En mis 25 años de carrera en la industria audiovisual, fueron muchas las veces que leí o escuché frases como “se espera que para el año X, el mercado del Digital Signage o Cartelería Digital llegará a niveles de Y billones de dólares”. Sin embargo, siempre pasaba algo que impedía lograr esos números.

Distintos actores empujaban hacia la profesionalización, desde fabricantes de hardware que no lograban realmente diferenciar su oferta frente a un televisor de consumo, hasta desarrolladores de software que prometían una automatización que, además de compleja, nadie alcanzaba a sopesar sus relación costo/beneficio, frente a reproducir contenidos desde un dispositivo de almacenamiento offline (pendrive, DVD, etc.). Pero algo faltaba: ese “clic” en integradores y usuarios finales.

A propósito de ese “clic”, recuerdo cuando recibimos a una empresa de restaurantes de comida rápida en el showroom de la marca en la que trabajaba en ese entonces. Luego de escuchar sus dolores, como “los televisores de consumo se nos queman muy rápidamente”, “cuando los iba a cambiar, el tamaño o el diseño ya no existía”, o “la actualización de contenidos era lenta”, les mostramos los beneficios de un sistema de cartelería digital integral, incluyendo hardware y software.

Apenas empezábamos a explicar, su única pregunta era “¿cuánto cuesta?”. Hicimos todos los esfuerzos en generar el “clic”, pero no lo logramos… esa vez. Con el paso del tiempo, alguien en la empresa empezó a ver los gastos que se hacían en generación y distribución de contenidos… sumado a las compras permanentes de televisores para locales que habían sido implementados hace menos de un año y a los constantes reclamos de clientes internos, como el área Comercial u Operaciones, por la tardía respuesta que tenía activar una promoción o dar de baja un producto que no podían ofrecer más por falta de stock. ¿Final feliz de la historia? No del todo… esa vez.

Si bien hicieron el cambio a hardware y software profesional, todavía no lograron encontrar el valor a tener una generación de contenidos dinámica y automática… hasta hace recién tres meses, cuando luego de una asesoría, pude implementarles un software de cartelería digital que no solo es multimarca, sino también 100% integrable a distintas fuentes de datos en tiempo real. Ahora sí, final feliz.

Hace unos ocho años atrás, conversando con uno de mis grandes amigos con los que comencé en este mundo del Digital Signage, me dice: “Álvaro, deja de darle la vuelta a la Cartelería Digital. El tema de las pantallas ya no es negocio”.

Claro, él pensaba en esa pantalla olvidada en una esquina de un banco, con un video de 40 minutos del Gerente del Banco hablando y ¡sin sonido! Bueno, los años pasaron y juntos le acabamos de vender un “spectacular” (display de grandes dimensiones, por lo general con alguna forma innovadora, instalado en un lugar emblemático y de alto tráfico) de 172 metros cuadrados, que se emplazará en el mall más concurrido de Perú: Jockey Plaza, en el distrito limeño de Santiago de Surco. ¿Qué hizo cambiar de parecer a mi amigo? Este nuevo uso, que ahora sí tiene sentido.

En este spectacular, como está en boga en todo el mundo, se podrán mostrar contenidos en “naked eye 3D” (tecnología que permite visualizar contenidos tridimensionales sin necesidad de utilizar ningún tipo de dispositivo especial). Con esta nueva forma de atraer la atención, son muchas las marcas que están ávidas de hacer activaciones o eventos apoyados en este tipo de formatos, mucho más atractivos que una pantalla rectangular o cuadrada, plana. Al fin, la Cartelería Digital “creció” y ahora sí que dejó de ser como el cuento de Pedrito y el Lobo. Ahora el Lobo está presto para atacar muchos mercados a los que les queda un montón por explorar y crecer. No queda otra que seguir mejorando, estudiando y creando nuevas maneras de explotar este medio audiovisual.

Hay mucho camino por recorrer en este ámbito, no solo en la cartelería, también en el desarrollo de proyectos de integración como salas de control, videoconferencia, auditorios, espacios públicos o cualquier aplicación futura en la que la comunicación e información sean un objetivo clave para el cliente final.

Cada vez que escribo una columna o tengo la oportunidad de dar una nota, termino por recordarle a los integradores que no basta con vender una idea; hay que prepararse, estar informado sobre nuevas tendencias y, muy fundamentalmente, poner pasión y no solo números en lo que uno hace. Un proyecto mal ejecutado hoy, coarta cien posibles proyectos mañana.