A lo largo de tres décadas participó en iniciativas como el Aeropuerto de Santiago, el Metro de Santiago y el Metro de Valparaíso (Merval), represas y centrales hidroeléctricas, junto con numerosos depósitos de relaves de importantes empresas mineras. Asimismo, fue Presidente de la Sociedad Chilena de Geotecnia, de la Asociación de Ingenieros Consultores y del Instituto de Ingenieros, donde hoy lidera la comisión "Desafíos de la Ingeniería Chilena", que estudia los factores de éxito y fracaso de los grandes proyectos de inversión. Acerca de los avances y desafíos pendientes en la infraestructura nacional, nos cuenta en la siguiente entrevista.
Gracias a su experiencia laboral en Chile y en países como Brasil y a sus años de especialización en Inglaterra, donde cursó estudios de postgrado en el Imperial Colllege of Science and Tecnhology y en el Royal School of Mine, Luis Valenzuela es voz autorizada para analizar el nivel de desarrollo de la infraestructura chilena.
¿Es la infraestructura un factor relevante en el desarrollo de un país?
¡Por supuesto! La propia epistemología de la palabra "infraestructura" es clave para entender su importancia fundamental en el desarrollo de un país: estructura interna. Si hacemos un símil con el cuerpo humano, estamos hablando del esqueleto y de todos los sistemas internos que nos permiten movernos. Para crecer hasta alcanzar la madurez, toda nuestra estructura interna se ha debido desarrollar suficiente y oportunamente, porque todo menoscabo puede significar un retraso en la etapa de crecimiento, o deterioro en la de madurez.
Haciendo la analogía con el país, para su desarrollo se requiere de suficiente y oportuna inversión en nueva infraestructura y para evitar su deterioro se necesita de un adecuado mantenimiento de la infraestructura existente.
¿Ha sido suficiente y oportuna la inversión en infraestructura en Chile?
Sin dejar de reconocer que en algunos períodos de nuestra historia esto sí ha ocurrido, también es necesario reconocer que no ha existido una política nacional permanente al respecto, sino que se trata más bien de "chispazos" o esfuerzos puntuales. Algunos de ellos han sido muy importantes, porque han corregido temporalmente esa carencia de una estrategia nacional clara y constante.
Da la impresión que en muchos momentos prima el concepto de gasto en lugar de inversión en infraestructura. 
¿Qué ejemplos hay de grandes esfuerzos en infraestructura?
Por ejemplo, a principios del siglo pasado fue muy relevante la importante iniciativa privada que dotó al país de un moderno sistema de riego, en varias provincias del país. Otro ejemplo es la creación de Corfo y la formación de una serie de empresas que impulsaron la infraestructura energética y actividades productivas, como el Complejo Industrial Huachipato.
Más recientemente, la iniciativa de concesión de obras públicas impulsada inicialmente por el Ministro Carlos Hurtado, galardonado con este premio de infraestructura en el año 2004, fue fundamental para que el país recuperara un estándar de nivel internacional en términos de autopistas urbanas e interurbanas. Por otra parte, la segunda generación de obras concesionadas (establecimientos penitenciarios, hospitalarios y educacionales), no ha tenido hasta ahora ni la claridad, ni la fluidez que el desarrollo del país requiere. Ahí se perdió una inmejorable oportunidad de continuar con el dinamismo de las autopistas concesionadas.
La tarea de revertir el déficit
A juicio de Luis Valenzuela, la razón de este estancamiento en el desarrollo de infraestructura responde a la falta de una estrategia clara de desarrollo y de planificación de la infraestructura que existe en Chile, donde más bien se reacciona ante crisis inminentes en distintos sectores.
¿Cuáles son los efectos de esta política reactiva?
Tal como lo ha informado el Colegio de Ingenieros en su Proyecto País III, el déficit en infraestructura, así como las necesidades de nuevas inversiones entre 2010 y 2025 se ha estimado en US$92.100 millones. Distintos organismos señalan que por esta causa anualmente el país sufre pérdidas económicas del orden del 2 al 3% del PIB.
Para cambiar esta situación y alcanzar niveles de desarrollo aceptables de aquí al 2020, los estudios indican que se requiere invertir una suma cercana al déficit indicado en infraestructura; sin duda un gran desafío.
¿Es posible revertir esta realidad?
Sí, porque Chile ha demostrado que en las áreas que ha tenido estrategias de largo plazo para enfrentar desafíos de infraestructura, los resultados han sido extraordinarios. Es el resultado de la infraestructura sanitaria del país, que como resultado de una política iniciada a mediados del Siglo XX y mantenida hasta el presente, el país logró alcanzar niveles de cobertura de servicios sanitarios, como abastecimiento de agua potable, redes de alcantarillado y últimamente plantas de tratamiento de aguas servidas, presentando en este aspecto una situación de liderazgo en relación a prácticamente todas las economías emergentes.
¿Qué acciones se debe impulsar para llevar este ejemplo a las demás áreas?
Hay mucho por hacer, sobre todo en términos de modernización del Estado, para poder dotar a éste de los recursos materiales y profesionales necesarios para poder cumplir a cabalidad con las funciones de planificar y generar iniciativas de proyectos de inversión en infraestructura pública y productiva en consonancia con la estrategia de desarrollo que requiere el país. Debe destacarse iniciativas como la del Colegio de Ingenieros de Chile, con el denominado Proyecto País, ya en su etapa III, que propone una estrategia global de desarrollo entre 2010 y 2025, constituyendo la única iniciativa a nivel nacional que propone una estrategia integrada para la mayor parte de los sectores de la actividad nacional.
Queda esperar que esta propuesta reciba la adecuada atención de las autoridades y de la comunicad en general, para consensuar una estrategia que nos permita garantizar los objetivos de desarrollo que el país se ha planteado. |
