Roberto Cancino.
Comenzó trabajando para sus amigos, quienes necesitaban soluciones estructurales de arquitectura, pero poco a poco fue derivando hacia el diseño, el color y las texturas, pues sus clientes requerían asesoría para implementar los diferentes espacios de sus casas.
Para Roberto Cancino la relación con el cliente es fundamental, ese es quizás el principal valor del interiorismo. “Lo primero es escuchar lo que el cliente busca, luego es importante observar cómo vive, cuáles son sus rutinas, cuáles son sus objetos más preciados. De esa manera vas conociendo su historia y puedes dar una solución que se ajuste a su realidad”, comenta. Esa comunicación que se produce con el cliente le permite obtener mucha más información que la entregada en forma verbal. “A través de sus objetos puedo interpretar mejor sus necesidades. Este es un trabajo de mucha intimidad y respeto con el cliente, porque en definitiva la casa es un espacio sagrado para cada uno de nosotros. Así es como empiezo a imaginar el mundo de esa persona. Cuando presento un proyecto, siempre espero que el cliente se sorprenda y lo sienta parte de sí”, agrega Cancino.
La experiencia de Roberto tiene un punto de inflexión en el interiorismo de hoteles, conocimiento que perfeccionó en Londres. Uno de sus proyectos más destacados es el Hotel Natalino, donde el profesional asumió la misión de escoger muebles y decorar los espacios del recinto. “Diseñé todas las piezas que se pusieron en el proyecto y busqué las obras de arte para generar una imagen contemporánea de la Patagonia, lo cual fue reforzado a través de texturas y colores”, explica.
Otro de sus proyectos relevantes es el Hotel Martin Gusinde, ubicado en Puerto Natales, el cual había sido decorado en los años 90. Para abordar dicho desafío, investigó la trayectoria y legado de Gusinde. “Fue un sacerdote que se dedicó a estudiar las tribus de los canales australes de Chile y denunció el genocidio que se estaba cometiendo con los aborígenes. Por eso opté por dar al hotel una imagen de monasterio con un acento en lo étnico, pero sin caer en lo obvio”, acota. Para ello, buscó esculturas ad hoc, texturas, objetos de artesanía y muebles diseñados por él, junto con una importante colección de fotografías tomadas por el propio Gusinde.
Para el Hotel Martín Gusinde Roberto Cancino optó por darle una imagen de monasterio, con un acento en lo étnico.
Color, texturas y respeto por lo antiguo
Hoy los chilenos se preocupan más por el diseño y la decoración de sus casas. Hay más libertad para jugar y mezclar. “Actualmente veo una valoración de nuestro trabajo; además hoy existe toda una generación de personas que se ha especializado en interiorismo y obviamente eso se traduce en una expansión del área”, comenta el profesional. Esta inclinación por el interiorismo Roberto también la observa en su tienda ubicada en Alonso de Córdova. “Antes los únicos que elegían colores más fuertes eran europeos y argentinos; hoy eso ya no es así, los chilenos se atreven mucho más y eso permite enriquecer nuestro trabajo”, acota.
En cada una de sus propuestas, el color juega un papel importante: “Siempre busco los colores afines a la persona para la cual elaboro el proyecto. Pero en general siempre recomiendo usar colores neutros con acentos de color más intensos. Para los dormitorios opto por tonos que inviten al descanso, y en las áreas sociales juego con tonalidades más intensas, pero siempre respeto el gusto del cliente”.
Otra tendencia que el especialista recoge en sus proyectos es el uso de texturas, fibras naturales y siempre rescata muebles que tengan significancia para el cliente. “Hoy se busca generar espacios más relajados y atemporales; para eso doy énfasis a algún mueble, textiles, cojines o alfombras. La idea es que un ambiente no te canse y puedas vivir ahí perfectamente 20 años haciendo solo algunos cambios”.
Por eso, este interiorista siempre busca algún objeto del cliente que se convierta en una pieza esencial del proyecto. “A veces te dicen: ‘mira esta alfombra o este mueble lo heredé y lo quiero conservar’. Ese puede ser el punto inicial para desarrollar todo lo demás”.
En este departamento en Providencia, destacan el uso de objetos nobles y acentos de color.
El experto opta por el rescate de los muebles nobles y los mezcla con piezas más contemporáneas, generando un estilo mucho más relajado. Atrás quedaron los tiempos donde los clientes se deshacían de todo para adoptar un estilo particular; ahora el desafío es que muebles de distintas épocas convivan en un ambiente contemporáneo.
Loft para un hombre soltero
Roberto Cancino participará en Casacor 2014, que tendrá lugar del 4 de octubre al 2 de noviembre en el Club Hípico. En esta versión el profesional asumió el desafío de ambientar el loft de un hombre soltero, a fin de mostrar todas las instancias de su vida al interior de su hogar. El color asignado por Casacor fue un verde grisáceo y Roberto tuvo que generar los espacios de la cocina, la sala de estar y el dormitorio. “Hicimos un trabajo bien interesante donde las fotos de viajes, los objetos de colección y las obras de arte tienen un papel relevante. Además, mezclé muebles de diseño contemporáneo con piezas antiguas para evidenciar que todos tenemos una historia que nos acompaña”, precisa Roberto. La primera etapa del proyecto consideró el aspecto funcional de los muebles, los cuales fueron diseñados por el especialista. Luego, buscó aquellos elementos que dotaran a los espacios de belleza, como una silla antigua que encontró en la casa del papá de un amigo, junto con artefactos electrónicos de alta tecnología, como equipos de música inalámbricos. De esa manera, Roberto Cancino busca mostrar un espacio integral que se vea vívido y cercano, una vitrina que refleje cómo un hombre soltero es capaz de vivir en aquel lugar exponiendo su historia de manera elegante y armónica.
