¿Qué evaluación haría de la actividad durante el 2002? Los arquitectos dependemos mucho del funcionamiento del rubro de la construcción y si bien se ha producido un repunte, éste tiene más que ver con stock acumulado. Es cierto que la construcción experimentó un crecimiento cercano al 24% respecto al 2001 en cuanto a volumen total de ventas, sin embargo, hay que tener cuidado con esas cifras, porque están siendo comparadas con un año muy malo como fue el 2000, lo que podría inducir a engaño. Todavía hay un déficit importante y la gente está cautelosa respecto de tomar créditos a plazo, que es lo que en definitiva mueve la construcción y, por ende, repercute en nuestra actividad. ¿Cómo califica el actual nivel profesional en comparación a países más desarrollados? En este punto se está viviendo un proceso de transformación importante. En los últimos 15 años hemos pasado de tener 10 escuelas de arquitectura a 30. Hoy, hay 9.000 arquitectos en Chile y se espera que en 10 años la cifra se eleve al doble. Comparando a Chile con Estados Unidos y Alemania, por ejemplo, el porcentaje de arquitectos por habitante es mayor en nuestro país. Eso es preocupante desde el punto de vista laboral y aún no se sabe qué va a pasar con esos egresados. El sistema tiene más escuelas de arquitectura que capacidad real de docentes. Por otra parte, las universidades nuevas tienen muchas dificultades para captar profesores de nivel adecuado y hemos detectado problemas serios en el rendimiento de alumnos. En general, existe poca renovación en la actividad académica, ya que prácticamente los profesores son los mismos, adoptándose el esquema de las escuelas tradicionales con diferencias de matices, principalmente en regiones. ¿Ayudan en este sentido los postgrados? La tendencia parece indicar que sí. De hecho, más del 50% de los académicos de las escuelas de arquitectura de las Universidades de Chile y Católica tienen postítulos en el extranjero. Actualmente, existen convenios de universidades tradicionales como privadas con entidades extranjeras de gran prestigio tanto para alumnos como docentes. ¿Qué tendencias se observan tanto en el ámbito empresarial como habitacional? El panorama es muy heterogéneo. El chileno no posee una identidad local fuerte y se deja atraer por modelos extranjeros muy fácilmente, salvo algunos ejemplos notables en el Sur de Chile en el manejo de la arquitectura en madera. En comparación a países latinoamericanos, el profesional chileno tiene un gran manejo de la tecnología y técnica constructiva, probablemente por el nivel de la industria y el acceso a los materiales existentes, en especial los cristales. ¿Dónde se han concentrado los mayores avances en materia arquitectónica? La arquitectura industrial ha experimentado un avance notable en la última década. En este sentido, ha sido importante la especialización y la necesidad de resaltar la existencia de buenos espacios y buena arquitectura. En provincia se han hecho cosas importantes, pese a lo deprimido de la actividad, como proyectos de educación y de justicia, con colegios y juzgados de notable calidad a lo largo del país. ¿Y hay retrocesos? Si se trata de malos ejemplos, me puedo referir a los proyectos del Ministerio de Obras Públicas como las carreteras que se están haciendo al interior de Santiago, que a mi parecer son francamente desastrosas. Desde el punto de vista comercial y de ingeniería se pueden lograr buenos resultados, pero mirado desde la óptica de la ciudad y del valor arquitectónico, no se sostienen por ningún lado. Entonces, ¿no se considera mayormente la opinión de los representantes del sector? Ese es el enfoque que al menos tiene la Unidad de Concesiones de Obras Públicas, lo cual es bastante serio, ya que maneja una cantidad de proyectos e inversiones gigantescas a lo largo del país. La arquitectura pasa a ser la cuarta o quinta componente que se toma en cuenta. Además, la gente que toma decisiones a nivel público no tiene conocimientos urbanísticos necesarios para darse cuenta del nivel arquitectónico necesario en las obras realizadas. A largo plazo está comprobado que la supuesta reducción de costos que se logra no es tal, porque se generan efectos negativos en el entorno de las obras que pueden llegar a tener un costo mayor. En este sentido, se deben contemplar aspectos básicos como el concepto de lugar, la posición de la obra y las características del territorio, entre otros. ¿Cómo califica la gestión del Colegio durante el último ejercicio y que planes tienen para el 2003? Bastante positiva, pues se notó una participación creciente en la actividad pública con toma de decisiones en materia legislativa y con desarrollo de proyectos, lo que nos permitió hacer valer nuestra opinión en las instancias que correspondía. Además, estamos preocupados por continuar incorporando gente joven a la entidad y para ello se han organizado concursos con gran éxito de participación. Por ejemplo, en la XIII Bienal de Arquitectura contamos con la presencia de más de 70 mil visitas, mucha gente ajena al sector. El desafío en el corto plazo está en el campo legal. Hemos trabajado en los dos últimos años con el Ministerio de la Vivienda en la elaboración de un proyecto de ley que modifica los planos reguladores, el cual debería ser prontamente tramitado en el Congreso. |