El profesor Gibson Rocha Meira, conferencista del CINPAR 2014 (Congreso Internacional sobre Patología y Recuperación de Estructuras), que se celebró a principios de junio, en Santiago, donde presentó la charla “Corrosión por cloruro en estructuras de hormigón - aspectos relevantes para el diseño y para la evaluación del período de iniciación de la corrosión”, ha estudiado el tema desde hace diez años.

En un estudio llevado a cabo en el noreste de Brasil, el profesor del Instituto Federal de Paraíba, llegó a importantes conclusiones, que impactan directamente en el diseño de nuevas estructuras ubicadas en zona de atmósfera marina y que también contribuyen al análisis de estructuras dañadas por corrosión de armaduras en esa zona.

La incidencia de corrosión de armaduras por un lado depende de las características del hormigón y su diseño, y por otra parte, depende de la presencia de iones cloruro en el ambiente marino y su transporte hacia el interior del continente. Esa presencia puede ser evaluada a través de simples medidas de depósito de cloruro en la candela húmeda (una técnica muy conocida y normalizada por ISO y ASTM) o a través de mapas de salinidad disponibles. Teniendo en cuenta esos aspectos, las conclusiones de ese estudio indican que la influencia del ambiente marino debe ser tenida en cuenta hasta un nivel de depósito de cloruro en la candela húmeda de 10 mg/m² día, lo que delimita la extensión de la zona de atmósfera marina.

Para valores por debajo de este umbral, la carbonatación del hormigón pasa a ser más importante respecto a la corrosión de armaduras. Por encima de ese umbral, la zona de atmósfera marina puede ser partida en dos subzonas de agresividad: una de elevada agresividad, donde el depósito de cloruro en la candela está por encima de 100 mg/m² y otra de agresividad intermedia, donde el depósito de cloruro en la candela está entre 100 mg/m² y 10 mg/m². La distancia al mar es una consecuencia de estos referenciales y cambia de un sitio a otro. Por lo tanto, no debe ser el punto de partida sino que el punto de llegada.

En el ejemplo de la Figura 1, se tiene la referencia de distintos niveles de depósito de cloruro en la candela y el avance de contenido crítico de cloruro para empezar la corrosión (0,4 % respecto a la masa del cemento) a lo largo de 50 años, para un hormigón de relación agua/aglomerante 0,5. Teniéndose en cuenta ese tipo de análisis es que se propuso los requisitos de durabilidad presentados en la Tabla anterior, que considera los distintos niveles de agresividad propuestos para la zona de atmósfera marina (ver tabla). Con esos referenciales es posible diseñar estructuras de hormigón reforzado con las características adecuadas al nivel de agresividad esperado para cada región en la zona de atmósfera marina, teniendo en cuenta 50 años de vida útil. Sin embargo, vidas útiles más largas demandarán requisitos más estrictos al diseño de la estructura.

Tabla: Relación entre niveles de agresividad por cloruro en la zona de atmósfera marina y requisitos de durabilidad para la estructura de hormigón