Cuando ya estamos próximos a terminar este año, insistimos en que vivimos un tiempo crucial, una época de grandes cambios tecnoló- gicos, de la cuarta revolución industrial. Y por lo mismo, se trata de una era de enormes desafíos. Estamos en el minuto preciso en que debemos tomar decisiones que marcarán profundamente el destino de Chile: tenemos que llevar a nuestro país al desarrollo.

Resolver los grandes problemas del país solo se logra con un Chile desarrollado. Y para eso, es fundamental el trabajo público-privado. La industria de las tecnologías es protagonista y, en ese sentido, ACTI resulta una pieza fundamental. Como gremio hemos advertido, participado y trabajado desde distintos frentes: seguimos comprometidos con el proyecto del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación y Conocimiento; con el proyecto de Ley de Protección de Datos; participamos y lideramos distintos grupos de trabajo como el Comité de Innovación de Sofofa; del Consejo de Desarrollo del Programa de Industrias Inteligentes de CORFO; el Comité de Transformación Digital; trabajamos también desde el Comité de Exportación de Servicios, del Ministerio de Hacienda y en el Consejo de Economía Digital, del Ministerio de Economía, hicimos otro tanto.

Llevamos años trabajando para lograr dar pasos que lleven al país al desarrollo. Estamos en el camino y debemos ir por más. Para lograr este objetivo debemos trabajar firmemente en los cinco ejes estratégicos fundamentales que hemos venido impulsando.

El primero de ellos es un “Estado Digital”. En este punto debo decir que vamos por el camino correcto, ya que la idea es hacer más fácil, más económica, más simple la relación entre el Estado y los ciudadanos, y así ayudar a millones de chilenos a resolver sus problemas y a aprovechar las oportunidades. Sabemos que es la digitalización la que permite simplificar procesos que mejoran la calidad de vida de todos, y que van desde la reducción de procesos burocráticos y de costos, hasta tener la posibilidad de contar con documentos e información inmediata en todo momento y lugar.

El segundo eje es el del “Capital Humano Especializado”, para poder impulsar todos los proyectos y el crecimiento que exige la Transformación Digital. Si no hacemos cambios reales en la estructura de educación, no vamos a poder seguir adelante. Al año, tenemos un déficit de unos 6 mil profesionales TI y trabajamos para “paliar” esa situación. Logramos un hito histórico, un Acuerdo de Trabajo Nacional Público-Privado, en el que participan la CPC, Sofofa, ACTI, junto a los Ministerios de Hacienda, Economía, Educación, Trabajo, Corfo, Kodea y Fundación Chile, y elaboramos un Plan de Desarrollo de Capital Humano TIC, para los próximos 10 años. La meta es capacitar a unas 15 mil personas y asegurarles la empleabilidad.

Debemos empezar a preparar a gente en períodos cortos, con cursos de seis meses o un año. A modo de ejemplo, en el caso de las mujeres, sólo hay un 5% de ellas en las TI en Chile, por lo que hay que incorporarlas. Luego, tenemos el grupo de los discapacitados, en Chile hay 2 millones de personas con movilidad reducida, que podrían perfectamente trabajar desde sus casas. Hablamos de teletrabajo.

También están los “Ninis”, o sea 540 mil jóvenes entre 18 y 29 años. Con Sofofa hemos hecho algunos avances para recuperar a estos muchachos, para reinsertarlos en el mundo de los estudios. Y es muy importante abordar a los trabajadores de todas las empresas, pues debido a la Transformación Digital pueden quedarse sin trabajo. A ellos hay que digitalizarlos también. Además, proponemos incorporar el Computer Science desde etapas tempranas. También el Código y desde kínder. Así, cuando los jóvenes salgan del colegio, manejen tres idiomas: español, inglés y programación.

El tercer eje es la “Conectividad”. Como industria, insistimos en que la infraestructura digital es necesaria para una conectividad nacional con más de 95% de acceso y cobertura. Es cierto, hubo avances: una banda de 700 MHz para servicios 4G, el proyecto de Fibra Óptica Austral entre Puerto Montt y Punta Arenas por US$ 100 millones. La conectividad es una poderosa herramienta para terminar con las desigualdades tecnológicas, sociales, de educación y de oportunidades para los chilenos. Se trata de una mejora y una realidad que solo trae beneficios, cuando ya todos esperamos la llegada de la tecnología 5G, que será un nuevo motor de la economía, y que será el pilar del Internet de las Cosas, de la telemedicina, de los vehículos autónomos, de las ciudades inteligentes, en fin. Por ello, es relevante que sigamos avanzando en el tema del 5G. Y, aún está pendiente el plan de acción para iniciar las inversiones de US$ 25.000 millones en 10 años, para alcanzar la conectividad total.

El cuarto eje es lograr el aumento sostenido de I+D+i+e. Sabemos que el monto del presupuesto 2018 que se destinará al área de Ciencia, Tecnología e Innovación establece una disminución de casi 70 millones de dólares respecto de lo entregado en 2017. Es una mala noticia, pues aunque entendemos que hay restricciones presupuestarias, dada la importancia de este sector, pensamos que se podría haber reconsiderado la medida. El impacto de la baja de la inversión, obviamente va impactar en términos de atrasar la puesta en marcha del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación y Emprendimiento.

El quinto y último eje que debemos trabajar es crear la Institucionalidad que dé el marco de acción a todo lo anterior, que sea pensada para el largo plazo. Esta institucionalidad es vital. Desde aquí es que debe surgir la Estrategia Nacional de Desarrollo de Chile de largo plazo…

Llevar a Chile al desarrollo es nuestra responsabilidad. De todos. De las empresas, de la academia y de las autoridades. Debemos colaborar y trabajar juntos para sacar adelante al país, para llevarlo al desarrollo. Y se nos acaba el tiempo, porque los plazos ya están dados por el mismo avance de las tecnologías. Si no hacemos esto en los próximos diez años, estaremos condenando a nuestro país y a las generaciones que vienen al subdesarrollo permanente.