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Programas de canales: Claves para impulsar el negocio
Por Norma Silvia Sánchez, Directora General de Grupo NyM (normasilvia@gruponym.mx)
Un programa de canal no deja de ser un contrato y, por lo mismo, intervienen dos o más partes que están dispuestas a compartir los riesgos y beneficios de un negocio.
Norma Silvia Sánchez.

Particularmente dentro de la industria tecnológica, un programa de canales es definido como la asignación de compromisos y beneficios que cada fabricante o marca establece para el relacionamiento con sus asociados de negocio, llámense distribuidores, integradores, retailers, etc.

Es verdad que casi todos los proveedores manejan un esquema de asociación de este tipo, pues resulta muy difícil encontrar marcas que se relacionen con el canal de manera directa debido a que no cuentan con la infraestructura, la fuerza de ventas o el nivel de distribución que se requiere para atender la totalidad del mercado; para ello, recurren a los mayoristas, figuras que se ubican como el segundo eslabón de la cadena comercial y que son el enlace entre la marca y el canal.


¿Para qué sirven?

Ya sea mediante el relacionamiento directo o con la intermediación de un mayorista, los proveedores necesitan establecer las políticas de comercialización y de trabajo con los eslabones de ventas externos, lo que implica, entre varios aspectos, definir:

Las condiciones para vender y representar determinada marca o producto.

El nivel de compromiso de la marca hacia los canales y viceversa.

La descripción de los valores, misión y visión del proveedor, a fin de que el canal procure “alinearse”, pues finalmente este último será la cara del producto ante los clientes o el mercado.

Las mesas de configuración para el desarrollo de proyectos especiales, el formulario de cotizaciones y el registro de propuestas.

Las políticas de servicios para instalación, implementación y soporte.

Las herramientas financieras propias del fabricante o con el apoyo del mayorista (esquemas de financiamiento, arrendamiento, crédito, etc.).

Las métricas con los requisitos o competencias necesarias para que un canal sea ubicado en determinada categoría de asociación, así como los beneficios a los que el asociado podrá acceder según su nivel de relacionamiento y/o compromiso.

Los incentivos y reconocimientos por la lealtad a la marca o al mayorista.

Los apoyos de comunicación y mercadotecnia (papelería, uso de marca y logotipos, entrega de material POP, menciones en campañas publicitarias, etc.).

Los esquemas de direccionamiento de clientes y de respeto a cuentas asignadas o registradas.

Los planes, calendarios y contenidos de capacitación y/o certificación.

Los eventos o reuniones de negocios con el canal propias del fabricante y/o con el apoyo del mayorista (premiaciones, lanzamiento de iniciativas o campañas específicas, presentación de nuevos productos y/o servicios, etc.).

Los márgenes de ganancia, rebajas y descuentos, devoluciones o reembolsos (rebates), niveles del retorno de la inversión (ROI).


Objetivos

Tanto los proveedores como los mayoristas coinciden en que el objetivo fundamental de un programa de canales es impulsar el negocio mediante el posicionamiento de marca y el desplazamiento de una mayor cantidad de productos, procurando respetar una fórmula básica que incluye: productos bien posicionados y de calidad, precios competitivos, y atractivos márgenes de ganancia para los asociados.

Otro de los objetivos intrínsecos en un programa es crecer en número de canales o socios de negocio. Muchas veces, los proveedores manejan el mejor producto y precios competitivos, pero si no registran un buen nivel de desplazamiento es porque seguramente el margen de ganancia no es muy atractivo para los distribuidores. Por ello, es que los dos primeros eslabones de la cadena comercial deben enfatizar en el tema de los márgenes, un aspecto de importancia neurálgica dentro de sus programas de canal, sumado todo ello a las consideraciones que se mencionaron anteriormente.


Metas

En un programa de canales, el establecimiento de metas es tan importante como la definición de los esquemas de asociación.

De manera general, al hablar de metas nos referimos, entre otras, a:

La definición de objetivos de ventas anuales o por períodos.

El incremento en el número de canales.

Un mejor posicionamiento de marca.

Una mayor presencia geográfica.

Una mayor participación de mercado.

El impulso a la lealtad de los asociados de negocio hacia la marca o proveedor.


Métricas

No es posible referirse a un programa de canales sin tomar en cuenta las métricas con las cuales se establecen los derechos y obligaciones, o los beneficios y requisitos que los distribuidores deben conocer para formar parte del esquema de relacionamiento de determinada marca, o para decidir si desean continuar o no siendo asociados de negocio de la misma.

Normalmente, estas métricas determinan el nivel de asociación o categoría que los fabricantes y mayoristas otorgan a cada canal según sus aptitudes, su capacidad comercial, su infraestructura física y humana, su nivel de compromiso y lealtad hacia la marca, el perfil de las cuentas que suelen atender (clientes), los trabajos de capacitación, las acciones propias de mercadotecnia, su proactividad e interacción, su oferta de servicios… en fin, todo aquello que reditúe en una relación de negocios ganar-ganar.

Este “estira y afloje” debe estar perfectamente definido dentro de un programa de canales, pues con ello las marcas y mayoristas catalogan a sus asociados otorgándoles determinada categoría.

Como un punto de coincidencia, la industria tecnológica ha permeado una métrica esencial y presumiblemente lógica para clasificar al canal en cinco categorías básicas:

Distribuidor registrado. Se refiere a aquellos distribuidores que se dan de alta como socios, sin comprometerse a cumplir con las cuotas de venta establecidos en un programa de canales. Comúnmente, trabajan por proyectos y desplazan los productos que suelen ser solicitados por sus propios clientes. Hay quienes llaman a este tipo de canales “Distribuidor Autorizado”, aunque en la práctica esta calificación tiene otras implicaciones, sobre todo relacionadas con el derecho a la mención y el uso de marcas.

Bronce. Es la categoría de asociación más baja dentro de un programa de canales. Se trata de distribuidores cuyas capacidades de comercialización les dan acceso a los beneficios iniciales de un programa, características que los hacen muy “volátiles” y, por lo mismo, cambian con relativa facilidad de productos y proveedores. A este tipo de socios se les conquista con “mercadotecnia de canal”, entendida como las acciones básicas de posicionamiento de marca para atraer nuevos asociados.

Plata. Los beneficios y requisitos más tangibles ya se vislumbran en esta categoría, pues es aquí donde comienza una verdadera mancuerna de negocios que implica “recibir más a cambio de más”. Se trata por lo regular de pequeñas y medianas empresas cuyo atractivo para las marcas y mayoristas radica precisamente en su número.

Oro. Los más privilegiados dentro de un programa de canales. Suelen recibir mayores beneficios en recompensa a su evidente compromiso hacia determinada marca o proveedor. Debido a su nivel de desplazamiento de productos, a estos socios se les retiene mayormente con atractivos márgenes de ganancia, rebates, descuentos por volumen, planes de crédito o esquemas de financiamiento.

Platino. Son la categoría menos numerosa dentro de los programas de canal; de hecho, existen proveedores que ubican a sus mayoristas en este escalafón, pues a fin de cuentas son también distribuidores y desplazan una gran cantidad de productos.

Todo esto es mera referencia, pues las categorías y su nomenclatura, los beneficios y los requisitos, son en la práctica un verdadero caldo multi-sabores. La conclusión de todo lo anterior es que resulta irrelevante cuántas categorías se contemplen, qué nombres se utilicen o cuáles son las métricas para hacer este tipo de clasificaciones; lo que realmente importa es entender que un programa de canales no deja de ser un contrato y, por lo mismo, intervienen dos o más partes que están dispuestas compartir los riesgos y los beneficios de un negocio.

Noviembre 2016
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