Sergio Baeriswyl

¿Cuál es la realidad de nuestras ciudades en materia urbana?
La realidad de nuestras ciudades es dispar; por un lado, muestran avances significativos en cobertura de servicios, infraestructura y viviendas, pero, por otro, el escenario es muy distinto. Nuestras ciudades han ido acumulando problemas como resultado de un modelo de desarrollo económico del país, que no las ha puesto en el foco de las políticas públicas, aun cuando la ciudad es el principal servicio público de una sociedad organizada.

¿Cuáles son hoy sus principales precariedades?
La precariedad de nuestras ciudades puede llegar a ser vergonzosa, cuando vemos, por ejemplo, la vulnerabilidad de ellas frente a catástrofes naturales, barrios marginales ahogados en la exclusión social y espacial, limitada cobertura de servicios de transporte público, índices de contaminación ambiental por sobre la normas, escasa cobertura de áreas verdes, o la destrucción de nuestro patrimonio urbano… y podemos seguir sumando.

¿Cómo es hoy la planificación urbana en nuestro país?
En Chile no existe planificación urbana en el sentido estricto del término; lo que hay es una regulación urbana que se ejerce a través de los planes reguladores. Estos instrumentos se aplican en función de la demanda de los permisos de edificación, pero no existe una planificación basada en planes integrales de intervención urbana, con proyección de futuro, objetivos, metas y presupuestos asignados. Si contáramos en cada ciudad con un plan de estas características podríamos abordar los desafíos de mejor forma y no dejar el crecimiento de las ciudades solo a merced de la oferta y la demanda.

¿Cuál es el rol del Estado en este ámbito?
Si entendemos la ciudad como el principal servicio público de una comunidad, el Estado es responsable de asegurar que ese servicio sea de calidad. Sin embargo, el centro del problema está en que no existe una política de Estado que aborde los problemas de las ciudades en forma integral; estas quedan como una tarea de los gobiernos de turno y, aunque un gobierno nacional o comunal haga los mejores esfuerzos, estos estarán siempre limitados a un período que es insuficiente para abordar los problemas de la ciudad en profundidad.

¿Qué amenazas atentan hoy mayormente contra las ciudades?
Creo que la principal amenaza de una ciudad es la incertidumbre de sus habitantes, especialmente respecto de su futuro. Vivimos en una sociedad altamente comunicada e informada, pero que sabe muy poco sobre el futuro de su ciudad. Esto es muy peligroso, ya que la incertidumbre se transforma en una falta de compromiso de los ciudadanos con un proyecto común de ciudad. Creo, por el contrario, que una ciudadanía bien informada sobre los proyectos de ciudad puede sentir que forma parte de una comunidad de ideas, asumir compromisos e identificarse con su ciudad.

¿Cómo está preparado nuestro país urbanamente para hacer frente a terremotos y tsunamis?
Chile está en la lista de los 10 países con mayor presencia de riesgos naturales del mundo, según el Weltrisikoindex de la Universidad de Bonn, Alemania. Sin embargo, somos testigos de cómo cada evento natural extraordinario se transforma en una catástrofe para nuestras ciudades, representando enormes costos económicos y sociales para el país. Las experiencias del 27/F y, en especial, del tsunami, o del reciente incendio de los cerros en Valparaíso, o las inundaciones invernales, dejan en evidencia que nuestras ciudades no han asumido esta condición de riesgo, que no están planificadas para enfrentarlos y que el Estado es muy débil al momento de aplicar políticas de resiliencia. No obstante lo anterior, las edificaciones en Chile cuentan con una muy buena norma sismo resistente, pero las ciudades no tienen normas adecuadas para su protección frente a los riesgos naturales.

¿Cómo ha sido la recuperación del borde costero en la Región del Bío Bío?
La experiencia de reconstrucción urbana del borde costero de la Región del Bío Bío dejó muchas enseñanzas, pero también muchas interrogantes. Fue una experiencia intensa y a veces frustrante, ya que constatamos las limitantes del instrumentario y normativa legal para abordar adecuadamente catástrofes de esta magnitud, con 18 localidades urbanas costeras destruidas por los efectos del terremoto y posterior tsunami. La planificación y reconstrucción de estas localidades hizo necesario improvisar en algunos casos e innovar en otros. Los planes maestros fueron un muy buen ejemplo como instrumentos de innovación, ya que permitieron en cada una de las localidades definir rápidamente las obras prioritarias a ejecutar, así como las medidas de mitigación y en general todas aquellas medidas para mejorar la resiliencia de las ciudades. Pero, creo que lo más importante de este proceso, fue que se demostró que el Estado puede intervenir las ciudades en forma coordinada, en corto plazo y en forma efectiva, cuando lo hace en función de un Plan con metas claras y programas.

¿Qué medidas y normativas faltan para avanzar en este tema?
Es urgente implementar una norma de cálculo para edificaciones en zonas de riesgo. La actual normativa (Norma técnica 007 – MINVU) es solo de referencia y no hay obligatoriedad en su aplicación, como lo es por ejemplo en Estados Unidos. Por otro lado, es fundamental modificar la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones, en todo lo referente a riesgos naturales. La actual norma es inaplicable e incompleta, lo que no permite que las ciudades puedan hacer gestión adecuada en materia de riesgos, lo cual, además, parece inexplicable luego de los reiterados eventos catastróficos que han afectado a las ciudades chilenas.