Javier Lobos García.

La suerte existe para quien la desea, para quien trabaja por ello. Levantarse temprano, atreverse a tomar la oportunidad, estudiar, informarse de lo que pasa en el mundo que nos rodea, son acciones diarias que aprendí desde muy temprano por las enseñanzas de mis abuelos y padres.

Por un lado, mis abuelos maternos, inmigrantes llegados de España, en la época de Franco, buscando mejores oportunidades en un lejano país llamado Chile. Por otro, los paternos, dos grandes y esforzadas personas que llegaron desde el norte de Chile también buscando oportunidades a la capital. De mis padres, emprendedores, quienes decían que el asunto no era quejarse por que alguien fuera el responsable de los lamentables destinos, sino que siempre somos los responsables por lo que ocurre con nuestro futuro. Una mezcla resultante de grandes personas que me ha hecho valorar la historia que mueve a cada uno y cómo, a pesar de las circunstancias, se atrae la suerte. Eso sí, ayudándola.

Con más de 13 años trabajando con socios chinos he comprendido algunas claves que nos diferencian del mundo oriental, y es posible usarlas a nuestro favor. La forma en que interpretamos las crisis es una de ellas, para ellos junto con la crisis nace simultáneamente la oportunidad, situación que nuestro lenguaje recoge como conceptos absolutamente contrarios.

Hay ocasiones en que me cuesta hablar de “éxito”, particularmente este año, en que como empresa hemos sido golpeados por múltiples dificultades, desde acusaciones infundadas, las que han quedado desmentidas luego de largos y complejos procesos de investigación; hasta conflictos internos a causa de nuestro acelerado crecimiento nacional, la falta de planificación y sistemas de control adecuados trajeron caos, incertidumbre, desgano y pusieron a prueba todas nuestras capacidades como personas y empresa. No obstante, prevaleció nuestro aprendizaje, acciones diarias y simples: levantarse más temprano, estudiar cada uno de los pasos, informarse adecuadamente y no dejar pasar las oportunidades. Creo que hemos sido favorecidos con todas las dificultades que nos ha tocado vivir este tiempo.

Fijar nuestra mente en las oportunidades que estas crisis han traído nos está permitiendo fortalecer los equipos y prepararnos para uno de nuestros mayores desafíos: la internacionalización de la compañía.

Si tuviera que hacer una lista de cuáles podrían ser las claves de éxito, partiría por decir que me parece de plano ambicioso de mi parte, y de una gran falta de humildad definir, cuáles son las claves del éxito, sin embargo estoy en condiciones de indicar qué elementos me han servido en este “camino al éxito”, pues la primera cosa que puedo decir sobre él es que es algo que se toca, pero que no se alcanza, pues cada vez que nos parece que hemos llegado a él, algo pasa que te deja claro que falta un gran camino por recorrer.

Así las cosas, me atrevo a resaltar algunas situaciones que a mi entender me han ayudado en este camino; importante parece ser tener una “visión clara”, una gran idea que sea simple de comunicar a nuestros colaboradores, que sea inspiradora y ampliamente comprendida. Esta debe ser llevada a cabo contra viento y marea, pues de lo que sí se está seguro en este “camino al éxito”, es que las dificultades sobran.

El segundo elemento clave es contar un equipo humano íntegro y comprometido, que pueda acompañarnos en la aventura, porque sin ello es prácticamente imposible alcanzar el objetivo. El mundo de hoy no funciona con quijotes solitarios, requiere de equipos y liderazgo. A todo esto debemos agregar un plan de acción con el máximo de detalle, objetivos claramente definidos, los que permitan guiar a nuestros colaboradores en la línea de lo que queremos y lo que no queremos lograr.

Finalmente debemos ser fieles a nuestros principios y valores, compartiéndolos con nuestros colaboradores, y exigiendo su irrestricto apego, lo que nos permitirá tener una organización sana y con objetivos comunes.

Por último, creo que el éxito existe, entendido como un camino sinuoso al que debemos ayudar día a día, y nunca olvidar que cuando viene la crisis, la oportunidad golpeará nuestra puerta, se los aseguro.