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| | | José Ramón Ugarte, Presidente del Colegio de Arquitectos de Chile | | Somos impulsores de la renovación urbana | | | | | Egresado de la Universidad Católica de Chile, José Ramón Ugarte pertenece a una familia de arquitectos y actualmente se encuentra a la cabeza de la oficina fundada por su padre hace 50 años, que se ha especializado en realizar diversos proyectos. Ejemplo de ello lo constituyen obras que van desde la envergadura del Hotel Marriott, hasta el desarrollo de casas particulares y edificios de departamentos, como el Plaza Mayor y Plaza El Golf, en la comuna de Las Condes. Este profesional ha ejercido importantes funciones en el Colegio de Arquitectos de Chile, donde se desempeña desde el año pasado como Presidente, cargo desde el cual pretende lograr una mayor participación de los profesionales en las políticas públicas y en las modificaciones legales que se están impulsando en materia urbana, aspectos que, entre otros, abordamos en la siguiente entrevista. | | | | | | ¿Cuál ha sido la importancia del Colegio de Arquitectos en sus 61 años de existencia? Velar por los intereses de sus asociados a través de una institución representativa, haciéndose cargo de inquietudes y problemas que serían imposibles de enfrentar en forma individual. En ese sentido, el Colegio ha hecho una intensa labor para mantener el prestigio profesional de los arquitectos, una buena posición de la arquitectura nacional y para fomentar el urbanismo en la sociedad chilena. Para ello, hemos desarrollado una serie de expresiones que consideramos de primera importancia, como por ejemplo una revista especializada que se edita hace 35 años y las bienales de arquitectura que organizamos, que constituyen un referente para debatir en el país el estado en que se encuentra el sector. Cabe señalar que en Chile hay unos nueve mil arquitectos titulados, de los cuales el 80% está afiliado al Colegio. Por eso, el nuestro es uno de los gremios que tiene mayor convocatoria, a pesar de que la colegiatura es optativa, porque da garantía de seriedad al ejercicio profesional, vela por el comportamiento ético de sus asociados y, normalmente, mantiene relaciones con las autoridades y los distintos entes públicos involucrados en el ejercicio profesional de los arquitectos. ¿Qué papel juega actualmente el organismo en las políticas urbanas del país? El Colegio ha sido uno de los impulsores de la renovación urbana en el país, porque constantemente se encuentra en conversaciones con las autoridades de gobierno, debido a que nuestras ciudades y el ordenamiento legal dejan mucho que desear. La Ley General de Urbanismo y Construcción tiene más de 70 años y las instituciones públicas que se encargan del tema, específicamente los ministerios, no siempre adoptan las mejores decisiones. Por eso, somos impulsores de que esta situación cambie o, a lo menos, se comience a tramitar en proyectos de ley o en iniciativas concretas que permitan mejorar el sector. En este sentido, actualmente se encuentra en marcha una importante iniciativa de reforma urbana, para lo cual se formó un consejo nacional de carácter público y privado, que encabeza el Presidente Ricardo Lagos y los ministros del área, quienes en conjunto a instituciones privadas como la Cámara Chilena de la Construcción, la Asociación Chilena de Municipalidades, los desarrolladores inmobiliarios y nuestro Colegio, se encuentran estudiando y desarrollando diversos cambios estructurales -muchos de los cuales ya se están produciendo- tendientes a modificar sustancialmente la Ley General de Urbanismo y Construcción, otorgándole nuevas herramientas a los municipios. ¿Cuál es su opinión del desarrollo urbano de Santiago en los últimos 20 años? No ha sido de lo mejor, por la falta de herramientas de planificación y gestión urbana necesarias para una ciudad del tamaño y la actividad de Santiago. Las actuales modificaciones legales se podrían haber hecho mucho antes, con lo cual la ciudad sería bastante mejor de lo que es hoy día. Mientras sigamos creciendo económicamente, sin tener a la par un avance urbanístico adecuado, no va a mejorar la calidad de las ciudades. Las urbes chilenas no son armoniosas, no entregan la calidad de vida que podrían dar a sus habitantes, ya que las proposiciones de mejoramiento son de los arquitectos, pero las decisiones finales las ejecutan las autoridades en forma completamente centralizada. ¿Cuáles son, a su juicio, los principales aciertos y desaciertos arquitectónicos de Chile? Uno de los desaciertos más grandes ha sido una norma urbanística del año 1975, que recién logramos derogar hace dos años y que estaba referida a las rasantes, permitiendo que los edificios en altura en Chile estén recortados en su zona superior, característica que no existe en otras partes del mundo. Como obras, puedo mencionar el Congreso de Valparaíso, en un terreno que no se ajusta al estilo arquitectónico donde está emplazado; y las autopistas urbanas, que no respetan el entorno, entre otras. En cuanto a aciertos, se pueden mencionar muchos edificios que en las últimas décadas han marcado la pauta, incluso a nivel internacional. De hecho, la arquitectura chilena en general es reconocida por sus obras, pero como obras individuales, no como conjuntos urbanos. Por ejemplo está la obra de Borja Huidobro, con una serie de edificios en el barrio El Golf; el edificio del Consorcio Nacional de Seguros; el Museo Interactivo Mirador; y el Santuario del Padre Hurtado. También es destacable el rescate del componente local en la arquitectura regional, que cada vez se va imponiendo sobre las influencias externas. Con respecto a los planes que tiene el Gobierno en relación al Bicentenario, ¿qué desafíos se ha planteado el Colegio? Lo más importante para nosotros, mucho más que la iniciativa de proyectos concretos que está desarrollando el Ejecutivo, son las reformas legales que van a permitirnos hacer un buen urbanismo de ahora en adelante. Nos interesa este aspecto, porque hará posible que todos los arquitectos de Chile puedan desarrollar sus puntos de vista, aspecto que va a provocar un impacto mayor que cualquier obra emble-mática que se vaya a desarrollar a futuro. | | | |
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Agosto 2003 |
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