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EDIFICIO CCU
Simpleza formal ante todo

El equipo de arquitectos se formó especialmente para participar en el concurso internacional de arquitectura convocado por Empresas CCU, en octubre de 2000, para el diseño de un edificio de oficinas, en el último terreno disponible en el lugar que ocupó la antigua planta industrial de la Compañía de Cervecerías Unidas en Las Condes. Ganado el concurso, en diciembre de ese año, el proyecto se retomó dos años después. El cambio en la normativa del año 2001, que permitió superar las rasantes sin aumentar la superficie de sombra arrojada sobre los terrenos vecinos, entregó la posibilidad de mejorar el proyecto ganador del concurso, permitiendo proyectar una torre de gran simpleza formal, sin tener que recurrir a escalonamientos forzados y de dudosa utilidad.

La manzana perdida

El terreno está ubicado en el área comprendida entre Costanera, Vitacura y Nueva Tajamar, apodada irónicamente “Sanhattan”. Esta gran manzana se caracteriza por protagonizar el despilfarro más significativo del espacio urbano, desperdiciando la posibilidad de haber generado un espacio público en el nivel de la calle, densamente usado, y estrechamente vinculado al Río Mapocho y al Cerro San Cristóbal y potencialmente al barrio comercial de Providencia.



Ficha Técnico

Obra Edificio CCU
Arquitectos: ADN Arquitectos: Jorge Nordenflycht; + arquitectos: Brahm – Bonomi – Leturia – Bartolomé; FLAÑO NUÑEZ TUCA ARQUITECTOS
Arquitecto Colaborador: María Paz García
Ubicación: Vitacura 2670, Las Condes
Mandante: Inmobiliaria Vitacura 2650 S.A.
Cálculo estructural: Luis Soler P.
Construcción: SIGRO S.A.
Materialidad: Hormigón armado, cristal y granito
Superficie terreno: 44.300m²
Superficie construida: 5.300 m²
Año proyecto: 2000-2003
Año construcción: 2005-2006
 Presupuesto UF/ m²: 28
 Fotografía: Giuseppe Brucculeri

El espacio urbano

Al tratarse de un encargo en un lote específico, los arquitectos no tuvieron ninguna posibilidad de actuar sobre el conjunto mencionado. Sin perjuicio de ello, y apoyados por la visión a largo plazo de sus mandantes, propusieron espacios públicos abiertos a futuras interconexiones con sus vecinos, acción que pensaron será indispensable abordar en esa área de la ciudad. Estos corresponden a una amplia plaza de acceso al edificio por su cara sur, y una plaza-anfiteatro en su costado norte. La placa comercial que tradicionalmente ocupa el frente a la calle, es desplazada al fondo del terreno como respaldo a dicha plaza. El comercio de la zona, más bien institucional, no requiere cercanía al flujo de la calle, y al revés, se valoriza y descontamina en su perspectiva a la distancia desde Vitacura. Adicionalmente estos espacios permiten que la torre llegue con limpieza al suelo y resuelva en sus halles la conexión de los dos niveles exteriores. Todas acciones inéditas en el vecindario, de ocupación total por estacionamientos o comercio.

 

El diseño

En el diseño de una edificación de esta envergadura, que tendrá una larga permanencia en nuestra ciudad, los arquitectos estimaron fundamental considerar la vigencia formal del volumen y sus espacios, concepto que a su particular entender se liga estrechamente a la idea de simpleza formal. En efecto, además de aprovechar las ventajas estructurales, constructivas, de flexibilidad de uso y de servicios que promueve una forma simple, les pareció que un elemental paralelepípedo, como muchos ejemplos de gran calidad arquitectónica que revisaron (Edificio SAS, Naciones Unidas en NY, edificios de Mies van der Rohe, y muchos otros), contribuiría, desde su austeridad y repetición, a no desgastarse o aburrir tempranamente. Esto, en especial al estar situados en un entorno arquitectónico atiborrado de singularidades y formas complejas.


El volumen


Se optó por un edificio laminar de 52 m de largo y 19 m de ancho, crujía que aprovecha al máximo la iluminación natural de las oficinas, privilegiando su perímetro norte y sur, de favorable y económica regulación solar para oficinas. Es así que ambas caras son de cristal de piso a cielo, agregándose un fino serigrafiado protector a la fachada norte, que además contribuye a disminuir la presencia de la caja de circulaciones verticales dispuesta tras esa fachada. Las fachadas cortas (oriente y poniente) reciben un tratamiento menos transparente, basado en el control solar. La fachada trasera, que se enfrenta a una edificación cercana y que recibe asoleamiento poniente, corresponde a un muro de hormigón armado a la vista con pequeñas perforaciones verticales y de ventana “tragada”. La fachada oriente incorpora una celosía de elementos verticales de hormigón prefabricado, despegada del muro cortina que une las fachadas largas, con lo que se logra proteger la fachada del sol de la mañana sin perder la presencia de la cordillera. Este elemento, que caracteriza fuertemente al edificio, retorna como losa perimetral sobre el último nivel, coronando la edificación.

Especial cuidado se tuvo en el diseño de las aristas, tanto verticales como horizontales del paralelepípedo, y en los cambios de material de cada plano, ya sea a través del uso de canterías, planos de cristal “pasados” u otros recursos similares, que además de facilitar su ejecución, refuerzan la limpieza del volumen

Diciembre 2012
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