La tradicional imagen del centro de datos físico se empieza a desvanecer, no porque hayan dejado de existir, sino porque la complejidad tecnológica hoy se virtualiza y las empresas solo esperan recibir y pagar por un servicio desligándose de los detalles. Como una alternativa real surge la infraestructura hiperconvergente, que combina almacenamiento, cómputo, red y software, facilitando el aprovisionamiento y la administración de datos en un solo lugar. Desde ahí, permite a las organizaciones dar respuesta a los desafíos actuales como lo es la globalización de los mercados, la tensión competitiva y la evolución digital.

Con una experiencia de consumo similar a la nube, la hiperconvergencia elimina la necesidad de tener miembros en el equipo con habilidades de hardware especializadas en almacenamiento, computación o redes. Se trata de la unificación de computación, virtualización, almacenamiento y redes en un solo clúster definido por software, hecho con el objetivo de ofrecer una mayor simplicidad y flexibilidad que la que se puede tener con una configuración tradicional definida por hardware.

Hoy las grandes compañías que ofrecen soluciones específicas buscan entregar un servicio más completo y sencillo. Es decir, quienes antes solo vendían software, ahora son un gran rival para quienes solo se encargan de producir hardware. Con la hiperconvergencia se pueden simplificar los trabajos uniendo en un solo lugar estos dos elementos, reduciendo y eliminando los problemas de compatibilidad entre los diversos componentes al haber sido concebidos con un solo propósito. Esta es una realidad que hace 10 años atrás no creímos posible. El mercado y la industria tecnológica día a día dan pasos más agigantados mostrando crecimiento en evolución y optimización.

Ciertamente, la arquitectura de TI tradicional no se creó para acomodar las cargas de trabajo y aplicaciones que hoy satisfacen las nuevas exigencias. De hecho, generan un rendimiento deficiente y oportunidades perdidas. La promesa, entonces, es condensar toda la complejidad de forma integrada a través de la hiperconvergencia.

En un principio, la infraestructura hiperconvergente estaba enfocada en consolidar la computación, el almacenamiento y la red, todo en una sola caja. Aquello ha evolucionado desde el software. Hoy se trata de cargas de trabajo múltiples, con la capacidad de escalar rápidamente y con garantías en la calidad de servicio.

Hoy en día, la necesidad de estabilidad y conectividad en los servicios es urgente. Por ejemplo, muchos damos por sentado de que tendremos acceso 24/7, desde cualquier lugar del mundo y desde cualquier dispositivo, a nuestra banca personal. Y es que vivimos en un mundo que se ha vuelto increíblemente acelerado, con la urgencia de satisfacer las necesidades de los clientes aprovechando al máximo los activos en un tiempo corto.

En definitiva, lejos de múltiples sistemas informáticos y de almacenamiento disperso, costoso e ineficiente, la hiperconvergencia apuesta por la virtualización y gestión de forma centralizada, simple y mucho más eficaz, incluso incrementando su tasa de uso y rendimiento.

La virtualización inicialmente consistía en tomar una pieza de hardware físico y usarla para alojar múltiples máquinas virtuales para que se pudiera acceder a ellas a través de la red y funcionaran como si fueran máquinas tradicionales. Pero, para hacer eso, había que considerar cuáles eran sus requisitos de red y almacenamiento. Con la infraestructura hiperconvergente, se pueden colocar todos los recursos necesarios en un solo espacio, de modo que cuando se implemente lo haga de principio a fin.

Los recursos digitales que ofrece la llegada de las nuevas tecnologías son innumerables y disruptivos. Cada organización, con la respectiva asesoría de expertos, debe encontrar el mejor mecanismo para sacar provecho a sus datos. El camino está trazado. Ahora, depende de los liderazgos tomar la decisión que los lleve al siguiente nivel de servicio y salto digital.