El aluminio se caracteriza por ser un metal liviano y muy maleable, cuya principal ventaja tiene relación con el “anodizado”, un proceso electrolítico de oxidación acelerada de la superficie que protege al material frente a agentes externos como el viento, el agua y la contaminación ambiental .


Normas

Según comenta Guillermo Silva Lavín, Gerente General de ACHIVAL, el anodizado lo convierte en un material único para la fabricación de ventanas, debido a que “al oxidar el material a cierta profundidad, los elementos externos no podrán volver a oxidarlo, logrando un perfil limpio por años y que no requerirá de mayor mantención”.

Sin embargo, lo negativo de este mercado, es que sus normas son de cumplimiento voluntario, con lo cual, los fabricantes de ventanas de aluminio pueden o no adquirir perfiles que se rijan bajo sus términos.

“Las normas chilenas no son obligatorias, yo las puedo respetar o no respetar y nadie me va a fiscalizar. El problema ocurre cuando se trae materiales de mala calidad, porque pese a que en nuestro país existe una larga data en el uso de perfiles de aluminio, su calidad no puede asegurarse en el largo plazo si se adquieren productos que se alejan de toda normativa”, comenta Silva.

La norma NCH 523 menciona diversos requerimientos para los materiales involucrados en la fabricación de las ventanas, pero también requerimientos estructurales, de hermeticidad e impermeabilidad. Por ejemplo, los perfiles de aluminio deben tener como mínimo un espesor de anodizado de a lo menos 12 micras en el valle (en Santiago), lo cual en muchos casos no se cumple, disminuyendo la vida útil del perfil. Por otro lado, también hemos detectado casos en que para bajar los costos, se utilizan soluciones de perfiles en rasgos que exceden los límites especificados por el fabricante. Esta situación podría generar voladura de hojas y quiebres de cristales en temporales de viento.

De este modo, es claro que sin una normativa obligatoria, su comercialización en Chile, así como en el resto del mundo, queda restringida a la oferta y demanda del mercado. “Esos son los problemas cuando se tiene una economía muy abierta y que no posee controles internos eficaces, en lo que se refiere a este tema”, menciona Silva.


Una adecuada instalación marca la diferencia

Al hablar de una correcta instalación en las edificaciones, Silva recuerda episodios climáticos que han generado grandes problemas de infiltración de aguas lluvia cuya causa, muchas veces, no ha sido la ventana en si misma sino un proceso de instalación inadecuado y una incorrecta aplicación o especificación de los sellantes.

En ese aspecto, existe una norma que regula este ámbito que es la NCH 2496, pero al igual que el resto de las normativas, su cumplimiento es de carácter voluntario.

Sin embargo, hoy las inmobiliarias y constructoras están siendo cada vez más exigentes con la fabricación e instalación de ventanas en las edificaciones, esto debido a que la Ley de Calidad de la Construcción establecida el año 2005, las obliga a garantizar las ventanas y su buen funcionamiento por un plazo mínimo de cinco años, lo que les significa un alto costo en reclamos pos venta.

En la actualidad, existen organismos públicos y privados que están tomando una serie de medidas para mejorar el control térmico de las viviendas que se construyen. En ese sentido, el Ministerio de Vivienda tiene contemplado para fin de año iniciar un sistema de calificación energética que permitirá clasificar a las distintas construcciones por nivel de ahorro, algo muy similar a lo que hoy ocurre con los refrigeradores.

“Este va a ser un muy buen argumento de venta de aquí a muy poco tiempo porque cada día la gente va tomando conciencia de que necesita ahorrar energía, primero porque gasta menos dinero, pero también porque contribuye al cuidado del medioambiente”, comenta Silva.

A la hora de hablar de seguridad, Silva es tajante: “Lamentablemente en Chile a nivel de autoridad no hay ninguna vocación de preocuparse por la seguridad en las edificaciones en lo que se refiere a los cerramientos. Hay preocupación en lo que se refiere al hormigón, al acero pero a temas como el nuestro, no”.


El rol de ACHIVAL

La Asociación Gremial Chilena del Vidrio, Aluminio y PVC, ACHIVAL, nace el año 2004 con el propósito de prestigiar al gremio de las empresas relacionadas a ventanas y cerramientos de aluminio, PVC y vidrios.

Uno de los principales objetivos de ACHIVAL es que en Chile existan normativas actualizadas, pero que a la vez estas sirvan como una guía de uso para las empresas constructoras. En ese sentido, actualmente se está trabajando en una guía normativa que resuma todas las normas chilenas vigentes para el sector y transformarla en una guía práctica para las empresas constructoras.

“Lo que queremos hacer es resumir de manera amigable en una sola guía las cerca de 40 normas existentes para que ésta se encuentre presente en todas las empresas constructoras y obras. La idea es que a través de este manual, el profesional a cargo pueda llevar a cabo un mayor control”, explica. Agrega que “con esto esperamos que todos los fabricantes de ventanas cumplan con las exigencias mínimas establecidas por norma, porque lo más probable es que ahora se lo van a exigir. Nosotros no podemos cambiar las leyes, pero si podemos cambiar su uso”.