Si bien la realidad virtual tiene y siempre tendrá su espacio en el territorio gamer y de los videojuegos, lo cierto es que las aplicaciones de esta tecnología de punta se han ido expandiendo a diferentes áreas, dando claras luces de un proceso que se instalará en la vida cotidiana de las personas.

Para las empresas tech esta revolución es un desafío, ya que nos ha enfocado en el desarrollo de dispositivos inteligentes, más que en la fabricación de computadores. Y es en este nuevo escenario que las compañías deben reinventarse y apostar por las alianzas necesarias, con el objetivo de poner a disposición del usuario una serie de contenidos diferenciadores y con valor para mejorar su experiencia. Es así como, en la actualidad, la Realidad Virtual está presente en ámbitos tan diversos como la educación, la medicina, la minería o la industria inmobiliaria, permitiendo que las personas puedan ser instruidas sin tener que salir del aula de capacitaciones, y a los estudiantes practicar una forma de aprendizaje mucho más lúdica e inmersiva.

Con un casco o unos lentes diseñados para la Realidad Virtual, los alumnos pueden abordar la historia como testigos privilegiados de los hechos del pasado, además de “viajar” al espacio o al interior del cuerpo humano.

El mundo laboral también se ve impactado por esta tecnología, pasando de la charla tradicional a experiencias inmersivas donde los empleados aprenden de un modo completamente interactivo los protocolos y procesos de sus compañías. Mientras, otras plataformas de realidad híbrida otorgan la posibilidad de interactuar con un escritorio virtual, transformando el lugar de trabajo de una manera más dinámica.

La Realidad Virtual, en definitiva, permite a empresas de todos los ámbitos ganar en tiempo y recursos, abriendo así enormes posibilidades de mejorar el entorno corporativo.

Este avance tecnológico también está presente en la salud. La Realidad Virtual se utiliza en el entrenamiento de los médicos, quienes gracias a esta tecnología pueden aprender, practicar y experimentar complejos procedimientos de forma no presencial. Además, rompe las barreras de la falta de recursos o la difícil accesibilidad, como lo han comprobado exitosas experiencias de rehabilitación de pacientes en fisioterapia, con aplicaciones que les permiten trabajar los ejercicios y movimientos que tienen que hacer para fortalecer la musculatura.

En el ámbito de las propiedades, las inmobiliarias no han perdido oportunidad de ofrecer tours en realidad virtual y aumentada de sus proyectos en venta. El consumidor ya no visita en forma presencial las casas o departamentos que les interesan; ahora puede hacer un recorrido en 360° y así conocer las propiedades sin estar presentes físicamente. Esto representa una optimización del tiempo y definitivamente va a cambiar el paradigma del trabajo de los corredores y la industria en general.

En la vida diaria, la Realidad Virtual también comienza a ganar espacio, a través de los dispositivos especiales que permiten una experiencia realmente inmersiva. Si ando de viaje, gracias a unas gafas, por ejemplo, podría ver a mi familia en el jardín o ver a mi hijo jugando un partido de fútbol como si estuviera ahí presencialmente.

Sin embargo, la Realidad Virtual es más que hablar de hardware, lentes y dispositivos cada vez más inteligentes. La solución tecnológica ciertamente es atractiva, pero sin el contenido es incompleta. Por eso, el desafío está en la generación de contenidos que hagan posible explotar todo el potencial que tienen estas máquinas.

Las grandes compañías han incursionado en la generación de contenidos, pero la idea es que surjan desarrolladores locales, creativos, que ocupen este nicho y actúen como partners de las empresas tecnológicas; así se evita salir a buscar el contenido al extranjero. Chile y la Región tienen potencial y talento de sobra, entonces el próximo paso es atreverse y establecer las alianzas que sean necesarias.

Subir ese peldaño permitirá dinamizar la industria local de desarrollo de software, generar un contenido especializado y cercano a las personas y, en definitiva,darle una mejor experiencia al usuario. El abanico es amplio. No hablamos solo de educación, medicina o minería, porque las posibilidades de esta revolución son infinitas. Indudablemente es un cambio de paradigma que la sociedad debe ir interiorizando rápidamente, dado que no estamos hablando de futuro; estamos hablando de realidad!