¿Qué gatilló el nacimiento del instituto?
Su creación obedeció a una sentida aspiración reinante entre diversos actores vinculados al área de la construcción, en cuanto a la importancia de mejorar la productividad, calidad y los estándares del sector. En ese marco, a mediados de 1997 comenzó a operar esta entidad, estando integrada por representantes de los Ministerios de Obras Públicas y de Vivienda y Urbanismo, Cámara Chilena de la Construcción, Colegios de Arquitectos, Ingenieros y Constructores Civiles, Universidad de Chile y Pontificia Universidad Católica y destacadas empresas. En un trabajo mancomunado, apuntamos a mejorar el nivel y tecnologías de la construcción, en lo que respecta a edificación, obras de infraestructura y planificación, de manera de hacerla más competitiva y, al mismo tiempo, resguardar el bien común.

¿En qué proyectos están trabajando actualmente?
Entre muchas otras iniciativas, estamos elaborando una propuesta para la segunda etapa de reglamentación térmica de las viviendas, materia muy relevante para mejorar su habitabilidad y hacer un uso más racional de la energía. Esto se traduciría en una normativa que será parte de la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones, de modo de continuar los pasos para elevar la calidad de vida al interior de una vivienda ahorrando energía. En la misma línea, estamos efectuando un proyecto

¿Y su principal desafío a corto plazo?
Nuestro gran desafío es seguir desarrollando una estrategia nacional para que el mundo de la construcción participe de manera competitiva dentro del mercado global existente hoy en día. Si observamos el actual escenario, las empresas constructoras chilenas prácticamente no desarrollan trabajos en el extranjero, en circunstancias que numerosas compañías del exterior sí lo hacen al interior del país. Entonces, resulta necesario abordar otros mercados, partiendo con las naciones vecinas y entregando nuestros conocimientos en aquellas áreas donde contamos con gran manejo y experiencia. Entre otros ejemplos, tenemos una excelente ingeniería sísmica, expertise en construcción en la minería y de alta montaña, tecnología y productos de cobre para la construcción y una riqueza en recursos de madera que nos debería transformar en los canadienses del Cono Sur en la exportación de este tipo de edificación. En este contexto, debe existir un plan estratégico donde se den las condiciones para que el sector privado se pueda desarrollar, contándose entre ellas garantías y apoyo del Estado para aquéllos que invierten en el extranjero.

¿Cómo evalúa el panorama para este año?
Personalmente, pienso que durante el segundo semestre del presente año deberían evidenciarse algunos indicios de reactivación económica que favorezca una mayor inversión en el ámbito de la construcción. De hecho, ya comienza a observarse un cierto avance en Estados Unidos, lo cual es una señal muy positiva. Si agregamos a lo anterior la labor que conjuntamente realizamos todos quienes integramos el Instituto y el apoyo del Gobierno, sin duda seguiremos dando pasos por el camino correcto.