Fernando Abrego.

Con el tiempo hemos visto cómo se van alejando aquellos modelos de negocios donde las empresas y organizaciones se hacían propietarios de los activos para ser usados con un fin específico. Esto sigue siendo una realidad, pero ya en franca retirada, y la razón obedece principalmente a que se han transformado en entidades más eficientes en términos financieros y de flexibilidad.

Podemos analizar innumerables ejemplos: empresas que contrataban guardias de seguridad y hoy contratan un servicio de seguridad externo con infraestructura propia, o bien empresas que antes compraban las flotas de camiones para transportar sus productos y hoy decidieron, por un monto determinado, recibir el servicio de transporte de manos de un tercero. Estos casos permiten reducir costos en mantención, infraestructura, provisiones, etc., pudiendo así mejorar la rentabilidad de operación de una empresa. Y el software no es la excepción. Ha sido parte de estas decisiones de índole estratégicas de las empresas, pasando de modelos de compra de software (On premise model), a modelos de suscripción de Software as a Service (SaaS), tema que obviamente ha sido entendido también por los proveedores de estos programas y tecnologías, quienes han ido adecuando su oferta con miras a entregar servicios de calidad, con robustez y seguridad.

Bueno, la verdad es que mucho y en muchas perspectivas. Desde la financiera, por ejemplo, mejorando sus estados de flujo y resultados, donde pasan inversión de capital a costos de operación, predictibilidad de gastos, reducción de costos por mantención, administración y soporte de software, reducción de costos por hosting (Servidores y Datacenter).

Asimismo, se puede ver un claro beneficio de reenfoque de los recursos de tecnologías de información hacia el negocio y hacia proyectos más estratégicos. Así es como los roles de las áreas de TI pueden invertir sus energías y recursos en innovación y proyectos más estratégicos de mayor y más directo impacto en el negocio, dado que dispondrán de más tiempo y recursos, que antes se usaban en tareas de operación.

Otra perspectiva es la flexibilidad de los modelos de servicios de software, que se adaptan a la dinámica de las empresas cuyas organizaciones varían en cantidad de personas en el tiempo, por la naturaleza de sus negocios, muchas veces estacionales, o de proyectos con temporalidad definida y también teniendo tipos de usuarios diferentes asociados a diferentes roles y funciones existentes.

Los modelos de software como servicios están basados en el concepto de la computación de nube privada, pública o casos de nubes híbridas, que además de los beneficios ya mencionados, permiten impulsar otros aspectos positivos asociados a la dinámica de los negocios y que dicen relación con la productividad en sí misma, tales como: la movilidad, apalancada por cierto por la explosión de dispositivos como los smartphones y tablets, entre otros que utilizan las personas; la colaboración, como aspecto que permite ser más productivo y que la nube evidentemente facilita; las comunicaciones en todas sus formas; el co-working digital en tiempo real, que permite desarrollar tareas en cualquier momento, lugar o dispositivo, etc.

Pareciera ser que no existen límites con la tecnología de la nube y el software como servicio. Un punto importante que las empresas dejan atrás con los modelos de suscripción es la obsolescencia tecnológica, dado que en general la oferta de nube cuenta con una actualización y mejora permanente de sus característica y servicios, lo que podemos ver para aplicaciones de negocios, ERP, CRM, Ofimática, Infraestructura, etc. Esto genera una consecuencia muy positiva, debido que no debemos perder de vista que la tecnología es un factor relevante de modernización y competitividad para una empresa u organización y, por lo tanto, no es una buena opción estar en la obsolescencia.

La mitigación de riesgos informáticos tales como la interrupción de la continuidad operacional y la pérdida de datos, es otro factor que hay que considerar como beneficio cuando pensamos en la nube, más aún viendo que las situaciones inesperadas como un terremoto, una inundación, un aluvión, son ya parte de nuestra realidad y, por lo tanto, nos debemos hacer cargo también de aquellos riesgos.

El mundo trabaja como una gran red interconectada, y las nuevas generaciones ya lo saben y lo practican; por eso, ya están habituados a trabajar en modelos de nube. Son generaciones híper conectadas, acostumbradas a las redes dinámicas y expertas en las redes sociales; saben de creación de valor colectivo y en constante movilidad. Ellos, ya están tomando decisiones en las empresas y las organizaciones mirando esta perspectiva.

El software y los servicios en la nube serán las tecnologías que sostendrán a las empresas del mañana y que impulsarán a las economías locales y digitales de todo el mundo.