Desde que Internet se convirtió en una red de banda ancha a nivel global, y la expansión de su uso la convierte en pieza esencial de ya casi todas las actividades sociales del ser humano, surge la duda de quién controla esta red, y qué papel deben jugar los que técnica y tecnológicamente le dan soporte a su existencia.

Desde 1993 se comenzó a discutir en el mundo entero sobre estas dudas, llevándose el sesgo del debate desde una perspectiva comercial a una discusión netamente ética, donde la principal pregunta es: ¿Debe ser Internet una red donde el tráfico sea igualitario para todos, independientemente del tipo, calidad o formato de la información que se intercambia? Ante esta cuestión, nace el principio de la neutralidad de red, que describe cuál debería ser el tratamiento del tráfico que circula a través de ella.

Según este principio, una red neutral es aquella que no restringe su uso ni acceso por: el tipo de hardware con el que se accede y los modos de comunicación permitidos, por contenidos, sitios y plataformas que se utilicen.

Es también un ámbito de la neutralidad la prohibición por parte de los proveedores de Internet (ISP) de bloquear o entorpecer el acceso de productos de su competencia.

Un ejemplo de lo que es una red no neutral se dio en Holanda, donde la compañía de telecomunicaciones Royal KPN NV realizaba cobros extra a los clientes que hacían uso de aplicaciones de textos gratuitos como WhatsApp y programas como Skype, ya que competían con el servicio de comunicaciones de la empresa. Fue tal el rechazo a que el acceso a ciertos contenidos se rija por los intereses de los proveedores, que finalmente se legalizó la neutralidad de la red.

Dentro de los promotores más destacados de la neutralidad está VintCerf, co-inventor del Protocolo de Internet, quien afirma que "Internet se diseñó sin ningún guardián sobre nuevos contenidos o servicios. Se necesita una regla de neutralidad de red suave, pero aplicable para que Internet continúe creciendo". Chile también pasó a la historia al ser el primer país que aprobó legalmente la neutralidad en la red a través de la Ley 20.453 de agosto de 2010.


Opositores a la neutralidad

Quienes más se oponen a la neutralidad de la red son las empresas operadoras, quienes consideran que la neutralidad atenta contra su derecho de actuar sobre su propiedad, es decir, las redes que mantienen y suministran a sus clientes.

Actualmente existen empresas de software que utilizan la red Internet para entregar servicios que compiten directamente con otros nichos de negocios de las operadoras de telecomunicaciones. Es el caso de la mensajería de texto como WhatsApp y las llamadas gratuitas entre equipos con Skype, y se dice que su existencia les ha producido considerables mermas en sus utilidades. Un estudio de la firma Ovum sugirió que estas aplicaciones han costado a las operadoras de teléfono unos US$13.900 millones en pérdidas de facturación por SMS durante 2011.

Hay también quienes se oponen a la neutralidad de la red porque consideran que crear leyes a algo que hasta el momento se ha desarrollado sin ellas, es “crear una solución que busca problemas”, y que reducirían los incentivos para actualizar las redes y lanzar servicios de nueva generación.

Dentro de estos argumentos, hay quienes recomiendan permitir la discriminación dentro de la red como Bob Kahn, coinventor del Protocolo de Internet, argumentando que las mejoras dentro de las redes se estimulan gracias a la libre competencia entre las ISP, donde la constante búsqueda de una red de mejor calidad para sus clientes generará avances que una red neutral; donde se prohíbe la segmentación no tiene por dónde incentivar.


Situación actual en Chile

En Chile, la ley promulgada en agosto de 2010 y que convierte a nuestro país en el primero del mundo en incorporar a su legislatura el principio de la neutralidad, hasta el momento ha permitido resolver 263 casos, de los cuales el 83% ha sido fallado a favor de los usuarios. La mayoría de estos procesos se refieren a disputas en las que el ancho de banda prometido por las compañías de telecomunicaciones no son las que realmente obtienen en sus hogares o empresas.

En este contexto, la Subtel encargó a NIC Chile desarrollar y disponer para todos los usuarios chilenos de Internet una herramienta que monitorea en forma periódica la calidad de acceso a la red que el usuario contrata en su hogar, con lo que se busca asegurar utilizar un criterio homogéneo, único y entendible para evaluar el acceso a la red y así poder ayudar al usuario a comparar un servicio ISP con otro.