¿Cuándo surge el CEPAT y por qué?
El Centro de Estudios nace el año 2007 al alero de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Paisaje de la Universidad Central, la cual desde sus inicios postuló el paisaje y el patrimonio como uno de sus temas prioritarios. En este marco, fue formando gente en esta especialidad, motivo por el cual años después surgió la necesidad de fundar esta entidad, la primera de su tipo en el país. Básicamente, se dedica a coordinar talleres de docencia sobre la especialidad y lograr un sello distintivo en materia de patrimonio, promoviendo la investigación especializada, realizando seminarios y encuentros sobre la temática y ofreciendo la oportunidad de participar en el primer y único Doctorado sobre temas patrimoniales en Chile, que se realiza en convenio con la Universidad de Sevilla y que actualmente cursa su tercera versión. En la creación del CEPAT no puede dejar de mencionarse el enorme aporte de Hernán Montecinos, connotado arquitecto y experto en patrimonio, fallecido el mismo año en que nace el Centro y uno de sus principales gestores, ampliamente reconocido por su directa participación en la declaración por UNESCO de las iglesias de Chiloé como Patrimonio de la Humanidad.

¿Existe preocupación en Chile por el patrimonio?
Tal como se entiende actualmente, el tema del patrimonio es relativamente reciente en Chile, superándose como únicos temas fundantes los conceptos de lo antiguo, histórico y tradicional, todos ellos fuertemente asociados a la idea del Monumento. Hoy se le asocia principalmente a la identidad nacional, lo cual nos permite reconocernos en lo más propio de nosotros mismos, en pensar que somos de una determinada manera, proyectándonos al futuro como sociedad y país. Enfrentamos una nueva realidad: el reconocimiento a nivel global de "lo nuestro", a partir de la nominación de un número considerable de sitios a la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO. Ello ha generado en nuestro medio un cambio de mentalidad, que se manifiesta en el surgimiento de una mayor preocupación por nuestros bienes, en especial por aquellos nominados pero también en un renovado interés por los recursos patrimoniales de cada región, tanto culturales, paisajísticos como humanos.

¿Cuál fue el objetivo del seminario efectuado en diciembre?
El sentido del seminario fue "sentir y vivir" nuestro patrimonio arquitectónico y, a la vez, analizar cómo intervenirlo. Por eso el subtítulo del evento: "Rehabilitación y ensamblaje": tomar lo que ya existe, ponerlo en valor y adaptarlo con respeto para que nos siga sirviendo. El desafío es convivir hoy con lo que podamos hacer en relación a lo que ya había. Debemos reflexionar sobre lo que esto implica, estudiando y cuestionando las intervenciones contemporáneas sobre los soportes patrimoniales. Los seres humanos vivimos con y en la preexistencia y estamos íntimamente asociados con los entornos construidos. La idea del seminario fue promover la información entre especialistas, estudiantes e interesados, con el fin de incentivar el intercambio de conocimientos, prácticas y técnicas de las actividades profesionales ligadas a la rehabilitación y ensamblajes, todo ello a través de la exposición de casos relevantes por sus propios autores o responsables directos. Varios especialistas presentaron temas relativos a los conocimientos teóricos sobre la materia -Mireya Danilo y Christian Matzner -, actuaciones desde el sector privado y público - Smilan Radic, Luis Izquierdo, Leopoldo Prat- y la nueva institucionalidad patrimonial - a cargo del Secretario Ejecutivo del Consejo de Monumentos Nacionales y la presidenta del Comité de Patrimonio del Colegio de Arquitectos de Chile, así como ejemplos actuales de conservación promovidos y realizados dese el ámbito público -Juan Lund, del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, y Gunther Surcke, de la Dirección de Arquitectura del MOP-.

¿Cómo estamos a nivel normativo en este tema?
En Chile, la protección oficial al patrimonio aparece en 1925 y el marco actual rige desde 1970, con la normativa que crea el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN). Sin perjuicio de haber cumplido un rol muy importante en la conservación del patrimonio nacional, dicha ley permanece casi inalterable y hoy está bastante obsoleta en muchos sentidos. Su aplicación está a cargo de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM), organismo dependiente del MINEDUC, ministerio cuyas prioridades son totalmente otras. Creo que uno de sus problemas principales radica en la limitación del propietario de un bien declarado protegido para ejercer el derecho de libre uso de dicho bien, en circunstancias que por dicha declaratoria dicho inmueble ha pasado a ser un "monumento nacional", es decir, un hecho con proyecciones sociales en beneficio de la nación. Por ello es responsabilidad del Estado la salvaguarda de dicho patrimonio y aun cuando siga siendo de un privado, quien debe solicitar autorización formal para ejecutar cualquier acción que afecte al edificio, aun de conservación, deben incorporarse medidas que compensen al dueño por las limitaciones a que se ve afectado. Esto hay que cambiarlo.

¿Cómo se puede solucionar esa dificultad?
Lo que se hace en muchos países es eliminar el pago de impuestos de bienes raíces a los propietarios de estos bienes o descontarles -con los controles y visaciones correspondientes- las inversiones de mantenimiento y mejoras que éstos hagan en la propiedad, ofrecer créditos blandos o compensar económicamente por las pérdidas que se generan al no poder ejercer el pleno uso de la propiedad. Además, y quizás esto es lo más interesante, impulsar la venta de derechos a privados, vía mercado, por los coeficientes de constructibilidad, vistas u otros, que el propietario no puede ejercer y cuya aplicación deberá ser materia de regulación. El asunto es que el dueño del bien más que un castigo, lo que recibe es un premio por mantener y cuidar un bien patrimonial. Como profesionales y académicos estamos muy atentos a este tema y participamos decididamente con propuestas e investigaciones. Como CEPAT se nos ha invitado a tomar parte en las discusiones para modificar esta ley, propuesta planteada por la DIBAM y el Consejo de Monumentos Nacionales, esperando que pueda concretarse en forma definitiva en un breve plazo con la incorporación de las actualizaciones y ajustes que es preciso realizar y que pasan también por una reestructuración del propio Consejo.

¿Qué otras acciones deben impulsarse?
Junto con impulsar una nueva ley, debe promoverse una estrategia que apunte a lograr una institucionalidad en esta materia. Según entendemos y apoyamos, en el Gobierno habría acuerdo para que el tópico del patrimonio pase a depender de un Ministerio de la Cultura y el Patrimonio, a partir del actual Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. La idea es que a dicho ministerio se le adscribiría la DIBAM y el CMN, pasando el patrimonio a tener el rango que le corresponde en la vida cultural del país, manejando sus propios presupuestos. Pero, como esa iniciativa podría tomar largo tiempo, la DIBAM ha preferido hoy avanzar en la modificación de la ley. Un punto que no puedo dejar de mencionar es que la normativa en cuestión se refiere sólo al patrimonio tangible, los objetos y edificios, pero deja de lado el patrimonio intangible, como son las fiestas, la danza o la poesía; ahí hay un vacío muy grande.

¿Cuál es el estado de los edificios y obras patrimoniales en el país?
Como lo he señalado en términos generales, me parece que en esta materia se requiere una mayor participación del Estado, en muchos casos directa, ya que hay muchísimos monumentos que se encuentran en muy mal estado, agravados por el último sismo. Hay lugares como el Palacio Pereira, una antigua y notable mansión de orden neoclásico, ubicada en la comuna de Santiago y en manos de privados desde la década del 70, cuyo actual estado de conservación es lamentable, agravado por la desidia de los propietarios. En ese caso concreto, el Estado debe adquirirlo, ya que es la única manera efectiva de salvarlo a falta de una ley que contemple beneficios como los que describíamos. También hay escuelas preciosas de la época de Pedro Aguirre Cerda y anteriores que deberían ser cuidadas y valoradas, junto a muchas casas y edificios de la época del modernismo, como también una serie de iglesias y conventos que no están en buen estado y que no cuentan con recursos para su conservación. Pero nuestra atención no sólo debe estar dirigida a los edificios aislados, sino también a los conjuntos y entornos patrimoniales enclavados en barrios tradicionales y pueblos y ciudades a lo largo de todo Chile.