por el gran tiempo que pasamos en ellas y el nivel de productividad que se quiere conseguir, además de la necesidad de lograr que las personas se sientan lo más cómodas posible. Lo más importante al desarrollar un proyecto de iluminación es esbozar un concepto, ver lo que se quiere y nunca olvidar que lo que hacemos es iluminación para personas”.