Los datos personales en tiempos del Covid-19 Por Claudio Torres, Regional Manager D-Link. Compras por Internet, pagos online, teleeducación, y cualquier tipo de transacción en línea se han vuelto cada vez más necesarios, ya que debemos evitar ir a la tienda, al banco o hacer trámites presenciales. Sin embargo, la otra cara de la moneda es que este año ha sido uno de gran crecimiento en casos de todo tipo de fraudes digitales, los que no solo afectan a las grandes empresas, sino a los ciudadanos corrientes también.
Como hemos visto recientemente, ya no es necesario abrir una caja fuerte para asaltar un banco; no hay duda que estamos expuestos a un sinfín de riesgos, la información que mantenemos en nuestros dispositivos personales, ya sea nuestro teléfono móvil, un computador, o aplicaciones que requieran verificar nuestra identidad para dar acceso a un servicio, no siempre permanecen donde creemos que están, ya que una de las habilidades de los sistemas basados en la nube es que pueden ser accedidos desde cualquier lugar y en cualquier momento. Sin embargo, esa misma capacidad los expone a ataques desde cualquier parte del mundo, si no tomamos las necesarias precauciones.
Lo primero que tenemos que entender es que tan dueños somos de nuestros datos y cuánto estamos dispuestos a proteger nuestra información. Si bien, los beneficios de mantener nuestra información al alcance de un click son innumerables, no podemos obviar los peligros de confiar nuestra privacidad a equipos, dispositivos y nubes de información, con la promesa de no perderla nunca, sin entender que tan dueños somos realmente de esta. La respuesta no es nada alentadora: no importa si somos o no dueños de esa información, otros también pueden acceder a ella.
Recientemente se habla sobre la orden del gobierno de EE.UU. que prohíbe que la aplicación ‘Tik Tok’ opere en dicho país, alegando que ésta “captura automáticamente grandes extensiones de información de sus usuarios, incluida Internet y otra información de actividad de la red, como datos de ubicación e historial de búsqueda”. Lamentablemente, esto sólo es uno más de los numerosos episodios de falta de privacidad en Internet, como los de Facebook, Google+, PlayStation Network, entre muchos otros, los que en el pasado afectaron no sólo al público asiduo, sino que también insinúa posibles espionajes.
Ya sea en el caso de Cambridge Analytica donde se utilizó información de millones de personas sin su consentimiento o en nuestro más cercano ataque ransomware al Banco Estado, donde hubo que cerrar todas las sucursales, las amenazas cibernéticas tienden a afectar a miles de usuarios, dejándonos a todos nosotros con temor de una posibilidad cierta de perder nuestra propiedad. En definitiva, la privacidad de nuestros datos, no depende sólo del equipo sofisticado o de alta gama que utilices, sino que también de los esfuerzos de seguridad que tú mismo realices como usuario y los que realice el proveedor del servicio que estés utilizando.
La contingencia nos ha llevado a tener que ocupar plataformas virtuales para hacer nuestra vida más fácil durante la pandemia, sin embargo “más fácil” no siempre implica que sean más seguras. Aquí no se trata de buscar la desconexión total de las personas, sino de buscar que estas conexiones sean seguras; por eso es clave que las empresas lancen al mercado productos que ayuden a los usuarios a proteger su información en todos los niveles. Pero, al mismo tiempo, es fundamental que las personas comiencen a considerar la protección de datos no como un privilegio, sino como algo intrínseco en las comunicaciones de hoy, y empiecen a ocuparse de proteger su privacidad digital tal y como lo hacen con su privacidad real. |