¿Cómo surge el servicio que ustedes ofrecen? Detectamos dos necesidades, tanto de nuestros clientes como de nuestra empresa, por una parte preservar un material de suyo frágil e irrecuperable y por otra acceder eficientemente a las imágenes con una interface amigable de búsqueda y un servicio de despacho global en línea, esto nos impulsó a estudiar soluciones, construir una bóveda de preservación, adquirir software especializado y montar servidores adecuados a la tarea. Además, en la perspectiva del Bicentenario de Chile nos planteamos nuestra responsabilidad de colaborar en la preservación y difusión de iconografía fotográfica nacional. ¿Cuáles son los beneficios de organizar el patrimonio fotográfico? Patrimoniales y de seguridad, ya que se termina con las pérdidas, deterioros y usos no autorizados, facilitando el cumplimiento de los derechos de propiedad intelectual. Beneficios económicos, accesos fáciles y en red generan importantes ahorros en tiempo y recursos tanto humanos como materiales, además de transparentar y racionalizar las producciones fotográficas y por último, el hecho que múltiples usuarios compartan la misma base de datos fotográfica, facilitando la selección de la mejor imagen para lo que quieran comunicar y despacharla a proveedores, constituye una potente ventaja comunicacional. ¿Cuáles son las condiciones necesarias para administrar un archivo fotográfico? El flujo de trabajo determina que la línea de producción deba tener: una bóveda de conservación con las condiciones de seguridad, humedad y temperatura controlada de acuerdo a los mejores estándares, equipos de digitalización con calidad de preprensa, software de catalogación y por último, servidores redundantes capaces de responder las 24 horas, los 365 días al año, al tráfico de archivos pesados. Los clientes pueden acceder por la red desde cualquier lugar del mundo, compartir información, solicitar imágenes y recibirlas en cuentas dedicadas con clave. ¿Cuál es su visión a futuro de los desafíos generados por la fotografía digital? Estamos siendo testigos de una ola de "banalización fotográfica", desgraciadamente la imagen podría llegar a considerarse un subproducto de-sechable de la producción gráfica con enormes pérdidas culturales. Por otro lado, podemos ser optimistas porque la fotografía digital ha democratizado la herramienta y cada vez más personas tienen acceso a equipos de captura y almacenamiento. Habrá que resolver, eso si, cómo, dentro de la enorme cantidad de material fotográfico que se producirá, espigaremos entre lo que debemos guardar y lo que definitivamente hay que desechar. Hoy organizamos, catalogamos y damos acceso a algunos miles de nuevas imágenes mensualmente, trabajamos para hacerlo más económica y eficientemente para cifras del orden de cientos de miles. |