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MURÚA Y VALENZUELA / ARQUITECTOS
Dos visiones convergentes

Los arquitectos Benjamín Murúa y Rodrigo Valenzuela, formados en dos escuelas diferentes -la Universidad Católica y la Universidad de Chile- juntaron sus ganas de trabajar de una manera distinta a la tradicional cuando decidieron formar la oficina Murúa y Valenzuela. A casi diez años de sus inicios, miran atrás y confirman que hoy los guía el mismo principio: reflexionar de manera profunda cada pequeño o gran proyecto de arquitectura que emprenden.

Lo distinto del trabajo de Rodrigo y Benjamín curiosamente surge de lo más conservador. A estos jóvenes arquitectos no los motivó la fuerza de hacer cosas diferentes, del tipo raras o disrruptivas. No. Desde un comienzo el motor de su trabajo fue hacer una arquitectura reflexiva, que entregara respuestas profundas a las inquietudes de los proyectos y en la que pudieran vaciar al menos algo de la experiencia académica ganada en su época universitaria. Como ellos mismos dicen, los movió la fuerza de hacer las cosas bien hechas, con rigor y excelencia.

Con ese acento llegó el primer encargo: una casa de 240 m² en Talca. Luego vino la adjudicación de concursos públicos como colegios, bibliotecas, plazas. En paralelo, siguieron recibiendo propuestas privadas, entre ellas, un refugio en la nieve, que les abrió las puertas para entrar al mundo de las edificaciones en altura.

Este mix entre lo público y lo privado, ¿Es casual o estratégico?
B. Murúa: Es el resultado natural de querer crecer como oficina. Sobre todo en un comienzo, la dinámica de trabajo no era simplemente contestar el teléfono y recibir solicitudes de trabajo, entonces tuvimos que buscarlos. Empezamos con proyectos pequeños al principio y a trabajar en concursos, ambas cosas al mismo tiempo.

R. Valenzuela: Los cinco primeros años participamos en 30 concursos, de los que ganamos varios que nos permitieron hacer funcionar la oficina. Estar empezando nos daba el tiempo para dedicarlo a participar en ellos y para dar vida a proyectos de autogestión.

¿Pensaron que la arquitectura pública sería tan fructífera?
B. Murúa: Probablemente no, pero hoy tenemos un portafolio de arquitectura pública entretenido y variado, desde plazas hasta un observatorio. Lo que sí fue un ejercicio consciente fue escoger los lugares donde hacer arquitectura: espacios que tienen muy poco o nada; y eso nos permite hacer todo.

R. Valenzuela: Los proyectos que hemos hecho son de impacto urbano muy representativo. Hemos tenido la suerte de intervenir lugares cerca de las plazas de armas de las localidades y de trabajar con la comunidad, lo que termina enriqueciendo cada proyecto. Hay un factor de suerte en llegar a zonas recónditas, pero también una búsqueda consiente de trabajar en ellas.

¿Qué proyectos les resultan emblemáticos?
B. Murúa: Todos, en distinta medida, influyen en los lugares donde se emplazan y eso hace que sean relevantes. Por ejemplo, la biblioteca de Tal-Tal, que está frente a la plaza principal de la ciudad, es una de las construcciones más altas, de tres pisos, y se transformó en un referente de la ciudad. La gente aprecia la arquitectura cuando funciona y le permite desarrollarse.

Observatorio Astronomico Alto del Carmen

R. Valenzuela: El impacto de la arquitectura pública sobre las localidades es importante y es un premio para quienes diseñamos, que luego podemos ver cómo las personas hacen uso de ese trabajo.

¿La arquitectura privada es muy diferente a la pública?
B. Murúa: Los resultados o el impacto que tienen pueden ser distintos, pero surgen del mismo principio. Todo lo vemos desde el punto de vista de quién lo usa. Por ejemplo, el edificio que hicimos en El Colorado lo desarrollamos partiendo de la base que en los refugios de alta montaña se genera un sentido de vida en familia muy intenso, por lo tanto, lo diseñamos de manera que los espacios comunes fueran amplios, para que las personas los disfrutaran. El mismo sello estamos imprimiéndole al edificio Felipe II, en Las Condes.

R. Valenzuela: La idea es cuestionar las cosas que generalmente se dan por obvias y eso da como resultado un proyecto diferente.

Marzo 2013
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