¿Cómo evaluaría el nivel de la construcción en Chile?
Considero que podríamos calificarlo como razonablemente bueno, comparado con el resto de los países de Latinoamérica. Contamos con una normativa antisísmica, con códigos específicos para diseño antisísmico, hormigón armado, estructuras de albañilería y estructuras con aislamiento sísmico, entre otros. Se trata de regulaciones que reflejan el estado del arte en Chile, pero que en muchos casos están inspiradas en códigos internacionales con las adaptaciones que corresponde a las condiciones nacionales. En ese sentido destaca la nueva norma de hormigón armado chilena, que se acaba de aprobar y que, con excepción de algunas adaptaciones a la realidad nacional, es idéntiga al código ACI-318 estadounidense.

Nuestra ventaja principal respecto del resto de Latinoamérica es que tenemos un bajo nivel de construcción informal y las últimas experiencias nos demuestran que estamos bien preparados para enfrentar los sismos, pese a lo que pasó en Antofagasta y Tocopilla, donde los principales problemas se generaron en las construcciones informales. Junto con esto, hemos aprendido de los errores pasados y hoy prácticamente no se construye en adobe, un material muy malo para construir casas que puedan quedar sometidas a movimientos telúricos. Desde el punto de vista del diseño antisísmico, hace unos cuatro años existe en Chile una normativa que exige la revisión sísmica de estructuras de cierta importancia por un profesional externo e independiente. Por el momento esto sólo es obligatorio en construcciones importantes por su tamaño o en las que frecuentemente se produce una aglomeración de personas (escuelas, hospitales, estadio, etc.) y la idea es que se extienda a todas las construcciones que se hacen en Chile.

¿Cuál es el nivel de los profesionales del área?
Existe una tradición de profesionales de buena calidad en Chile. Sin embargo, la preocupación surge cuando vemos la proliferación de escuelas de ingeniería que están formando profesionales sin contar con profesores especializados ni con alumnos de muy buen nivel. La ingeniería estructural es una disciplina que tiene algunas dificultades y requiere de una formación muy especial. Su ejercicio profesional generalmente va acompañado de una gran responsabilidad. En este sentido, es fundamental ir hacia la acreditación de estos profesionales, donde, independientemente del lugar en que se haya formado, cada ingeniero pueda respaldar su título y asegurar con esto que va realizar un buen trabajo. Se trata de un área muy sensible, donde los errores se pagan caros porque está en juego la vida de las personas, y donde no podemos confiarnos sólo en los títulos que reciben de las universidades porque la oferta es demasiado amplia. No se trata de desmerecer el trabajo que han hecho las universidades privadas, porque sin duda hay muchas diferencias entre ellas y hay varias que destacan por su calidad, sino que de asegurarnos del buen desempeño de nuestros profesionales.

Por otro lado, es necesario tender a la especialización en el mundo de la ingeniería, porque hoy cualquier ingeniero civil está autorizado para firmar cálculos estructurales, lo que es un enorme riesgo porque para esto se requiere de una especialización.

¿Cómo se inserta el concepto de construcción antisísmica en la vivienda social?
El problema que presenta la vivienda social es el tema del costo, porque se busca entregar la mayor cantidad de unidades posibles con un presupuesto que siempre es limitado. En la PUC (proyecto "ELEMENTAL")hemos desarrollado sistemas para acercar desde el punto de vista económico el diseño antisísmico a la vivienda social, y hemos descubierto que no es algo tan difícil como se piensa, porque se trata de construcciones sencillas con una alta densidad de muros resistentes. Lo importante es generar un cambio de mentalidad y voluntad para mejorar el estándar.

¿Cómo se observa el nivel de las obras públicas?
No tengo un conocimiento profundo sobre la forma en que se maneja el tema al interior del Ministerio, sin embargo, hay casos emblemáticos como el Puente Loncomilla, que colapsó en 2005, que ponen una luz de alerta sobre la forma en que se están haciendo las cosas. En Chile ha habido un fuerte boom por las grandes obras viales, lo que es muy bueno, pero tiene que necesariamente ir de la mano con un eficiente esquema de revisión del diseño estructural de los proyectos, de una inspección estructural especializada de las obras en terreno y de pruebas y ensayos para saber con certeza cuál será el comportamiento de las construcciones frente a eventuales sismos. La revisión de los proyectos por profesionales expertos, externos e independientes debe entenderse como una labor que más que fiscalizar, colabore para detectar errores u omisiones y así aumentar la seguridad de construcciones tan sensibles para la población como lo son los puentes, tranques y las líneas del Metro, por ejemplo.

¿Cuáles son las tareas pendientes del Estado?
Lo más urgente es la implementación de un sistema de acreditación de los profesionales dedicados al diseño estructural y la intensificación de la inspección estructural especializada de las obras. En proyectos importantes no hay muchos problemas. Sin embargo, son las pequeñas construcciones, principalmente las que se hacen en regiones, las que presentan los mayores problemas, pues hay menos supervisión y una falta de profesionales calificados. Los grandes edificios como el edificio Millenium en La Portada de Vitacura o las torres del Costanera Center se regulan bastante bien, porque hay muchos profesionales de muy buen nivel involucrados y porque se valora la inversión como un tema central. En contraposición a estos megaproyectos están los pequeños colegios y los hospitales públicos de provincia, que en muchas ocasiones se manejan de manera muy precaria, sin la supervisión que requieren construcciones que acogen capitales tan importantes como son la salud y los niños. Un ejemplo de este descuido fue lo que ocurrió en Antofagasta este año, respecto de la situación vivida por Santiago en 1985. Dos escenarios con efectos muy distintos, que dan cuenta de las diferencias que existen entre la construcción que se da en la capital respecto de lo que ocurre en las provincias.

Junto con esto, mi insistencia va por el lado del cumplimiento de las normas. Chile tiene una muy buena tradición de regulaciones y reglamentos específicos, el punto ahora es cumplirlos.