Orientación a la tarea y no al objetivo ¿Cuántas veces, ante el fracaso, escuchamos como excusa "¡hice lo que tenía que hacer, no es mi culpa!" ¿Qué pensarían de un arquero al que le hicieron 7 goles y él, para excusarse dijera "pero todas las veces me tiré hacia la pelota, ¡no es mi culpa que se me hayan pasado!". ¿Dónde encontramos esta actitud en el trabajo? En muchas partes: a) Vendedores que dicen: "perdimos, pero envié la propuesta a tiempo". b) Gerentes que dedican dos o tres días a hacer planes que luego nunca miran. c) Empleados que ante toda explicación responden a un cliente insatisfecho: "hice lo que tenía que hacer, no es mi problema que no haya resultado". ¿Cuál es el efecto nocivo de todo lo anterior? Sin duda, la baja productividad, ya que no nos hacemos cargo de si el objetivo para el cual la tarea fue pensada se cumple o no, aunque el esfuerzo se hace y, por lo tanto, los recursos se gastan. Este vicio nos llevó a generar la "Cultura de la Excusa", donde cada persona, en vez de preocuparse de cumplir el objetivo, hace la tarea y paralelamente genera mecanismos de protección por si el objetivo no se cumple. Un ejemplo clásico es la proliferación de copias innecesarias de los correos electrónicos. Todo lo tomamos en forma personal Tengo una amiga médico que tras mucho esfuerzo obtuvo una beca de doctorado en Alemania. El primer día debía presentarse a las 8:00 AM en un hospital donde partiría su instrucción. Por desconocimiento de la ciudad y alguna debilidad en el lenguaje llegó al hospital tres minutos tarde (sí, tres minutos). En la puerta, estaba la mismísima directora del hospital que al verla la saludó y acto seguido la recriminó por su atraso diciéndole: "¡había muchos postulantes de todo el mundo para esta beca, así que si a usted no le interesa váyase ahora mismo!". Mi amiga pidió disculpas, pero quedó destruida. A media mañana, se cruzó con la directora la cual, sorprendentemente para un latino, la saludó cálidamente, le preguntó como la habían tratado y se puso a su dis-posición para lo que necesitase. Mi amiga no entendió nada ¿Por qué esta actitud tan "rara"? Muy simple: en los países desarrollados nadie se toma los impasses laborales en forma personal. Esta característica en el trabajo se refleja en actitudes como cuando un subordinado entrega un informe a su jefe (ambos chilenos); éste lo mira y lo encuentra malo, pero sabe que si lo dice el subordinado quedará herido. Por lo tanto responde: "OK, envíamelo por e-mail para afinarlo un poco". Al otro día, el jefe se siente obligado a explicarle a su subordinado que "lo cambió, pero nada importante". Así, nadie mejora (ni subordinado ni jefe) y vamos afectando la productividad. Otro caso interesante fue el que vivieron los ejecutivos chilenos que trabajaban en empresas adquiridas por españoles. Estos, que le dicen al "pan pan y al vino vino", en los primeros meses tenían aterrados a los chilenos que pensaban que serían despedidos hasta que comprendieron que los españoles enjuiciaban el trabajo y no a las personas, por lo tanto no debían tomarse las cosas personalmente. Lo complicado es que ambas características están muy arraigadas en nuestra cultura y, mientras no las eliminemos, ni soñar con acercarnos a los niveles de productividad de países desarrollados. |