Rodrigo Herrera.
Desde la perspectiva de la innovación TI en las empresas, si bien hay mucho por avanzar en aspectos estructurales tales como la presencia en los directorios de personas con experiencia y una perspectiva más clara del impacto de las TICs, o la existencia de Comités de Innovación liderados por CIOs; se observan señales importantes en el medio local, que están ayudando a fomentar una cultura de innovación basada en tecnologías. Desde proyectos de alto impacto y de clase mundial como las soluciones de camiones autónomos, remotización de operaciones y automatización de procesos productivos en la minería, pasando por un aumento de entidades visibles de apoyo a iniciativas de innovación, tanto privadas como público-privadas, y el vínculo creciente y virtuoso de actores privados con instituciones de Educación Superior, sean estas Universidades o Institutos Profesionales, entre otras.
Sin embargo, hay un elemento estructural y estratégico para el desarrollo y concreción de proyectos tecnológicos que impacten oportunamente la productividad y el negocio de las empresas, y que requiere especial atención: el Capital Humano TIC.
A formar especialistas
Lamentablemente no es un fenómeno nuevo. Ya desde hace años se viene detectando una escasez creciente de especialistas TICs, ya sea en el ámbito de las redes o bien del área de sistemas. En los inicios de 2012, un estudio del sector realizado por ACTI y AIEP, arrojaba un déficit de 20% de especialistas del área, lo que no es consistente con la altísima empleabilidad, desarrollo profesional y altas rentas que ofrece este mercado.
A pesar de los indiscutibles esfuerzos de algunos actores como instituciones de educación superior, asociaciones gremiales y empresas TIC, no han sido suficientes y no logran motivar a los futuros alumnos, especialmente en colegios. Y todo esto a pesar de encontrarnos en uno de los mejores minutos de la historia del desarrollo de la tecnología a nivel global, mercado que mueve unos 3.900 mil millones de dólares al año (15 veces el PIB de Chile), y localmente casi 9 mil millones de dólares al año.
A la luz de otros estudios similares, por ejemplo uno realizado por IDC y Cisco, la brecha sigue creciendo, proyectando solo en redes un déficit al 2015 de 39%, lo que equivale aproximadamente a 15 mil especialistas en Chile y 300 mil en Latinoamérica, derribando de paso el mito de contar fácilmente con especialistas de otros países para cubrir las necesidades locales.
Este escenario puede impactar gravemente el potencial de desarrollo de proyectos rentables TIC. Es urgente reactivar con mucha más fuerza la formación de más especialistas TIC de la calidad necesaria.
Una oportunidad en nuestras manos
Para asumir este liderazgo en la Región, Chile y su ecosistema de empresas y canales TIC está aún en una buena posición en Latinoamérica. Tomar este desafío de la escasez y convertirlo en una oportunidad país es prácticamente un deber.
A nuestro favor contamos con una importante presencia de todos los líderes globales (Apple, Google, Microsoft, IBM, Oracle, Cisco, Dell, entre muchos otros), empresas de telecomunicaciones que siguen liderando en términos de inversión en infraestructura TIC de última generación, en especial en segmentos clave como movilidad, un buen ecosistema de empresas de servicios TI y una oferta de educación superior pertinente a la demanda y disponible en casi todo Chile.
¿Qué falta entonces? Si bien no es tarea fácil, sí o sí se requiere integrar de mejor forma al Gobierno, convencer que lo tome como parte de una estrategia de desarrollo país en el largo plazo y, que en lo relativo a colegios, coloque las TICs como una prioridad, e invierta muchísimo más en alfabetizar digitalmente a los profesores, reduciendo así la gigantesca brecha existente con sus propios alumnos, de manera de convertirse en una imprescindible guía vocacional, poniendo a las TICs como prioridad, de la misma manera en que lo ya lo hacen países desarrollados que pasaron por el mismo problema (ver iniciativa en Estados Unidos de code.org).
Por el lado de lo que está en nuestras manos, en el mundo privado las empresas TIC pueden aportar mucho más e integrarse a estos esfuerzos. Si bien ya hay varias en esa línea (Microsoft y Cisco especialmente), se necesitan muchas más que se integren con Gobierno o directamente con el sistema de educación, fomentando el desarrollo de futuros especialistas TIC.
En busca de la calidad
En adición al desafío de la escasez de profesionales y técnicos, se suma otro menos evidente pero de tremenda importancia en el mediano y largo plazo, que es la calidad del recurso humano en Chile. La calidad debe partir de una base de definiciones sustentables y compatibles con la globalidad de las prácticas TIC, de las competencias y roles de dichos profesionales y técnicos; equivalentes en todas partes del mundo.
En otras palabras, no redescubrir la rueda en Chile, y que tanto la Academia como la empresa suscriban modelos globales de competencias que permiten eficientar las definiciones de roles y estructura TI, procesos de reclutamiento y selección, capacitación, externalización de servicios y conformación de equipos multidisciplinarios TIC. En este sentido, una clara innovación en Capital Humano, y que se ha convertido en el idioma comúnmente aceptado globalmente para las habilidades y competencias TIC, es el marco de competencias SFIA (Skills Framework for the Information Age).
Nacido en Inglaterra en 2003, como resultado del trabajo realizado entre el gobierno del Reino Unido, las universidades, las asociaciones gremiales y las principales empresas de TI del mundo, con el objeto de definir las habilidades requeridas para un área u organización, y los niveles de madurez que requieren dichas habilidades, SFIA se ha convertido en el estándar mundial para la gestión de competencias de TI.
Innovación en formación TIC
En nuestro país si bien se ha adoptado con más lentitud de la requerida, ya hay “innovadores” locales que han puesto prioridad a este pilar “estructural”, partiendo por ACTI, quien además será entidad certificadora, junto a dos Institutos Profesionales privados, cuyas Escuelas de Tecnologías han rediseñado sus mallas y carreras bajo SFIA.
Por el lado de las empresas hay innovadores como Kibernum y otras empresas corporativas, que han partido su proceso de rediseño al alero de dicho estándar, cuyos líderes han visto la oportunidad de ser los primeros en adoptarlos y recoger sus beneficios anticipadamente. Otra manera diferente y rentable de innovación en el campo de las TICs, su capital humano, sin el cual dificilmente se podrán empujar otras iniciativas avanzadas y de valor, generando capacidades de interactuar con mercados y actores desarrollados de igual a igual. Su adopción más extensa en empresas y educación superior, sin lugar a dudas, será un acelerador clave del desarrollo del ecosistema de innovación en el país.
