José Antonio Arribas, COO de Gigas.

Hoy, la tendencia es la nube o clouding. La capacidad de acceder a los datos desde cualquier lugar y dispositivo, con alta seguridad, inmediatez y flexibilidad, con ahorros importantes en varias áreas de las empresas, desde el acceso remoto de información clave para fuerza de ventas, hasta el almacenamiento físico de documentos administrativos o estratégicos.

El paso al cloud es un proceso al que antes o después hay que llegar, pero no son pocas las dudas que surgen a la hora de decidirse por una u otra solución, por uno u otro proveedor. A continuación, algunas respuestas a las preguntas más frecuentes en torno a este tema.

¿En qué fijarse cuando se busca emigrar al cloud?
En primer lugar, en que el servicio ofrezca una infraestructura flexible y escalable, en tiempo real y en base a las necesidades de cada empresa. Se acabó el tiempo en que la empresa tiene que esperar a las áreas técnicas y pierde una oportunidad de negocio; esto es provisión del servicio en tiempo real. En segundo lugar, pero quizá más importante, en los costos, porque el cloud puede significar un ahorro considerable para las empresas. Para dar una idea, una compañía puede invertir en un servidor propio cerca de US$16.000, mientras que la misma puede operar por exactamente el mismo servicio a solo US$200 mensuales.

¿Cuán flexible debe ser el servicio?
El proveedor debe ofrecer flexibilidad total, ese es el ideal. Entregar el servicio de infraestructura y que el uso que haga el cliente sea de acuerdo a sus necesidades. Los modelos de clouding óptimos permiten aumentar la capacidad, en la medida que se incrementa la demanda de las empresas por almacenamiento.

Por ejemplo, si el entorno web tiene una avalancha de conexiones debido a un acontecimiento en particular, está supeditado al tamaño máximo del servidor donde está alojada la página web. En el caso de un proveedor de excelencia, no existen tales limitaciones porque el servicio es tan escalable como el cliente lo requiera. Además, la modalidad es de pago por uso, es decir, el cliente solo paga por lo que se está utilizando.

Pero además de ser flexible, el cliente debe tener el control para manejar esos recursos garantizando un servicio inmediato. Lo ideal es poder manejar máquinas de forma remota y en tiempo real, para crear, modificar, configurar y administrar, a través de una web fácil de usar.

¿Quién es el público objetivo de cloud?
Principalmente la gran empresa, por las capacidades operativas, de seguridad, de estabilidad y rendimiento, pero el producto es tan modular que prácticamente cualquier empresa puede optar por este servicio. Lo ideal es buscar un proveedor que ofrezca un modelo y una estructura de costos que les permitan a todas las empresas tener acceso a esta infraestructura. Las compañías escalan en función de sus necesidades, por lo que la empresa proveedora debe acompañarlas en todo su desarrollo como compañías.

¿Qué seguridad debe entregar un servicio cloud?
Por defecto, los servicios deben tener un sistema de firewall sin costo, pero si se trata de un producto más estratégico se deben implementar medidas de seguridad adicionales. Asimismo, contar con datacenters que garanticen el alojamiento de información en la nube y con soluciones efectivas de contingencia, de manera de entregar una solución a una necesidad real de los clientes ante contingencias e interrupciones de servicio que pongan en riesgo -además de la infraestructura física de las compañías- la seguridad de su información y la agilidad en la reanudación de sus procesos.

Hoy, las empresas deben escoger proveedores de cloud capaces de garantizar, con un mínimo de recursos disponibles y sin grandes inversiones, la continuidad del negocio de sus clientes. Incluso si son afectados por un desastre, deben replicar el 100% de la infraestructura propia en cuestión de minutos.