terremoto de Chillán de 1939, un grupo de profesionales visionarios de la época elaboró directrices para una tipología de construcción tomando de base las experiencias sufridas hasta ese entonces que dio origen al concepto de construcción para edificios en altura denominada «edificio chileno», conocido por su altísima calidad en todo el mundo. Esta tipología consideraba dentro del diseño la incorporación de grandes muros de hormigón armado que impiden el tránsito libre, en vez de sólo tener pilares y vigas de marcos transparentes propios de los edificios más modernos. Desde 1950 se fue elaborando una arquitectura asociada a esos principios. En las construcciones menores, de casas por ejemplo, se decidió reemplazar el adobe por ladrillos adheridos a pilares de hormigón, lo que hoy se llama la albañilería confinada y que por esos años no se hacía en otros países. Esta visionaria tipología fue ganando prestigio en la medida que se evaluaba su comportamiento frente a los sismos que azotaban nuestro territorio, dando paso a una normalización. Hoy en día hemos constatado que la mano de obra especializada ha perdido calidad, lo que se manifiesta en la existencia de albañiles con muy poca conciencia de la importancia, por ejemplo, de hacer un buen mortero de unión entre los ladrillos, así como también la pérdida de la calidad de algunos materiales. Por eso, el constructor de hoy juega un papel muy importante a la hora de supervisar la correcta construcción de una obra.

¿Cómo es la calidad de la construcción chilena respecto de la de otros países sísmicos?
Es una de las mejores. También Turquía tiene una normativa y profesionales excelentes, pero tiene defectos muy graves en lo que a la fiscalización de los proyectos se refiere, puesto que no es obligatoria y solamente algunos constructores aceptan que les revisen las obras. Entonces, aunque hay tecnología de primera, la ausencia de fiscalización permite que se integren a la industria personas no preparadas con el consiguiente riesgo de una mala edificación, lo que se demostró en el último terremoto que ocurrió en ese país.

experiencias e investigaciones por lo que acabamos de efectuar la octava versión de «Las Jornadas Chilenas de Sismología e Ingeniería Antisísmica», en las que tuvimos más de 500 asistentes a numerosas charlas magistrales, lo que demuestra el enorme interés que hay en el tema. La sismología ha tenido un progreso impresionante en los últimos 20 años gracias a la investigación, la cual obviamente permite formular nuevas metodologías ingenie-riles de construcción que resistan los terremotos de gran envergadura.

¿Cuáles fueron las principales conclusiones de estas jornadas?
De un congreso no se pueden sacar conclusiones inmediatas, sobre todo si se abordan temáticas de lento avance como la ciencia y la técnica. Más bien deben aprovecharse las nuevas energías y el entusiasmo que el congreso generó por los temas para avanzar rápidamente en ellos. Lo más importante de señalar es que, actualmente, tenemos el suficiente conocimiento para entrar a modificar aspectos centrales de la normativa que rige el análisis y diseño sísmico estructural, por lo que pienso debemos revisar algunos aspectos que son totalmente mejorables. Sin embargo, los resultados de un congreso como éste deben mirarse a largo plazo y así incorporar verdaderamente las visiones internacionales de panelistas venidos desde México, Estados Unidos, Japón, Nueva Zelanda y Perú, por nombrar algunos.

Algunos temen que este reglamento cree burocracia en la construcción, ¿cuál es su opinión al respecto?
No sabemos en este momento qué efectos tendrá. La burocracia se va a crear en la medida que el reglamento no sea eficiente en la manera cómo se ejecute la fiscalización de los proyectos. Es decir, la creación de burocracia dependerá, casi exclusivamente, de cómo se redacte.

¿Cuáles son los requisitos que debe cumplir una construcción para garantizar seguridad?
En lo que se refiere a la tipología estructural para el cuidado de la vida de las personas, aprendimos hace muchos años una metodología exitosa y el resultado es que frente a un terremoto de grandes proporciones nuestros edificios no tienen una alta tasa de mortalidad. Además, ha habido un cambio tecnológico en la construcción, pues se han adoptado muchas innovaciones de otros países, aunque para mejorar sustantivamente la calidad de nuestras construcciones los reglamentos de fiscalización son, quizás, el punto más importante hoy día. También está claro que si se quiere una construcción más segura se debe gastar más dinero, considerando obviamente el correspondiente ahorro por daños evitados durante un sismo de grandes proporciones.