El congresista Lamar S. Smith presentó en 2011 un proyecto de ley a discutir en el congreso llamado Stop Online Piracy Act (SOPA) o Ley HR 3261, cuya finalidad es "expandir las capacidades de la ley estadounidense para combatir el tráfico de contenidos con derechos de autor y bienes falsificados a través de Internet".

Una de las mayores trabas de perseguir la piratería en Internet es que los sitios desde los cuales se da acceso o se alberga contenido pirata no están alojados en territorio norteamericano, por lo que tomar acciones legales contra los piratas es prácticamente imposible. Por eso esta ley considera la necesidad de extender la responsabilidad del pirateo a los ISP, los sitios webs B2B, los motores de búsqueda y las redes sociales que permiten el acceso o intercambio de contenido con copyright.

Estas indicaciones hicieron que tres de los más grandes proveedores de contenidos de internet: Wikipedia, Google y Facebook, plantearan su absoluto rechazo a la iniciativa.

Para Alex Konanykhin, CEO de KMGi Group, uno de los puntos más polémicos de la Ley SOPA es el bloqueo a las webs que aunque estén radicadas en el extranjero, distribuyen contenido que es ilegal en Estados Unidos. "El tema es sensible porque su aplicación podría derivar en conflictos con otros países y porque deja flotando la interrogante sobre quiénes son los verdaderos ‘dueños’ de Internet."

Tal fue el revuelo en la red con la presentación de la Ley SOPA, que el pasado 18 de enero, la edición en inglés de Wikipedia y aproximadamente 7.000 sitios webs más pequeños apagaron sus servicios en Internet. Por el nivel de rechazo que la iniciativa obtuvo, el 20 de enero –dos días después del apagón- se pospuso su discusión para lograr un mayor consenso político.

El ACTA

El Anti-Counterfeiting Trade Agreement o ACTA es un tratado comercial entre varios países cuyo objetivo es controlar y combatir el comercio de productos falsificados y pirateados en los mercados globalizados. Hay poca información oficial sobre el acuerdo, ya que todavía está siendo negociado entre los países, sin embargo, hasta ahora reconocen su participación Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia y Nueva Zelandia, sumándose a la discusión la Unión Europa, México, Corea del Sur y Colombia.

Los detractores del ACTA basan sus reclamos en la poca información que se ha podido extraer, ya que al ser un acuerdo de comercio internacional tiene el carácter de confidencial y los que forman parte de la negociación no pueden difundir los temas debatidos.

El hecho de que Estados Unidos impulse sus esfuerzos por perseguir la piratería en acuerdos comerciales internacionales es para poder esquivar el escollo legal que implica tener que acusar y llevar a juicio a un sitio web para demostrar que difunde material con copyright. Por eso también esta iniciativa incluye una política de "warnings" que deberían aplicar las ISP, donde se avise a un dominio que está infringiendo leyes de copyright, y que si no elimina esos contenidos de la Red, será bloqueado.

La discusión en Chile

En nuestro país, a principios de febrero se dio a conocer en los medios de comunicación que la Dirección de Relaciones Económicas Internacionales del Gobierno chileno forma parte de las negociaciones de ingreso de Estados Unidos al TTP (Acuerdo de libre comercio formado por Brunéi, Chile, Nueva Zelanda y Singapur el 3 de junio de 2005), y que las restricciones que pone el país norteamericano es incorporar las iniciativas antipiratería del ACTA a este acuerdo comercial.

Al ser un tratado internacional, la DIRECON no entrega mayores antecedentes sobre el avance de las negociaciones.

Por qué se discuten estos temas

La pregunta inicial es por qué se discuten leyes y acuerdos como SOPA y ACTA, y por qué la industria tecnológica es citada cuando el tema es la propiedad intelectual. Esto porque la actual legislación mundial sobre propiedad intelectual fue creada en un mundo analógico, y no está preparada para un mundo digital, ni menos para Internet.

La Red se caracteriza por su amplitud y la libertad que entrega al usuario a la hora de intercambiar información, y no posee un control centralizado de lo que en ella ocurre. Sitios webs de descarga de música o películas no existen necesariamente en el mismo territorio de lo que se comercia en ellos, lo que hace prácticamente imposible el control.

Aplicar las leyes de propiedad intelectual de hoy implica aumentar los niveles de control sobre lo que se transmite en Internet, y la sola mención de esta idea genera anticuerpos en los defensores de Internet como una red de libre acceso.

Al respecto, Alex Konanykhin afirma que "queda en evidencia el dilema de combatir eficazmente la piratería sin alterar una de las grandes virtudes de Internet: la de servir como espacio libre para intercambiar información y conocimiento".

Como la propiedad intelectual es un tema que afecta directamente a mercados globales de gran peso, como la entretención, las tecnologías de información y la industria farmacéutica, sólo se puede asegurar que el tema se mantendrá en agenda por mucho tiempo, y es por el momento demasiado pronto para vislumbrar una solución.