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VIDEOVIGILANCIA
El poder de la cámara en la era de la imagen

En las últimas dos décadas, la videovigilancia viene experimentando una extraordinaria evolución, la que no solo se manifiesta en el desarrollo de la analítica y la inteligencia artificial que incorporan estos nuevos sistemas, sino que en usos cada vez más diversos, que van desde el resguardo de una tienda Retail a la supervisión de una correa transportadora en una minera o el control de intervenciones médicas a distancia.

En el ámbito de la videovigilancia, la innovación ha alcanzado tales niveles que cuesta encontrar una novela o una película futurista que, en pleno siglo XX, haya previsto las aplicaciones que llegaría a tener una cámara en los albores del siglo XXI, una era en la que muchas más personas pueden acceder a un sistema de vigilancia remota, no ya solo para realizar labores de resguardo o para contar con un medio de prueba, sino como una herramienta para optimizar los procesos productivos o bien para generar grandes volúmenes de datos.

En este aspecto, nos encontramos en una era marcada por la imagen y los datos, y la imagen que proporciona información ya no solamente sirve para vigilar, sino también para disuadir: la imagen no solo ayuda a castigar, sino también a prevenir acciones que atenten contra la seguridad de personas y bienes, así como a procurar mayores grados de eficiencia de compañías, centros comerciales y espacios públicos. Son tantas sus funciones que hoy estos equipos están en todas partes y su presencia no hará más que aumentar en los años venideros.

No obstante, como afirma Alan Aguayo, docente del Área Informática del instituto profesional CIISA, “el sector de los comercios minoristas es donde más demanda ha tenido en el último tiempo esta clase de sistemas”. El especialista sostiene que 1 de cada 10 tiendas cuenta con soluciones de videovigilancia, las que “brindan tranquilidad a los usuarios, siendo una alternativa más eficiente frente a los sistemas tradicionales de seguridad”. Y vaya que lo logran si, además, incorporan herramientas dise- ñadas para detectar comportamientos o fenómenos anómalos.

“Se emplea lo más avanzado de la tecnología de algoritmos relacionados con la comparativa de información. Es decir, son capaces de tomar decisiones basados en conductas observadas en personas y de establecer diferencias de movimiento de píxeles relacionado con el viento, los árboles, animales, cambio de luces, etc.”, sostiene el docente, quien recuerda que el equipamiento de última generación es “capaz de parametrizar un rostro que se puede cargar mediante una fotografía tomada con un celular o sacada de alguna red social, o bien de un retrato hablado o de un fotograma de video capturado por una cámara de vigilancia. De igual modo, puede buscar el rostro en una pista de video para identificarlo y compararlo con hasta 20.000 imágenes cargadas, logrando asociar rostros con patentes y objetos de manera rápida y eficiente”, agrega.


Seguridad a distancia

Su expansión en el comercio rivaliza con su creciente consolidación como herramienta de seguridad residencial, “tanto en casas como departamentos”, señala Jorge Olivares Aracena, profesor del Área Informática y Telecomunicaciones de Inacap sede Santiago Sur. “Su uso va desde una cámara simple hasta múltiples cámaras conectadas en red e integradas a otros sistemas de alarmas, de almacenamiento y de conectividad vía Internet para monitoreo remoto”, agrega.

Jonathan Bilbao, docente de la Escuela de Informática y Telecomunicaciones de Duoc UC, indica que “una de las ventajas de esta clase de soluciones es que permite al personal de seguridad detectar situaciones anómalas y generar acciones de manera remota, vigilando más de un espacio físico, y sin comprometer la integridad física del recurso humano. Además, los costos de tecnología van en disminución constante”.

Aun así, es en las grandes organizaciones, según Jorge Olivares, donde estos sistemas “alcanzan mayores niveles de complejidad y criticidad, tanto para una operación normal como bajo condiciones de emergencia, y se complementan con sistemas de monitoreo, procesamiento y almacenamiento masivo”. Eso sí, hay un detalle, según el profesor de Inacap: los sistemas se han transformado crecientemente en soluciones móviles en virtud del “uso creciente de drones” para labores de videovigilancia aplicada a “grandes áreas o recintos, con afluencia de personas y vehículos”.


Las tendencias que ya están con nosotros

Los empresarios del sector y los expertos señalan que la cooperación entre clientes y usuarios puede potenciar la efectividad de sus respectivos sistemas de videovigilancia. Por esa razón, no es raro que una concesionaria de una autopista hoy intercambie información con una bodega ubicada a un costado de la misma, y que esa bodega haga algo similar con una universidad que estudia, por ejemplo, la evolución constructiva de la zona donde ella se emplaza.

Otro fenómeno es la convergencia tecnológica impulsada por la misma industria, la que ha establecido estándares para propiciar la compatibilidad de productos de distintas marcas. En ese sentido, la industria ha aprendido que cada persona, hogar, empresa o plaza pública tiene sus propias cualidades y vulnerabilidades.

Al respecto, Olivares sostiene que, independiente de su tamaño, los sistemas siguen compartiendo un elemento común: “Los crecientes niveles de resolución acompañados de técnicas de compresión más eficientes, con redes y protocolos de comunicaciones también más eficientes, seguros y a costos razonables, con capacidad más rápida de almacenamiento tanto en un Network Video Recorder, o bien en la nube”. Asimismo, el docente proyecta un uso creciente de la Inteligencia Artificial en aras de permitir “el procesamiento de grandes volúmenes de información y la separación e identificación de fenómenos y comportamientos de interés para la seguridad”.

Bilbao apuesta a un importante avance en “cámaras con mejor visión nocturna”, donde además las “cámaras con tecnología IP reemplazarán a las análogas” para tareas que son cada vez más requeridas, tales como “el reconocimiento de patentes en los vehículos”, y también para el “reconocimiento facial en espacios comunes abiertos”, señala el profesor de Duoc UC.


Medidas de seguridad dentro del sistema

Como el reemplazo del equipamiento análogo es casi inevitable, la tecnología IP se vuelve una herramienta fundamental. Gracias a su desarrollo, la Inteligencia Artificial ha contribuido, según asevera Jonathan Bilbao, a “la detección de comportamientos de personas que signifiquen algún riesgo para la seguridad, descubriendo objetos de peligro que no se vean a simple vista, como armas, artefactos explosivos, y reduciendo el tiempo que se pierde en falsas alarmas”. Y como las soluciones de videovigilancia le han otorgado un carácter disuasivo y disciplinador a la imagen, al menos en términos de supervisar y moderar actitudes o comportamientos, es que se vuelven esenciales aspectos técnicos como los requerimientos a nivel de redes.

Si este pilar no queda bien asentado, la utilidad del sistema queda en entredicho. “Es el principal punto de atención, ya que un ancho de banda muy bajo no permite una imagen en alta calidad y produce desfase en la misma. Actualmente los protocolos de compresión de video han evolucionado de estándar h.264 a h.265+, lo que permite una eficiencia de hasta un 80% en la compresión de video, permitiendo aumentar la calidad de la imagen y ahorrar ancho de banda”, señala Alan Aguayo, de Ciisa.

“Recomiendo tener disponible 4 Mb de ancho de banda por cada cámara”, comenta Bilbao, de Duoc UC. “Para un sistema básico de 16 cámaras y un equipo de grabación configurado a calidad standard, se debe considerar una disponibilidad de, por lo menos, 64 Mb en la red local. Si se requiere ver las cámaras desde Internet, entonces el equipo debe tener por lo menos una conexión de 4 Mb para que se pueda ver una cámara a la vez”, añade.

“La videovigilancia IP pasa a ser un servicio más dentro de la red. En el caso de incorporación de un sistema de videovigilancia IP a una red existente, hay que tener cuidado con la seguridad y el tráfico”, subraya Olivares.

La seguridad, en primer término, permite cautelar la integridad de la información. “Por lo tanto, personal autorizado solo debe tener acceso”, sostiene. “El tráfico generado por el uso del sistema de videovigilancia no debe comprometer el funcionamiento de los otros servicios que comparten la red, y a su vez, que los otros servicios no afecten el funcionamiento adecuado del sistema de videovigilancia”, concluye el profesor de Inacap.


Mercado en cifras

Según la consultora GfK, el mercado de cámaras de videovigilancia ha experimentado este año un fuerte aumento de las ventas en el segmento Retail, creciendo un 430% en unidades y un 529% en valor. Como indica Pablo Vrdoljak, Business Manager Digital World de GfK, “hasta septiembre se han vendido 51.872 cámaras y en valor la cifra es de $2.504 millones”.

Diciembre 2019
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