Como consecuencia de la crisis sanitaria, las empresas empezaron a comprimir sus agendas de transformación de una década en planes de dos a tres años. Los líderes giraron para centrarse en construir un núcleo digital que les permitiera transformar simultáneamente múltiples partes de sus empresas y su talento. En esencia, comenzaron a ver la tecnología como una herramienta fundamental en un tiempo impredecible, que les permitía acelerar sus esfuerzos para minimizar los impactos de la crisis.

El estudio establece que quedamos con un conjunto global de circunstancias que nunca hemos visto antes. Por un lado, tenemos una transformación digital generalizada y acelerada, junto con las herramientas digitales para crear casi cualquier cosa. Por otro, tenemos pizarras en blanco en todos los sectores esperando que se defina la próxima visión del futuro. Es una oportunidad que quizá no volvamos a ver en esta generación: para dar forma activamente a nuestro futuro casi desde la base. No obstante, es un reto que exige un nuevo tipo de liderazgo. Dirigir el futuro incierto requerirá que las empresas se conviertan en maestras del cambio.

Hay tres tendencias que marcarán a las empresas el año que viene y los subsiguientes. En primer lugar, las estrategias empresariales y tecnológicas se están volviendo inseparables, incluso indistinguibles. Las organizaciones llevan mucho tiempo anticipando este cambio, pero creían tener más tiempo para prepararse. Mientras que la tecnología potenciaba partes del negocio, pocas enfocaban realmente sus estrategias tecnológicas y de negocio como una sola. Ahora, todo eso está cambiando. En respuesta a la pandemia, las empresas de todo el mundo realizaron rápidas transformaciones digitales, acelerando sus viajes hacia el futuro. Así lo demuestra el Technology Vision 2021, donde el 85% de los ejecutivos chilenos dijo que su arquitectura tecnológica es crítica para el éxito de su organización, mientras 83% que su estrategia de negocio y de tecnología son hoy inseparables. Así también, 59% afirmó que aceleró su transformación digital producto de la pandemia.

Las empresas se encuentran ahora en un punto de decisión crítico. Para liderar en el mercado e impulsar la reactivación económica, deben crear estrategias tecnológicas competitivas. Al mismo tiempo, mientras realizan inversiones en la nube, data analytics y tecnologías emergentes como DARQ (distributed ledger -D-, inteligencia artificial -A-, realidad extendida -R- y computación cuántica -Q-), tienen que pensar en el impacto a largo plazo que pueden tener estas opciones. Las arquitecturas más dinámicas, sostenibles y competitivas serán las que permitan a las empresas aprovechar todo el potencial de las capacidades tecnológicas disponibles en la actualidad, construyendo soluciones únicas para los mercados actuales, mientras mantienen un enfoque en la reutilización, y los objetivos cambiantes de la empresa.

La segunda gran tendencia es la democratización de la tecnología. Poderosas capacidades tecnológicas están hoy en manos de la gente, las cuales pueden utilizar sin conocimientos altamente especializados. El procesamiento del lenguaje natural, las plataformas de bajo código y la automatización robótica de procesos (RPA) son solo algunas de las capacidades y servicios que hacen más accesible la tecnología. Cada uno de ellos tiene aplicaciones diferentes y únicas, pero todas están poniendo el poder innovador de las máquinas en las manos de las personas con la menor fricción posible. Con la democratización de la tecnología, los empleados se transforman en una parte esencial de la transformación digital de las empresas.

Sin embargo, para hacerlo con éxito, los líderes tendrán que ampliar el imperativo de la innovación a todas las unidades de negocio. No se trata solo de dar a la gente acceso a nuevas herramientas; las organizaciones deben enseñar activamente a sus empleados a pensar como tecnólogos. Esto no significa convertir a todo el mundo en un ingeniero, sino permitirles resolver problemas con la tecnología. Los ejecutivos chilenos reconocen esta urgencia y 83% dijo en el Technology Vision que la democratización de la tecnología es crítica para impulsar la innovación en su organización, mientras 85% sostuvo estar de acuerdo con que debe preparar a sus colaboradores para trabajar en conjunto con las nuevas tecnologías.

La tercera tendencia es la nueva forma de trabajar. Miles de millones de personas en todo del mundo cambiaron su forma de trabajar de la noche a la mañana. Muchas empresas abordaron estos cambios como soluciones a corto plazo para un problema temporal. Pero, en realidad, son parte de una solución a largo plazo. Después de la pandemia, nadie va a volver a trabajar como lo recordaba. Más bien, las organizaciones y los empleados se están moviendo hacia un nuevo futuro, uno en el que el trabajo se puede hacer desde cualquier lugar.

En este contexto, las empresas enfrentan dos realidades: primero, que ha surgido una forma de trabajo híbrida, compuesta por trabajo presencial y digital, y en segundo lugar, las estrategias eficaces para apoyar esta nueva realidad son ahora críticas para la diferenciación de la empresa. Las organizaciones líderes estaban avanzando hacia la descentralización de la fuerza de trabajo antes de la pandemia, con la vista puesta en beneficios como la capacidad de reclutar en lugares no tradicionales y ofreciendo a sus empleados más flexibilidad y libertad. El avance de las herramientas de colaboración remota durante la pandemia no ha hecho sino aumentar la eficacia y el potencial de este enfoque. Dentro de tres años, las organizaciones exitosas serán las que resistieron el impulso de hacer volver a todos a la oficina en favor de repensar su modelo de acuerdo con cómo evoluciona el mundo.

De cara al futuro, la virtualización de la fuerza laboral ofrece oportunidades para ampliar la interacción hombre-máquina, impulsar la resiliencia y hacer realidad la promesa de la Industria X. Dejar de lado la industria 4.0, enfocada en la digitalización y avanzar hacia la inteligencia empresarial. Se trata de aprovechar el poder del cambio constante. Pero el éxito en este nuevo futuro requerirá más que adoptar nuevas soluciones digitales a escala. Para obtener lo mejor de este nuevo modelo, deben reimaginar cómo su modelo de fuerza de trabajo puede apoyar y capacitar a sus empleados, y también replantear la cultura de su empresa; cómo colaboran los empleados remotos, qué trabajo se hace mejor en qué lugares, y cuál será el propósito de las oficinas físicas.

Y en el centro de todo este cambio está el propósito. Las personas esperan hoy que las compañías vayan mucho más allá de vender productos y servicios, quieren compartir valores con ellas y que tengan un rol activo en la solución de los problemas sociales. Las empresas chilenas lo saben y más del 80% de las organizaciones locales dijo en el Technology Vision que está replanteando su visión de negocio este año.

Como dice el refrán: La mejor manera de predecir el futuro es inventarlo. Dar prioridad a la tecnología es esencial para garantizar que las empresas no se queden atrás en los próximos años. Sin embargo, el verdadero liderazgo vendrá de organizaciones que adopten una mentalidad y modelos radicalmente diferentes. La transformación a escala ya comenzó. El cambio es el impulsor de la reactivación económica.