Para comenzar, veamos el escenario al que nos enfrentamos. Según el informe “El futuro de los trabajos 2018” (“The Future of Jobs 2018”), del Foro Económico Mundial, FEM, unos 75 millones de empleos están destinados a desaparecer a causa del potencial de la transformación digital, de las nuevas tecnologías, de la automatización, y de la revolución de los algoritmos. Pero, allí también se menciona -como contrapunto- que aparecerán otros 133 millones de nuevos puestos, funciones o roles.

Este mismo informe recomienda mirar hacia adentro y aprovechar el recurso humano con el que se cuenta. Argumenta que al año 2022, por lo menos el 54% de los trabajadores tendrá que mejorar sus habilidades. Y aún va más allá: sugiere que para un 35% de esos empleados, seis meses de capacitación serán suficientes; y que hasta un 10% va a requerir de formación por más de un año en lo que llaman “materias en auge”, como la innovación, diseño tecnológico, pensamiento analítico, aprendizaje activo o programación. Porque son la base de los nuevos empleos que vienen en un futuro próximo y que serán de alta demanda.

Para que este camino de reconvertir la fuerza laboral resulte exitoso deberá existir una estrategia clara y una planificación acerca de cómo será su transformación, en cuánto tiempo, cómo cambiarán sus procesos, las responsabilidades que se van asumir, qué nuevos profesionales se van a requerir, cómo se va a capacitar a los empleados y cómo se va a comunicar todo este cambio a la compañía en general.

Son procesos que demoran y toman su tiempo porque involucran todos los aspectos de una entidad, pero que teniendo en cuenta el acelerado ritmo con que avanzan las tecnologías, deben comenzar a planificarse desde ya, puesto que no hay tiempo que perder.

Y por otra parte, la responsabilidad debe compartirse entre los que dirigen la empresa y quienes trabajan allí. Es de vital importancia que los empleados también se involucren en este proceso. A favor de todo este tiempo de cambio, también hay que decir que hoy existen muchas más posibilidades para ponerse “al día”, y entender lo que significa estar inmerso en este tiempo de Transformación Digital. Quien quiera puede ver que existe una buena y variada oferta de cursos, talleres y workshop, que van desde los más básicos hasta los más sofisticados. Por supuesto que la recomendación es ir paso a paso, para no perder el entusiasmo en el camino.

Impulsando la capacitación

Nosotros en ACTI, como agentes de la industria, hemos estado trabajando en este tema. Por lo mismo, este año logramos un gran acuerdo públicoprivado en el que participan los Ministerios de Hacienda y Trabajo, ACTI, Sofofa, CPC, Kodea, Sence, Fundación Chile, entre otros, cuyo principal objetivo es capacitar en las TIC a 16 mil personas en 4 años, asegurando un 70% de empleabilidad.

Se trata del primer esfuerzo serio y real para suplir la falta de capital humano TI en Chile y favorecer la reconversión de profesionales u oficios, ya que está diseñado para poder capacitar a más de 4 mil personas al año. Lo concreto es que está la posibilidad de comenzar a preparar a las personas en períodos cortos, en cursos de seis meses o un año, pensados para quienes no están en el área de las tecnologías, pero que tienen todas las ganas y el potencial para comenzar su proceso de reconversión, y que de esta manera pueden ingresar a ella. Por ejemplo, veamos a las mujeres. En el mundo TI, solo participan alrededor de un 5% de mujeres de la fuerza laboral TI en Chile. Hay que incorporarlas. Y esta es una buena manera de comenzar a hacerlo.

Luego, tenemos el grupo de los discapacitados. En Chile hay 2 millones de personas con movilidad reducida, que podrían perfectamente trabajar desde sus casas.

Como ya lo he dicho, un punto muy importante y que no puede quedar fuera de la planificación, es el hecho de abordar a todos los trabajadores de la empresa; a quienes ya forman parte del staff hay que enseñarles competencias digitales. Aquí la aplicación del Sence y sus recursos juegan un rol fundamental para las empresas.

También tenemos otros segmentos que no pueden quedar fuera, y de los que hay que hacerse cargo. Uno de ellos es el de los estudiantes, que no tienen una preparación de base adecuada en el tema tecnológico. Se trata de jóvenes que manejan la tecnología, pero que no la entienden en sus fundamentos. Nuestra idea es que los jóvenes debieran exponerse al mundo digital desde sus primeros años de colegio con cursos de computación; para ello creemos que prácticas como “la Hora del Código” deben ser parte de la malla curricular de los alumnos -incluso- desde los niveles prebásicos. Así, cuando los estudiantes egresen de 4to medio ojalá hablen tres idiomas: español, inglés y programación.

Para alcanzar este objetivo, todos y cada quien, desde su vereda, tenemos una gran tarea y muchas responsabilidades por delante. Debemos abordar la transformación digital y el paso a esta nueva economía digital de una manera práctica y estratégica, en donde uno de los puntos importantes es esta reconversión de los puestos de trabajo, en donde se incorpore a las personas con las que ya contamos a los temas y competencias digitales.

Este es un gran desafío que se nos plantea a todos por igual, a las empresas con su estrategia de transformación digital, al gobierno con sus programas de apoyo a la formación y capacitación, y a los empleados y personas mejorando sus competencias y habilidades digitales. Todo esto, para cumplir la meta de llevar al país por el camino del desarrollo, lo que se va a traducir en más y mejores empleos y oportunidades para todos los chilenos.