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Año 2050 y crecimiento urbano: Necesitamos ciudades vivibles
Por Miguel Mellado Espinoza, Director Escuela de Ingeniería en Construcción, Universidad Central.

“Mega ciudades”. Ese es el fenómeno de concentración urbana planteado por la ONU en donde se establece que para el año 2050 más del 70% de la población estará concentrada en grandes zonas urbanas. Cómo resolver el dilema y qué implicancias tiene el fenómeno es lo que debemos plantearnos los ingenieros civiles.

La migración campo-ciudad es un proceso que se genera desde el siglo XX. Mejores y mayores oportunidades laborales y de educación, entre otros factores, han sido el detonante. Es un proceso que se repite una y otra vez, en donde la gente va a vivir precisamente donde hay más gente.

Ante ese escenario, las administraciones de las ciudades deben comenzar a pensar en cómo será el crecimiento en términos de altura o extensión. Hoy en día no tenemos los mejores ejemplos; el crecimiento indiscriminado de las ciudades en extensión ha provocado la pérdida de terrenos agrícolas hasta unir ciudades, incrementando los costos de transportes y de servicios (agua potable, electricidad y más). Queda claro que ahí no está la solución del futuro.

De hecho, Santiago de Chile lo deja claro. El cono urbano ha ido absorbiendo los terrenos hasta llegar a unirse con las antiguas ciudades satélites; San Bernardo, Puente Alto y Quilicura son algunos ejemplos. Ya para cualquier persona es prácticamente imposible diferenciar dónde comienza una y termina la otra.


El bien común por sobre el bienestar individual

Ir hacia arriba asoma como una solución factible para hacer frente a la sobrepoblación de las urbes. El crecimiento debe ser en altura y una idea toma fuerza: el bien común debe estar por sobre el bienestar individual. Nos guste o no, la próxima renovación urbana incrementará la altura de las edificaciones, sean oficinas o viviendas. Será entonces cuando las bondades que presenta la vivienda en extensión (mayor privacidad e independencia), deberán ser sopesadas respecto al impacto que representen para los demás ciudadanos (kilómetros de tuberías, cableados, vías, incremento del tiempo de transporte, altos índices de estrés, etc.).

El desafío al planificar será compatibilizar la edificación en altura con el desarrollo de las personas. Las nuevas urbanizaciones y las renovaciones de sectores urbanos deben incorporar dos factores: densificación y ciudad vivible. Deben integrarse espacios con áreas verdes y en los edificios se debe considerar el ahorro energético y el aprovechamiento de las aguas grises (aguas lluvias).

Convengamos que el fenómeno planteado por la ONU no solo deja trabajo a los ingenieros en construcción u otros profesionales del sector; es una alerta que incide directamente en las políticas de gobierno y las insta a considerar diseños eficientes de vías urbanas, mejoramiento del transporte público y ordenamiento territorial.

Además, las exigencias que los planificadores urbanos incorporen no podrán diferenciarse según el sector socioeconómico al que ese proyecto esté pensado. Los gobiernos tendrán que incluir subsidios dirigidos a la incorporación de esos requerimientos en edificios destinados a sectores más pobres; de no ser así se continuará ampliando el radio de la ciudad con índices de discriminación en aumento y con sectores de menores recursos que pagarán directa o indirectamente los costos de una ciudad sobrepoblada: altos precios del transporte, tiempos de viajes eternos y mala calidad de vida.

¿Existe tecnología constructiva para edificar en mayores alturas? Sí. Y existen también considerables mejoras en la calidad de los materiales y de los diseños, innovaciones en nanotecnología y mayor calidad de control de procesos, respecto a años anteriores.

Todo lo mencionado debe implementarse prontamente y no a pocos años de 2050, cuando sea cada vez más complejo hacer frente a situaciones que hoy parecen relativamente simples (como, por ejemplo, llegar al centro de la ciudad sin recorrer cientos de kilómetros), pero que mañana podrían ser solo un buen recuerdo.

Noviembre 2013
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Comentarios acerca de este artículo
Francisco Z. Lantos Centro de investigación F. Z. Lantos (22/03/2015)


LAS CIUDADES QUE NECESITAMOS

Sabiendo que en el Universo, cualquier organismo vivo, sea este un individuo o un conjunto del ecosistema de distintos tamaños, está concebido con un sistema orgánico, lo que significa que son definidas en su tamaño, ordenadas en su estructura y expresivas en su forma, reflejando sus contenidos siempre como Belleza, y como las construcciones que realizan los animales superiores reflejan estos mismos principios, así tienen que ser también las obras arquitectónicas y urbanísticas de nuestros futuros asentamientos humanos, significarían que éstos tenían que ser definidos en sus tamaños y dentro de una escala humana, tenían que tener una estructura clara y ordenada y una forma que refleje fielmente su contenido y que se adapten armoniosamente con su medio ambiente natural en que están ubicados.

Para cumplir estos requisitos, en nuestras circunstancias, el tamaño máximo de una ciudad será de 1.000.000 de habitantes, el ideal de 500.000 y aceptable todos por debajo de estas cifras.

Ahora, tomando en consideración el enorme volumen de construcción que debido a la antinatural y desenfrenada expansión demográfica, el aumento y la rápida expansión de la materialista demanda de nuestra sociedad consumista y la fiebre migratoria desde las zonas rurales hacia nuestras conurbaciones, tenemos que realizar en las próximas décadas, poner en práctica esta teoría significaría:

1/ Evitar a toda costa el crecimiento de las ciudades por encima de un millón de habitantes, especialmente de nuestras Metro y Megápolis y las grandes conurbaciones.

2/ Para absorber el desenfrenado aumento de la población mundial, donde esto surja, tenemos que construir nuevas ciudades orgánicas con los tamaños y estructuras arriba descritos.

3/ Para evitar la tendencia migratoria de la población de las zonas rurales hacia los grandes núcleos urbanos, tenemos que promover las construcciones en estas zonas, rehabilitando los edificios físicamente sanos y con valores históricos y culturales de los poblados y pequeñas ciudades abandonadas equipándolas con edificios religiosos, sociales, deportivos, etc., llevando industria y negocio para mejorar el ambiente socio-cultural y posibilidades de trabajo, creando con ello nuevos focos de atracción que podrían recuperar la población emigrada y restablecer la industria agropecuaria.

Estos asentamientos humanos, capaces de dar dos hogares a sus habitantes, uno en sus casas, para satisfacer diariamente sus necesidades íntimas y particulares y otro en sus calles, plazas, y lugares recreativos y deportivos, para satisfacer sus necesidades socio-culturales, que su naturaleza psico-somática exige, con su ambiente humano ayudarían mucho a restablecer este equilibrio perdido de su naturaleza psico-somática, que le permitirá vibrar al unísono con las Leyes de la Naturaleza, crear obras sin dificultar la perfecta armonía con su medio ambiente y encontrar allí el hombre su felicidad y alegría de vivir.

Madrid, 22 de Marzo de 2015
Francisco Z. Lantos Dr. Arquitecto





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