Diego Lizana.

Debemos entender el alumbrado público como aquellas instalaciones que proporcionan iluminación de las vías de circulación tanto peatonal como vehicular; también están incluidas las instalaciones de los espacios comunes entre edificaciones que por sus características, estéticas o de seguridad, deben permanecer iluminadas en forma permanente u ocasional.

Se estima que en los municipios un 70% de su consumo total energético corresponde a alumbrado público, es decir, gran parte de su presupuesto energético corresponde a este ítem. De ahí que una política de uso eficiente sea crucial.

Un plan de gestión adecuado que considere diagnóstico de las necesidades, selección de la tecnología óptima de acuerdo a esa realidad, así como una estrategia de mantenimiento debería ser considerado como básico, a fin de disminuir o más bien usar racionalmente los recursos que muchas veces son escasos.

En el caso del alumbrado público hemos acuñado el concepto de Alumbrado Sustentable, en el entendido de que su uso debe considerar el componente de impacto en el medio ambiente.

La Agencia Chilena de Eficiencia Energética (AChEE) desarrolló un piloto en la calle Monseñor Sotero Sanz, en la comuna de Providencia, para comprobar el ahorro y cómo el mejor uso de la energía es el camino a seguir. Se dividió la calle en tres tramos. En el primero no se realizó intervención alguna. El segundo fue sometido a un sistema de gestión y el tercero fue evaluado y se modificó la tecnología por la mejor para esa realidad. Los resultados fueron impresionantes. El ahorro global fue del orden del 43% de energía con respecto a la línea base y por supuesto, fue el tercer segmento donde más se vio el ahorro.

Fase 1: Auditoría, es decir, un diagnóstico acabado de la instalación a intervenir, lo que permite generar la línea base de comparación.

Fase 2: Proyecto, considerando las soluciones técnicas de lo encontrado en la auditoría.

Fase 3: Ejecución, corresponde a la implementación de las medidas de Eficiencia Energética a las instalaciones.

Fase 4: Mantenimiento, esto es, la gestión de mantenimiento permanente e integral del alumbrado público, con el fin de maximizar la vida útil y la confiabilidad de la instalación.

Estas cuatro fases son fundamentales para asegurar que un proyecto no se quede solo en una idea, sino que se materialice y se perfeccione.

Los municipios podrían disminuir considerablemente sus costos si consideraran planes de eficiencia energética. La AChEE mantiene líneas de trabajo en distintas áreas como industria y minería, edificación, transporte, por nombrar algunas, y en todas ellas la premisa es aportar al cambio cultural (educación) en que aprendamos como sociedad a usar la energía de manera inteligente, acorde a las realidades de cada empresa e institución. Por supuesto, todos los proyectos deben ser apoyados con una metodología clara y robusta de medición y verificación de resultados. Los proyectos de Alumbrado Público Sustentable son una clara demostración de que se pueden hacer las cosas bien en eficiencia energética y es una invitación que queda abierta a seguir trabajando.